Los archivos ovni de la Aviación Militar Chilena
El pasado 11 de febrero se conmemoró un nuevo aniversario del nacimiento de la Escuela de Aeronáutica Militar del Ejército de Chile, entidad creada en el año 1913 y que se confirma con el libro Primeros en los Cielos de Patria (Bravo & Sánchez, 2022)
La aviación militar y la aviación naval cesaron sus funciones a partir de 1930, año en el que se crea la Subsecretaría de Aviación, actual Fuerza Aérea de Chile. A la postre, la rama aérea del ejército se reactiva durante el año 1970, siendo en la actualidad la Brigada de Aviación Ejército con base en el aeródromo La Independencia, en la histórica ciudad de Rancagua.
Pues bien, desde su reactivación la BAVE (Brigada de Aviación Ejército) posee la interesante cifra de ocho reportes de observaciones de ovnis, de los cuales siete de ellos están respaldados con informes oficiales entregados al organismo responsable de investigar este tipo de incidentes, me refiero a la Sefaa (Sección de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos) de la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil).
Dentro de estos ocho informes, existen dos que han sido fundamentales para la actividad ufológica a nivel nacional e internacional, los que veremos con detalle junto con las otras denuncias aeronáuticas.
El primer caso, corresponde a un audio del 26 de febrero de 1979, donde un avión Cessna 337, Sky Master, volando desde el sur próximo a la ciudad de Antofagasta, en vuelo instrumental nocturno, reporta el paso de un objeto luminoso con forma de “V” invertida, lo que además generó perturbaciones en sus sistemas de navegación y de comunicaciones. La observación también fue captada por el radar del aeropuerto Cerro Moreno, en la capital de la Segunda Región.
En segundo lugar, se encuentra un reporte del 02 de diciembre del año 1988, desde la ciudad de Arica, hecho acontecido entre las 10:50 y las 16:00 horas, donde un avión Cessna 172 (T-41) de la Aviación Ejército, informa a la Torre de Control del aeropuerto Chacalluta la presencia de un extraño objeto, muy alto, incluso superior al máximo alcanzado por la aeronave militar. En esa oportunidad se suman a esta observación dos aviones Cessna 337, de empresas pesqueras locales, y un avión de combate F-5E de la Fuerza Aérea de Chile, los cuales también llegan a sus máximos techos de servicio, sin poder alcanzar el extraño objeto que se mantuvo en vuelo lento entre Iquique y Arica, a una altitud calculada de 80.000 pies (24.000 metros).
En tercer lugar, el 31 de marzo de 1997 a las 21:05, también en Arica, un avión CASA 212 de Ejército notifica la observación de una luz que sobre la ciudad realizaba fulminantes movimientos verticales y horizontales, sumandos a un extraño acercamiento y alejamiento. Esto también fue observado por la Torre de Control del aeropuerto y por cientos de personas en la ciudad. Este caso, sumado al desvío de otros vuelos en esos días, obligó a la autoridad aeronáutica a tomar medidas de prevención y de análisis de estas extrañas manifestaciones, dando así creación al CEFAA, (Comité de Estudio de Fenómenos Aéreos Anómalos), obra y gestión realizada por don Gustavo Rodríguez Navarro, Controlador de Tránsito Aéreo e investigador ufológico aeronáutico.
Como cuarto suceso, tenemos otro caso muy importante para el estudio del tema, ya que el día 27 de marzo del año 2000, un avión Cessna 550, Citation II del Ejército, volaba desde Santiago a Rancagua a las 18:00 horas, cuando repentinamente un objeto gris, alargado, de 50 metros de largo aproximadamente se detiene frente al avión, para luego de un brusco viraje colocarse al costado derecho, a una distancia muy corta, volando paralelo a la aeronave por mas de un minuto aproximadamente, deteniéndose en forma brusca, para ascender en la vertical, trasladándose a una alta velocidad hacia la cordillera de la costa, donde finalmente desaparece. Este reporte es el que da inicio a una investigación oficial dentro de la Aviación Ejército, constituyéndose en un trabajo inédito, presentado en Chile el año 2002, en una descalcificación que luego se exhibiría en USA en el 2007.
Seguidamente, como número cinco, se encuentra el único reporte oficial de avistamiento ovni por parte de aeronaves de ala rotatoria, hecho sucedido en las proximidades a la ciudad de La Unión, decima región, por parte de tres helicópteros MD-530 militares el día 27 de octubre del año 2000. El informe señala que próximos al aeródromo “Los Maitenes”, un objeto cilíndrico sale de la superficie en vuelo muy lento, para realizar un zigzag acelerado, en ascenso, perdiéndose entre las nubes que estaban a una altura de 2000 metros aproximadamente.
En sexto lugar, está el reporte del 05 de noviembre del 2000 a las 22:00 horas, cuando un Controlador de Tránsito Aéreo Militar, en el aeródromo La Independencia de Rancagua, mientras supervisaba el lanzamiento de paracaidistas libres desde un avión CASA 235 (Nurtaneo) de Ejército, observa una extraña luz que se desplazaba desde el sur (San Fernando) hacia el norte (Angostura de Paine) en zigzag, a una alta velocidad y que además pasó por debajo de la aeronave militar. La luz observada, se desplazó en un tramo de aproximadamente 50 kilómetros en un minuto y medio de tiempo, pasando por la parte inferior del avión CN 235, mientras hacia un viraje de 180º para lanzar los paracaidistas.
El 13 de abril del año 2007, como séptimo reporte, figura un avistamiento denunciado por un avión Cessna 172 (T-41), del Ejército, el cual volaba en la zona de Rancagua y su tripulación observó una extraña luz brillante dentro de una capa nubosa a 6000 pies (2000 metros), por un lapso de dos minutos, luminiscencia que se desplazó a una alta velocidad entre las nubes, hasta desaparecer.
El último y octavo informe proviene desde la región de Atacama, cuando el 21 de marzo del año 2012, a las 22:05 horas se observó y reportó una extraña luz a los 11.000 pies (3400 mts), que aumentó su tamaño, cambió sus colores desde el blanco al rojo, pasado por matices rosado y naranja, para descender en línea recta y quedar vertical la localidad costera de Caldera, donde literalmente se apagó. Este incidente se desarrolló mientras se efectuaba el salto de paracaidistas libres en un entrenamiento de fuerzas especiales sobre el aeródromo Chamonate en Copiapó.
Con estos ocho reportes, de los cuales siete tienen informes oficiales, el Sefaa en la DGAC efectuó las investigaciones correspondientes, no pudiendo dar una explicación convencional a ninguno de ellos, lo que deja de manifiesto que los fenómenos aéreos anómalos son reales y que, en algunos casos, constituyen un peligro para las operaciones aéreas.
Este es el sentido con el cual se trabaja esta temática en el mundo aeronáutico, es decir, se intenta acercamiento al fenómeno, mediante un estudio de los efectos de las manifestaciones denunciadas o registradas, más que buscar sus potenciales causas.
Si de algo sirven estos reportes también, es para comprender el irrisorio conocimiento que poseemos sobre el origen de estos fenómenos, sobretodo los casos de alta extrañeza. Es ahí la importancia de acrecentar los análisis e invitar al mundo académico a una reflexión abierta y un estudio multidisciplinario, con tal de acercarnos a una temática que es claramente fascinante, pero a la vez esquiva, compleja y que sigue llenándonos de preguntas más que respuestas. Hay mucho por descubrir.