Se abre una nueva falla en el Atlántico: La Génesis de una futura zona de subducción con potencial de generar megaterremotos

Investigaciones científicas revelan la lenta pero inexorable formación de una nueva frontera tectónica bajo el océano, que predice un futuro de terremotos, tsunamis y la eventual reunión de continentes.

Una investigación geológica de gran alcance ha confirmado el desarrollo de una nueva falla tectónica en las profundidades del Océano Atlántico, un proceso geológico lento pero de consecuencias monumentales que, en un futuro lejano, podría reconfigurar el mapa del mundo y generar eventos sísmicos destructivos. El hallazgo, reportado inicialmente por Zakon.kz y detallado por publicaciones como Science Focus, resuelve un enigma sísmico de décadas y proyecta un escenario geológico completamente nuevo para la cuenca atlántica.

Tradicionalmente, el Atlántico ha sido considerado un océano “tranquilo” desde una perspectiva tectónica, especialmente si se compara con el Pacífico, rodeado por su famoso “Cinturón de Fuego”. Sin embargo, la historia sísmica de Portugal contaba una historia diferente. El país ibérico, alejado de los límites de placas conocidos, fue sacudido en 1969 por un potente terremoto cuyas características, analizadas posteriormente, presentaban las señales sísmicas inequívocas de una zona de subducción, un fenómeno que no debería ocurrir allí.

Este evento anómalo impulsó a un grupo de científicos a investigar a fondo el lecho marino al suroeste de Portugal. Mediante la combinación de datos sísmicos históricos, sondeos modernos del fondo oceánico y sofisticados modelos informáticos, los investigadores lograron descifrar el misterio. Descubrieron evidencias de un proceso de “estratificación del manto”, un mecanismo por el cual el agua de mar ha logrado penetrar y circular a través de las fracturas de la litosfera durante millones de años.

Este constante flujo de agua ha ido debilitando progresivamente las rocas del manto superior, alterando su composición y reduciendo su densidad. Este debilitamiento químico y mecánico ha creado las condiciones necesarias para que una sección de la placa tectónica comience a doblarse y a hundirse por debajo de otra, el proceso fundamental que define el nacimiento de una nueva zona de subducción.

Las implicaciones de este descubrimiento son profundas. Aunque el proceso avanza a un ritmo de centímetros por siglo, los científicos predicen que esta incipiente zona de subducción se convertirá, en un futuro geológico medido en millones de años, en una fuente potencial de terremotos de gran magnitud y tsunamis devastadores para las regiones costeras del Atlántico oriental.

A una escala de tiempo aún mayor, este fenómeno señala el inicio de un cambio tectónico global. La formación de una nueva zona de subducción en el Atlántico podría eventualmente invertir la expansión del océano, iniciando un proceso de cierre que, en cientos de millones de años, llevaría a la colisión y reunión de los continentes americano, europeo y africano, formando un nuevo supercontinente, tal como predice el ciclo de la tectónica de placas.

Este hallazgo subraya la naturaleza dinámica y en constante evolución de nuestro planeta, donde incluso las regiones consideradas estables guardan procesos geológicos activos que modelan lentamente el destino de la Tierra y de quienes la habitan.

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