Las estrellas de mar en realidad no tienen brazos ni cuerpo.
Laurent Formery, biólogo de la Universidad de Stanford, publicó los resultados de un estudio sobre estrellas de mar que plantea un nuevo misterio para los científicos. La mayoría de los seres vivos del planeta Tierra tienen simetría bilateral y, en la etapa larvaria, las estrellas de mar no se diferencian de otros animales en este sentido. Pero luego, por razones desconocidas, adoptan una forma de simetría radial, formando lo que la gente llama erróneamente “patas” o “rayos”.
La tomografía de ARN funciona de maravilla; por ejemplo, se puede utilizar para rastrear qué genes están involucrados en la creación y desarrollo de ciertas partes del cuerpo de un ser vivo. En el caso de las estrellas de mar, resultó que todo su cuerpo tiene genes de “cabeza”. En otras palabras, estas criaturas no tienen un cuerpo como tal. Lo único que vemos es una cabeza muy extraña, demasiado grande, que por alguna razón también ha sido dividida en varias ramas.
Lo que es aún más intrigante es que los fósiles antiguos proporcionan una pista: en un pasado muy lejano, los antepasados de las estrellas de mar tenían cuerpo y cabeza. O, más correctamente, una clara división del cuerpo en varias partes funcionalmente diferentes. Sin embargo, los datos disponibles son fragmentarios y sólo agravan la complejidad del misterio. ¿Por qué, a diferencia de otros habitantes del planeta, las estrellas de mar durante la evolución se convirtieron en cabezas vivientes?