La laguna legal permite que los EE. UU. puedan ocultar evidencia UAP

Un análisis detallado de cómo una brecha en la definición de UAPs (fenómenos aéreos no identificados) podría estar permitiendo al gobierno y a contratistas privados retener información crítica sobre avistamientos en el espacio exterior.

En los últimos años, el interés por los fenómenos aéreos no identificados (UAPs, por sus siglas en inglés) ha crecido exponencialmente, especialmente después de que el gobierno de los Estados Unidos reconociera la existencia de avistamientos inexplicables reportados por pilotos militares. Sin embargo, una laguna legal en la definición de estos fenómenos podría estar permitiendo que agencias gubernamentales y contratistas privados retengan evidencia crucial sobre objetos no identificados que operan en el espacio exterior. Esta es la tesis central presentada por Dillon Guthrie, ex asesor de políticas del Capitolio y abogado, en un artículo publicado en el Harvard National Security Journal.

La “brecha de definición” en los UAPs

Dillon Guthrie, quien trabajó como asistente legislativo del senador John Kerry y posteriormente para el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, argumenta que la redefinición de los UAPs ha creado una “brecha de definición” que permite a las agencias de defensa e inteligencia eludir la obligación de informar sobre ciertos fenómenos. Originalmente, estos eventos se clasificaban como “objetos voladores no identificados” (OVNIs), pero en 2021 se cambió a “fenómenos aéreos no identificados” (UAPs), y en 2022 se amplió aún más a “fenómenos anómalos no identificados”.

Guthrie explica que, bajo la definición actual, los UAPs se dividen en tres categorías:

Fenómenos aéreos no identificados: objetos o eventos en el aire que no pueden ser explicados de inmediato.

Fenómenos sumergidos no identificados: objetos o eventos en el agua que no tienen una explicación clara.

Fenómenos transmedio: objetos que transitan entre el espacio, la atmósfera y los cuerpos de agua.

Sin embargo, según Guthrie, la definición actual no incluye explícitamente los fenómenos que ocurren exclusivamente en el espacio exterior. Esto significa que cualquier objeto no identificado que opere solo en el espacio podría ser excluido de los informes requeridos por la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA).

El impacto de esta laguna legal

Esta brecha en la definición tiene implicaciones significativas. Por ejemplo, en noviembre de 2023, la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO) del Departamento de Defensa reveló que, de los 757 casos reportados en su informe anual, 49 involucraban avistamientos de UAPs en el espacio exterior. Sin embargo, ninguno de estos casos se originó a partir de sensores espaciales, sino que fueron reportados por pilotos militares o comerciales y observadores terrestres.

Chris Mellon, ex subsecretario adjunto de Defensa para Inteligencia, ha cuestionado esta falta de datos. En un ensayo reciente, Mellon se preguntó por qué los sistemas de vigilancia espacial de EE. UU., como el Sistema de Vigilancia Electro-Óptica del Espacio Profundo (GEODSS), no han capturado evidencia de estos fenómenos. Mellon sugiere que esto podría deberse a un “fracaso en los informes” o a la retención deliberada de información.

Casos históricos y tecnología avanzada

Uno de los casos más conocidos es el incidente del USS Nimitz en 2004, donde pilotos de la Marina observaron un objeto con forma de “Tic Tac” que realizaba maniobras imposibles para la tecnología conocida. Kevin Day, un operador de radar que estuvo presente durante el incidente, afirmó que los objetos fueron rastreados a altitudes extremadamente altas, alrededor de 80,000 pies, lo que sugiere una conexión con el espacio exterior.

Además, Mellon compartió una experiencia personal relacionada con el sistema GEODSS en la década de 1990, cuando se registraron objetos brillantes que no coincidían con ningún fenómeno conocido. Estos eventos, según Mellon, no fueron investigados a fondo debido a la falta de incentivos para reportar datos inusuales en ese momento.

La necesidad de una supervisión centralizada

Guthrie y otros expertos, como Luis Elizondo, ex funcionario del Pentágono, han abogado por la creación de un punto de contacto único dentro del gobierno para abordar el fenómeno de los UAPs. Actualmente, múltiples agencias, incluyendo la CIA, la NASA, el Departamento de Energía y el Pentágono, están involucradas, pero no hay una coordinación centralizada. Esto ha llevado a una falta de transparencia y a la posibilidad de que información crítica se pierda en la burocracia.

Guthrie sugiere que, además de redefinir la terminología, es necesario establecer un enfoque de “todo el gobierno” para cerrar las lagunas legales y garantizar que los datos sobre UAPs sean compartidos y analizados de manera adecuada.

La laguna legal en la definición de los UAPs representa un desafío significativo para la transparencia y la investigación científica. Si bien el gobierno de los EE. UU. ha dado pasos importantes para reconocer y estudiar estos fenómenos, la falta de una supervisión centralizada y una definición clara permite que información potencialmente transformadora se mantenga en secreto. Para avanzar, es esencial que los legisladores aborden estas brechas y establezcan un marco legal que garantice la rendición de cuentas y el acceso a los datos críticos.

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