Investigaciones históricas y testimonios revelan posibles programas de estudio de objetos y seres no humanos en Rusia y China
A lo largo de la historia, numerosos testimonios y documentos clasificados han insinuado la posibilidad de que gobiernos de distintas naciones hayan capturado y estudiado tecnología y restos biológicos de origen extraterrestre. Aunque ninguna autoridad ha confirmado oficialmente estos hechos, filtraciones y declaraciones de exfuncionarios sugieren que programas secretos habrían existido en instalaciones altamente restringidas. Dos de los casos más intrigantes provienen de la antigua URSS y de la República Popular China, donde bases militares ocultas habrían albergado estos misterios.
Sverdlovsk-44: El Proyecto Omega y los Secretos de los Urales
Novouralsk, conocida hasta 1994 como Sverdlovsk-44, es una de las ciudades más herméticas de Rusia. Fundada en 1941 como un centro industrial estratégico, albergó instalaciones científicas y militares de alto secreto. Entre sus peculiaridades geográficas destacan la roca Piedra Colgante y los enigmáticos ídolos de Bunarskie, formaciones rocosas de aspecto casi artificial.
Sin embargo, lo más intrigante son los rumores sobre su posible conexión con investigaciones extraterrestres. En la década de 1980, Alexander Ilyin, un exempleado de un instituto secreto, reveló la existencia del “Proyecto Omega”, un programa soviético dedicado al análisis de tecnología alienígena. Según Ilyin, en laboratorios subterráneos se habrían guardado fragmentos de ovnis y cuerpos de seres no humanos recuperados de un accidente en Kazajistán.
En 1991, una filtración de documentos clasificados añadió credibilidad a estas afirmaciones. Los papeles sugerían que, en 1948, se descubrió un objeto no identificado cerca de Sverdlovsk-44 con restos biológicos extraterrestres, los cuales fueron sometidos a análisis exhaustivos por científicos soviéticos.
Bao’an: El Área 51 de China y el “Invitado Celestial”
China, conocida por su hermetismo en asuntos de seguridad nacional, también ha sido vinculada a investigaciones secretas sobre fenómenos extraterrestres. En la provincia de Gansu, cerca de la frontera con Mongolia, entusiastas descubrieron mediante imágenes satelitales una base militar oculta en una zona desértica habitada por la etnia mongol Baoan.
Este complejo, apodado “Bao’an” por investigadores, podría albergar una enorme instalación subterránea. Según testimonios de residentes locales, en 1999 un objeto no identificado se estrelló en las inmediaciones, lo que habría desencadenado su estudio en secreto. En 2002, Li Zhen, un exempleado del departamento militar chino, filtró información sobre el “Proyecto Invitado Celestial”, una iniciativa dedicada a analizar tecnología alienígena. Zhen afirmó que en los túneles de Bao’an se conservaban restos de ovnis y especímenes biológicos de origen desconocido.
En 2010, imágenes satelitales filtradas mostraron estructuras subterráneas masivas en la zona, avivando las teorías sobre su posible uso para almacenar artefactos extraterrestres.
Conclusión: Entre el Mito y la Realidad
A pesar de la falta de confirmación oficial, los testimonios y documentos filtrados pintan un panorama intrigante sobre posibles programas de investigación extraterrestre en Rusia y China. La combinación de relatos históricos, declaraciones de exfuncionarios y evidencia circunstancial mantiene viva la discusión sobre si estas potencias han logrado capturar y estudiar tecnología no humana. Hasta que no se desclasifiquen más archivos, el enigma de las bases secretas seguirá siendo un tema de debate entre escépticos y creyentes.