3I/ATLAS: Un Fragmento de exoplaneta, no una nave extraterrestre, según un nuevo estudio

Una investigación científica desmonta las especulaciones más sensacionalistas sobre el tercer visitante interestelar, atribuyendo su origen a los restos de un mundo alienígena antiguo.

El cosmos ha vuelto a enviar un mensajero desde más allá de las fronteras de nuestro sistema solar. Designado como 3I/ATLAS, este objeto se convirtió en el tercer visitante interestelar confirmado, tras el enigmático 1I/‘Oumuamua y el cometario 2I/Borisov. Sin embargo, su aparición vino acompañada de una polémica inusual: la sugerencia de que podría tratarse de una sonda o nave extraterrestre. Frente a estas hipótesis, un nuevo y meticuloso análisis científico presenta una explicación más grounded en la astrofísica: 3I/ATLAS sería, en realidad, un fragmento de un exoplaneta, una pieza desgajada de un mundo distante que ahora viaja a través de la galaxia.

La Semilla de la Especulación

El detonante de la controversia fue el físico teórico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard. En un artículo que describió como un ejercicio “pedagógico”, Loeb y sus colegas plantearon la remota posibilidad de que el objeto pudiera tener un origen artificial. Sus argumentos se basaban en su trayectoria, inusualmente alineada con el plano de la eclíptica de nuestro sistema solar, y su considerable tamaño inicialmente estimado. Llegaron a esbozar, basándose en la “Hipótesis del Bosque Oscuro”, un escenario en el que el objeto podría ser hostil, una especie de artefacto enviado con intenciones desconocidas, quizás destructivas.

El Peso de la Evidencia Científica

3i atlas2 3I/ATLAS: Un Fragmento de exoplaneta, no una nave extraterrestre, según un nuevo estudio

Contra estas elucubraciones, un estudio reciente, liderado por Eahsanul Haque de la Universiti Teknologi Petronas y asociado al Instituto SETI, ofrece una explicación exhaustiva y natural para todas las peculiaridades de 3I/ATLAS. La investigación, disponible en el repositorio arXiv a la espera de revisión por pares, desgrana uno a uno los argumentos a favor de un origen artificial para desmontarlos con datos observacionales.

Haque explica que la alineación orbital de 3I/ATLAS, aunque estadísticamente poco común, es plausible para objetos expulsados de otros sistemas estelares. “El disco galáctico, donde se concentran la mayoría de las estrellas, está casi alineado con el plano eclíptico del sistema solar. Es plausible que los objetos interestelares expulsados sigan trayectorias similares”, afirma el científico. Asimismo, su trayectoria hiperbólica y su alta velocidad son consistentes con los mecanismos de eyección gravitacional observados en sus predecesores interestelares.

Uno de los puntos más críticos abordados es la ausencia de una aceleración no gravitacional. A diferencia de ‘Oumuamua, que mostró un pequeño “empujón” extra, 3I/ATLAS se mueve exclusivamente gobernado por la gravedad. “El hecho de que 3I/ATLAS no muestre esa aceleración es un argumento sólido contra la idea de una propulsión artificial”, subraya Haque. Su estructura, inferida por una curva de luz estable, tampoco sugiere una construcción tecnológica.

El Origen Verdadero: Un Fragmento de un Mundo Alienígena

Tras descartar un origen artificial, la investigación de Haque propone un escenario fascinante para el nacimiento de 3I/ATLAS. El análisis espectral del objeto muestra similitudes con asteroides primitivos y con el cometa interestelar 2I/Borisov, indicando una composición natural. Combinando estos datos con su trayectoria, que sugiere un origen en el disco grueso de la Vía Láctea —una región de estrellas antiguas—, el estudio concluye que el objeto podría ser un “fragmento clástico litificado procedente de una cuenca sedimentaria exoplanetaria”.

En términos más simples, 3I/ATLAS podría ser un pedazo de roca solidificada, posiblemente formada en presencia de agua líquida, que fue arrancado de la superficie de un exoplaneta tras una colisión cataclísmica. Este mundo original, mucho más antiguo que la Tierra, habría tenido tiempo suficiente para desarrollar procesos geológicos complejos, incluyendo la formación de lechos sedimentarios. El tamaño del visitante interestelar coincide con el de los fragmentos que tales impactos pueden generar.

La Navaja de Ockam en el Cosmos

Mientras las especulaciones de Loeb —quien en una publicación reciente mantuvo, contra toda evidencia, un pequeño porcentaje de probabilidad para su escenario artificial— capturan la imaginación del público, el rigor científico apunta a una verdad más profunda y no menos extraordinaria. 3I/ATLAS no es una nave espacial, sino algo quizás más valioso: una reliquia tangible de un planeta que orbita una estrella lejana. Su estudio ofrece a la humanidad una oportunidad sin precedentes para analizar directamente material de otro sistema planetario, un tesoro geológico que viaja a 58 km por segundo y que refuerza la idea de que los bloques de construcción de los mundos, y quizás de la vida misma, son un fenómeno común en la galaxia. La verdadera historia de 3I/ATLAS no es una de invasión, sino de conexión cósmica.

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