Tres mujeres de Kentucky vivieron una abducción extraterrestre documentada con evidencias físicas y secuelas duraderas
El 6 de enero de 1976, tres mujeres de Stanford, Kentucky, vivieron una de las experiencias más perturbadoras jamás registradas en la historia de los fenómenos OVNI. Mona Stafford, Louise Smith y Elaine Thomas, todas respetadas miembros de su comunidad, se convirtieron en protagonistas involuntarias de un incidente que desafía toda explicación racional. Lo que comenzó como una tranquila cena para celebrar el cumpleaños de Stafford se transformó en una noche de terror, tiempo perdido y secuelas físicas que las marcarían de por vida. Este caso, investigado a fondo por organizaciones como MUFON y respaldado por evidencia física, testimonios coincidentes y pruebas de polígrafo, sigue siendo considerado uno de los encuentros con OVNIs mejor documentados de todos los tiempos.
Todo ocurrió después de que las mujeres salieran del restaurante Redwood alrededor de las 11:15 p.m. Louise Smith conducía su Chevrolet Nova por la autopista 78 cuando, de repente, un objeto rojo brillante apareció en el cielo nocturno. Inicialmente, pensaron que era un avión en llamas, pero pronto se dieron cuenta de que se trataba de algo mucho más extraño. El objeto, descrito como un disco metálico con una cúpula en la parte superior y un anillo de luces rojas, comenzó a seguirlas. En cuestión de segundos, el automóvil aceleró hasta 137 km/h sin que Louise pisara el acelerador. Una luz blanca azulada inundó el interior del vehículo, provocando una intensa sensación de ardor en sus ojos y piel. Lo último que recordaron fue ser arrastradas hacia un pastizal cercano.
Cuando recuperaron la conciencia, descubrieron que habían perdido una hora y veinte minutos de su viaje. A pesar de que el trayecto normalmente tomaba 45 minutos, llegaron a casa de Smith a la 1:20 a.m., confirmando que algo inexplicable había ocurrido. Además del tiempo perdido, presentaban síntomas alarmantes: quemaduras en la piel, irritación ocular extrema y una sed insaciable. Al día siguiente, intentaron reportar el incidente a las autoridades, pero no recibieron ayuda inmediata. Sin embargo, la noticia llegó a la prensa, y pronto el caso llamó la atención de investigadores de fenómenos OVNI.
La investigación, liderada por Jerry Black de MUFON, reveló detalles aún más inquietantes. Las tres mujeres mostraron marcas físicas inexplicables, incluyendo una mancha gris rosada en la nuca de Smith. Su salud se deterioró rápidamente: pérdida de peso, debilidad extrema y problemas psicológicos. Incluso el periquito de Smith reaccionó con terror ante su presencia, un comportamiento que se repitió con otras aves antes de que el animal muriera meses después. Además, objetos electrónicos como relojes y el sistema del auto fallaron repetidamente, sugiriendo una interferencia electromagnética.
Para profundizar en el caso, las mujeres fueron sometidas a hipnosis regresiva por el Dr. Leo Sprinkle. Bajo trance, revelaron detalles escalofriantes: habían sido llevadas a bordo de una nave y examinadas por seres de apariencia no humana. Stafford describió un “ojo morado brillante” que le causó un dolor insoportable, mientras que Thomas recordó humanoides de aproximadamente 1.20 metros de altura con ojos azules membranosos. Smith, aunque reacia a describir a sus captores, sintió sus manos “como puntas de alas dentadas”. Todas coincidieron en que los seres se comunicaban telepáticamente y que las sometieron a procedimientos médicos invasivos, incluyendo la aplicación de un líquido tibio en sus cuerpos.
El caso se fortaleció con testimonios independientes. Una pareja anónima reportó haber visto un objeto luminoso cerca de Stanford esa misma noche, mientras que dos adolescentes persiguieron un OVNI hasta Danville. Incluso el dueño de la propiedad donde ocurrió el incidente describió un haz de luz blanca proyectado hacia el suelo. Estos relatos, sumados a las pruebas de polígrafo que las tres mujeres aprobaron sin indicios de engaño, reforzaron la credibilidad de su historia.
A pesar de las décadas transcurridas, el secuestro de Stanford sigue sin una explicación convencional. Las secuelas físicas y emocionales en las testigos, la evidencia recopilada y la consistencia de sus testimonios bajo regresión hipnótica lo convierten en un caso único. Para Stafford, Smith y Thomas, aquella noche no fue solo un relato, sino una experiencia traumática que las acompañó el resto de sus vidas. Hoy, el incidente permanece como uno de los enigmas más intrigantes de la ufología, recordándonos que, en un universo vasto y desconocido, aún hay fenómenos que desafían nuestra comprensión.