Un estudiante de periodismo testigo de un avistamiento de un objetos no identificados sobre una base militar en Nuevo México. Cuarenta años después, las amenazas a su familia revelan un encubrimiento inquietante.
En enero de 1976, la Base Aérea Cannon en Nuevo México se convirtió en el epicentro de un evento OVNI que involucró a testigos civiles, militares y tecnología aeronáutica de punta. Bruce, un estudiante de periodismo y observador de tormentas, documentó lo que las autoridades nunca reconocieron oficialmente: una flotilla de objetos voladores no identificados que superaron en maniobrabilidad a los cazas F-111 de la USAF. Años más tarde, su decisión de hablar públicamente desencadenó amenazas anónimas y vigilancia clandestina, sugiriendo que el caso sigue siendo relevante para ciertos intereses.
El Incidente: Luces que Desafiaron la Lógica
La noche del 21 de enero de 1976, Bruce se encontraba en una zona remota cerca de Clovis, Nuevo México, realizando pruebas para la emisora de radio donde trabajaba. Fue entonces cuando observó dos luces descendiendo en formación, adoptando la clásica forma de platillo con cúpula superior y un resplandor rojo-azulado. Según su relato, los objetos tenían entre 30 y 50 metros de diámetro y flotaban en silencio antes de dirigirse hacia la base aérea.
Lo más intrigante fue el efecto electromagnético: las luces de los edificios cercanos se atenuaron al paso de los OVNIs, un detalle corroborado por personal militar esa misma noche. Bruce, sin su cámara en ese momento, registró todo con binoculares.
La Persecución: Cazas vs. Objetos Inexplicables
Al día siguiente, Bruce y un grupo de colegas subieron a la azotea de su residencia universitaria, equipados con una cámara y un telescopio. Cerca de la 1:00 a.m., cuatro objetos reaparecieron. Esta vez, la Base Aérea Cannon despachó cazas F-111 para interceptarlos. Lo que siguió fue un espectáculo aéreo imposible:
Los OVNIs realizaron giros de 90 grados a velocidades supersónicas, dejando atrás a los jets.
Un resplandor de plasma fue visible durante las maniobras.
Las luces de la pista se apagaron al paso de los objetos, confirmando su interferencia con sistemas eléctricos.
Bruce logró capturar una fotografía en blanco y negro de uno de los objetos, la única evidencia tangible del evento.
El Encubrimiento: Documentos y Amenazas
A través de contactos militares, Bruce supo que la base poseía registros de radar de los OVNIs, pero se le advirtió que no revelara la fuente. Un documento desclasificado bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) confirma que aviones despegaron esa noche, aunque sin explicación oficial.
El caso tomó un giro siniestro en 2004, cuando Bruce compartió su historia en el programa de radio de Jeff Rense. Horas después, recibió una llamada anónima:
“Destruye las fotos. Es lo mejor para ti y tu familia.”
El amenazante interlocutor conocía detalles íntimos de la vida de Bruce, incluyendo los movimientos de su familia. Días después, vecinos reportaron vehículos oficiales rondando su propiedad, un patrón de hostigamiento que recuerda a otros testigos de fenómenos aéreos anómalos.
Conclusión: Un Misterio que Persiste
El avistamiento de Cannon no es un caso aislado, pero sí uno de los mejor documentados por un testigo civil con credenciales periodísticas. La combinación de evidencia visual, testimonios militares y represalias posteriores sugiere que lo ocurrido en 1976 fue más que un ejercicio secreto.
Hoy, la foto de Bruce sigue desaparecida —ninguno de los paquetes enviados a investigadores llegó a su destino—, alimentando teorías sobre su supresión. ¿Fueron los objetos tecnología experimental o algo más? La respuesta, como el destino de aquella imagen, parece estar aún fuera de nuestro alcance.
Referencia
HBCC UFO RESEARCH Newsletter – Brian Vike, Director HBCC UFO Research