El Incidente OVNI de Pinecastle: El Día que la Guerra Electrónica de la Marina de EE.UU. Enfrentó lo Desconocido en Florida
Documentos y testimonios actualizados revelan nuevos detalles del enigmatico encuentro radar-visual de 1978, con maniobras que desafían la física y un encubrimiento oficial.
En la fría noche del 14 de mayo de 1978, una instalación de alto secreto de la Marina de los Estados Unidos dedicada a la guerra electrónica se convirtió, involuntariamente, en el epicentro de una de las investigaciones ovni más sólidas y técnicamente documentadas de la historia. Lo que comenzó con una llamada telefónica de un ciudadano confundido culminó en un evento de múltiples testigos, con seguimiento por radar y maniobras aéreas imposibles que, décadas después, sigue sin una explicación oficial.
El Avistamiento Inicial y la Respuesta de la Base
El incidente se desencadenó aproximadamente a las 22:05 horas, cuando la estación de seguimiento de campo de guerra electrónica de Pinecastle, ubicada cerca de Ocala, Florida, recibió una consulta de una mujer en Silver Glen Springs. La civil preguntaba si la base estaba lanzando bengalas, tras observar una luz anómala. El oficial de guardia, Robert Clark, negó cualquier actividad de ese tipo. Minutos después, una segunda llamada, de un hombre identificado como Rocky Morgan, reportó un objeto volador oblongo, de entre 15 y 18 metros de diámetro y de un color similar al de la luna, que sobrevoló su vehículo con una luz central intermitente muy brillante. Alertado, Clark contactó con el Control de Tráfico Aéreo de Jacksonville, confirmando que no había tráfico aéreo convencional en la zona.
Observación Instrumental y Radar
Junto con el controlador aéreo de la base, Gary Collison, Clark ascendió a una torre de observación. Desde allí, avistaron un grupo de luces silenciosas al oeste-noroeste, aparentemente fijas en un solo objeto. Se dio aviso al técnico de radar Timothy Collins, quien se incorporó a la observación. Tras verificar las luces con prismáticos, Collins procedió a activar el sistema de radar de seguimiento. Aproximadamente a las 23:20, el radar se fijó en un blanco sólido. La data confirmó la presencia de un objeto a muy baja altura –unos 30 metros– y a la distancia estimada visualmente. La firma radar era tan intensa como la de una torre de control, y el tamaño se estimó comparable al de un avión de pasajeros. El objeto desapareció de repente del radar y de la vista diez minutos después, solo para reaparecer minutos más tarde en una posición diferente, donde fue nuevamente observado visual e instrumentalmente antes de volver a esfumarse.
Las Maniobras Imposibles
Hacia la medianoche, la situación escaló. Un objeto –presumiblemente el mismo– fue detectado a tres millas al noroeste. En un lapso de apenas siete segundos, realizó una secuencia de maniobras que desafían cualquier tecnología conocida: se desplazó a más de 500 nudos (926 km/h), aceleró bruscamente y ejecutó un viraje cerrado que invirtió por completo su rumbo, cubriendo 15 millas (24 km) en los últimos dos segundos. Los cálculos indican que para lograr esta hazaña, el objeto habría necesitado acelerar a aproximadamente 7.700 millas por hora (12.390 km/h), una velocidad asociada a vehículos de reentrada orbital, no a vuelos a baja altitud. Tras este giro, el objeto se dirigió directamente hacia la base y redujo su velocidad de manera casi instantánea a apenas dos nudos (3.7 km/h), siendo captado nuevamente por el radar antes de desaparecer para siempre.
Una docena de personal militar y civil fue testigo de diversos aspectos del fenómeno. Carol Snyder, agente de apoyo, describió haber observado “tres luces muy borrosas: roja, blanca y verde” durante unos 30 minutos. La Marina inició una investigación desde Jacksonville que no arrojó conclusiones públicas. Allan Hendry, investigador del Centro de Estudios OVNI (CUFOS), realizó una investigación independiente exhaustiva, descartando explicaciones convencionales como bengalas, aviones o fenómenos astronómicos, y clasificando el caso como de “gran mérito”.
Un Testigo Clave Romrece el Silencio
Tres décadas después, el 5 de enero de 2009, un testimonio crucial añadió una nueva capa de profundidad al caso. Un hombre que se identificó como el guardia de la torre de vigilancia de turno esa noche, el Sr. Falkenhagen, contactó con la base de datos UFO Casebook. Falkenhagen corroboró la historia y añadió detalles significativos: afirmó que la base de la Estación Espacial Naval de Jacksonville despachó dos aviones de interceptación, y que el OVNI desapareció de todos los radares justo en el momento en que estos se aproximaban. También relató el comportamiento errático del radar de Pinecastle, “dando vueltas y vueltas, arriba y abajo”, y confirmó la orden expresa del oficial al mando de no discutir el incidente con nadie, un indicio claro de un encubrimiento oficial para evitar el escándalo.
El incidente OVNI de Pinecastle perdura como un rompecabezas técnico y una piedra angular dentro de la ufología. Combina lo mejor de los encuentros radar-visuales: múltiples testigos creíbles (militares y civiles), datos técnicos de radar incontrovertibles que registran performances aerodinámicas imposibles, y la sombra de la secrecy oficial. La revelación tardía de Falkenhagen no solo valida el relato original, sino que introduce el elemento de una respuesta militar encubierta. Más de cuatro décadas después, el caso permanece abierto, un recordatorio de que existen fenómenos aéreos que, incluso para la fuerza naval más poderosa del mundo, siguen siendo radicalmente desconocidos.
Referencia
Testigo ocular – John Falkenhagen – ufoskeptic.org