NASA presenta una Revolucionaria Vela Solar en el Centro de Investigación Langley
En el Centro de Investigación Langley de la NASA, ubicado en Hampton, se llevó a cabo una exhibición asombrosa el martes por la tarde. En el corazón de esta presentación se encontraba el modelo de la última innovación espacial de la NASA: una vela solar de vanguardia. Este dispositivo, que evoca la imagen de una cometa gigante de papel de aluminio, promete transformar la exploración espacial como la conocemos.
El líder de ensamblaje, integración y pruebas, Greg Dean, describió la versatilidad de esta nueva vela: “Se podría usar esto para transportar un instrumento científico”. La belleza de esta tecnología radica en su capacidad para reducir la necesidad de combustible en los viajes espaciales, un desafío significativo que enfrentan los científicos al enviar objetos al espacio.
La vela solar en cuestión, que mide aproximadamente 860 pies cuadrados, tiene un costo estimado de alrededor de 20 millones de dólares. Sin embargo, su tamaño no refleja su volumen real, ya que se pliega de manera compacta en una caja del tamaño de un microondas. Una empresa planea lanzar esta innovación al espacio desde Nueva Zelanda, con la NASA apuntando a una fecha de lanzamiento tan temprana como el 23 de abril.

El ingeniero jefe, Dr. Jay Warren, explicó el funcionamiento de esta vela revolucionaria: en lugar de depender de motores de cohete y combustible, se despliega utilizando la energía del sol para propulsarse en el espacio, de manera similar a cómo el viento impulsa las velas de un barco. Warren destacó la importancia de las barreras compuestas, elementos fundamentales de esta tecnología, que son resistentes, enrollables y plegables.
El potencial de estas velas solares es vasto. Aparte de su utilidad inicial para la exploración científica, podrían emplearse para una variedad de aplicaciones, incluida la detección avanzada de fenómenos solares y la construcción de estructuras en la Luna. El Dr. Matt Chamberlain, jefe de la rama de dinámica estructural del Centro de Investigación Langley de la NASA, compartió su entusiasmo por la posibilidad de utilizar las botavaras de las velas como torres de comunicación.
El proceso de desarrollo de esta tecnología tomó alrededor de cinco años y requirió la colaboración entre el Centro de Investigación Langley en Hampton y el Centro de Investigación Ames de la NASA en California. Una vez completada la misión, la vela regresará a la Tierra, donde se quemará al reingresar a la atmósfera.
“Después de cinco años, a través de COVID, cuando nos cerraron, y luego cuando comenzamos a regresar finalmente para trabajar lentamente en esto, es un poco surrealista verlo finalmente salir al espacio”, expresó Chamberlain.
Con una misión estimada de seis a nueve meses, esta vela solar promete abrir nuevas fronteras en la exploración espacial y sentar las bases para futuras innovaciones en la ciencia y la tecnología espaciales.
