Científicos y el fin de nuestro astro rey: Fascinante pero aterrador desenlace del Sol

Los científicos han logrado vislumbrar el fascinante desenlace del Sol, la estrella que ha sido el faro de nuestro sistema solar durante miles de millones de años. Si bien este evento cataclísmico ocurrirá en un lejano futuro, dentro de unos 10 mil millones de años, lamentablemente la humanidad no será testigo de este impresionante espectáculo cósmico. Nuestra permanencia en la Tierra se limita a un modesto plazo de alrededor de mil millones de años más debido a un proceso gradual e inexorable: el aumento constante de la luminosidad del Sol. Este proceso, condenará a nuestro planeta a volverse inhabitable a medida que los océanos se evaporan y la superficie se convierte en un yermo árido.

De acuerdo con un reporte de Science Alert, el Sol está destinado a transformarse en una gigante roja, un evento que ocurrirá aproximadamente 5 mil millones de años antes de su fallecimiento. Durante esta transición, el núcleo del Sol se encogerá, mientras que sus capas exteriores se expandirán, engullendo las órbitas de los planetas cercanos, incluyendo nuestra querida Tierra, en el abrasador abrazo de su atmósfera en constante expansión.

Lo que resulta particularmente intrigante es lo que ocurrirá después de esta fase de gigante roja. Estudios previos habían sugerido que para que una estrella se transforme en una brillante nebulosa planetaria, esta debía ser inicialmente hasta dos veces más grande que el Sol. Sin embargo, un estudio realizado en 2018 empleando modelos computacionales avanzados arrojó una revelación sorprendente: como aproximadamente el 90 por ciento de las otras estrellas, el Sol probablemente pasará de ser una gigante roja a convertirse en una enana blanca antes de su dramático final como una nebulosa planetaria.

Cuando una estrella, similar al Sol de la Tierra, se aproxima a su inevitable deceso, expulsa al espacio una masa de gas y polvo que puede representar hasta la mitad de su propia masa. A medida que el núcleo de la estrella agota su combustible y se desvanece en la penumbra de la extinción, esta masa de gas y polvo comienza a brillar intensamente durante un periodo relativamente breve en términos astronómicos, aproximadamente 10,000 años, creando así una nebulosa planetaria de una belleza visualmente impactante.

Algunas de estas nebulosas planetarias brillan de forma tan intensa que pueden ser observadas desde distancias cósmicas, midiendo decenas de millones de años luz. El estudio sobre el destino del Sol, liderado por el afamado astrofísico Albert Zijlstra de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, también ha logrado predecir el ciclo de vida de diversas estrellas y determinar el brillo de las nebulosas planetarias asociadas con estrellas de diferentes masas.

Entre las nebulosas planetarias más emblemáticas se incluyen la Nebulosa de la Hélice, la Nebulosa del Ojo de Gato, la Nebulosa del Anillo y la Nebulosa de la Burbuja. Es importante destacar que se les denomina “nebulosas planetarias” no porque tengan alguna conexión con planetas, sino porque, en los albores del descubrimiento de estos fenómenos celestiales por William Herschel a finales del siglo XVIII, se asemejaban a los planetas tal como se veían a través de los telescopios de esa época.

Aunque la muerte del Sol y su transformación en una nebulosa planetaria es un suceso que ocurrirá en un futuro inalcanzable para nuestra especie, el conocimiento de estos procesos cósmicos nos permite comprender mejor el ciclo de vida de las estrellas y apreciar la belleza y complejidad del universo en el que habitamos, incluso si no estaremos presentes para presenciar este grandioso espectáculo astronómico.La a

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