Científicos desarrollan una revolucionaria técnica no invasiva para corregir la visión mediante electricidad
Un hallazgo fortuito en laboratorio con ojos de conejo abre la puerta a una posible alternativa sin cirugía a las operaciones de miopía, utilizando corriente eléctrica para remodelar la córnea de forma precisa y reversible.
En un avance que podría redefinir el futuro de la oftalmología, un equipo multidisciplinario de investigadores del Occidental College y la Universidad de California, Irvine (UCI), ha descrito un novedoso y sorprendente método para corregir defectos de la visión. La técnica, aún en fase experimental, utiliza pulsos de corriente eléctrica de baja intensidad para modificar temporalmente la estructura del colágeno corneal, ablandándolo y permitiendo remodelarlo sin necesidad de incisiones quirúrgicas con láser o bisturí.
El descubrimiento, como ocurre a menudo en la ciencia, fue producto de la serendipia. El Dr. Brian Wong, profesor en la Facultad de Ingeniería Samueli de la UCI e investigador principal del estudio, se encontraba investigando la modificación química de tejidos biológicos para otras aplicaciones. “Nuestro objetivo inicial no era la corrección de la miopía”, admitió Wong. “Estábamos explorando las propiedades electroquímicas del colágeno y, de forma inesperada, nos percatamos de que podíamos inducir un estado de maleabilidad en la córnea que era completamente reversible. Inmediatamente reconocimos el enorme potencial de este hallazgo para la medicina”.
La córnea actúa como el lente externo del ojo, siendo la principal responsable de refractar la luz para que esta se enfoque nítidamente en la retina. Defectos en su curvatura, como los que causan miopía o hipermetropía, impiden este enfoque correcto. La solución convencional, durante décadas, ha sido la cirugía refractiva (LASIK, PRK), que utiliza láseres de alta precisión para tallar y eliminar microscópicas porciones de tejido corneal, alterando permanentemente su forma.
Frente a este enfoque ablativo, el método del equipo del Dr. Wong propone un camino radicalmente diferente. La técnica se basa en un principio biofísico fundamental: la córnea mantiene su rigidez y forma gracias a un vasto entramado de fibras de colágeno unidas por enlaces cruzados y un delicado balance de partículas cargadas (iones). Los investigadores descubrieron que al aplicar una corriente eléctrica débil y muy específica, pueden alterar momentáneamente este equilibrio iónico.
Este proceso, denominado “ablandamiento electroquímico”, hace que el tejido corneal se vuelva temporalmente flexible y moldeable, similar a la plastilina. En este estado, los científicos pueden aplicar un molde especializado de platino, diseñado con la curvatura ideal que necesita la córnea para corregir el defecto visual. Una vez aplicada la forma deseada, se interrumpe la corriente eléctrica. El tejido recupera entonces su rigidez natural, “congelándose” en la nueva configuración que permite un enfoque correcto de la luz.
Hasta la fecha, los experimentos se han llevado a cabo exitosamente en córneas de conejo en un entorno de laboratorio. De los 12 ojos tratados, en 10 se logró restaurar la forma ideal de la córnea sin dañar ni un ápice de tejido. El procedimiento demostró ser preciso, controlable y, lo que es más importante, reversible en teoría, lo que sugiere un perfil de seguridad superior al de las técnicas actuales.
No obstante, el camino hacia la aplicación clínica en humanos es largo y está lleno de incógnitas. Los investigadores deben aún determinar cómo adaptar el procedimiento para su uso en pacientes vivos, superando desafíos como la aplicación precisa de la corriente y el molde en un ojo humano sin afectar otras estructuras oculares. Se requerirán años de investigación preclínica adicional y ensayos clínicos rigurosos antes de que esta tecnología pueda ser considerada una alternativa viable a la cirugía láser.
El trabajo del Dr. Wong y su equipo representa un cambio de paradigma en la concepción de la cirugía refractiva. Pasar de un método sustractivo e irreversible a uno potencialmente ajustable y no invasivo marca un hito significativo. Si bien su aplicación en consultorios oftalmológicos no es inminente, esta investigación sienta las bases para una nueva generación de tratamientos que podrían, en un futuro, corregir la visión de millones de personas de una manera más segura, personalizada y menos invasiva, todo gracias a un feliz accidente en el laboratorio.