Críticas en el Congreso a la AARO: Testigos Acusan al Pentágono de “Utilizar la Ciencia” para Ocultar la Verdad sobre los Fenómenos Aéreos No Identificados

En una audiencia histórica, legisladores y denunciantes exigen transparencia y protecciones robustas, argumentando que el enfoque científico del gobierno se emplea para desacreditar testimonios creíbles en lugar de investigarlos a fondo.

La tensión entre la demanda de transparencia absoluta y el protocolo de seguridad nacional llegó a un punto crítico en una audiencia del Congreso de los Estados Unidos. Bajo la dirección del Grupo de Trabajo sobre la Desclasificación de Secretos Federales, testigos militares y expertos criticaron abiertamente la estrategia oficial para investigar los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP), acusando a la oficina del Pentágono encargada del tema de utilizar el método científico no para explorar lo desconocido, sino para descartarlo sistemáticamente. El núcleo del debate: cómo puede el gobierno restablecer la confianza pública mediante la transparencia y la protección de denunciantes.

El Llamado a la Valentía y la Verdad

La representante Anna Paulina Luna (R-FL), presidenta del grupo de trabajo, estableció un tono solemne desde el inicio. En su declaración de apertura, afirmó que los UAP han estado históricamente “envueltos en secretismo, estigma y, en algunos casos, directamente descartados”. Subrayó que la audiencia no versaba sobre ciencia ficción, sino sobre “seguridad nacional, la responsabilidad del gobierno y el derecho del pueblo estadounidense a la verdad”. Luna instó a sus colegas a buscar la verdad “con valentía”, posicionándose del lado de la “transparencia y la rendición de cuentas”.

La Paradoja Científica: Herramienta de Descubrimiento o de Obstrucción

Uno de los testimonios más contundentes provino de analistas independientes. Alejandro Rojas, consultor de la red Enigma y veterano periodista del tema, expresó una frustración compartida por muchos en la comunidad investigadora: la paradoja de que se ensalce el papel de la ciencia mientras se critica a la única entidad que intenta aplicarla, la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) del Pentágono.

Rojas argumentó que, si bien es crucial basarse en evidencias y no solo en relatos anecdóticos, la AARO fue atacada en la audiencia en su ausencia precisamente por “utilizar la ciencia y encontrar respuestas”. “Como no les gustan las respuestas, culpan a la AARO”, afirmó Rojas, sugiriendo que algunos críticos rechazan los análisis científicos porque estos desmantelan sus ideas preconcebidas. Para él, el verdadero progreso reside en un esfuerzo robusto y transparente de recolección y evaluación de datos, no en debates políticos.

La Perspectiva Académica: La Evidencia como Único Camino

El profesor Avi Loeb, astrofísico de Harvard y director del Proyecto Galileo, brindó una perspectiva desde la ciencia pura. Encontró los testimonios de primera mano “creíbles e intrigantes”, pero recalcó que la discusión trasciende las relaciones públicas. “Este no es un concurso de popularidad, sino un tema de gran relevancia para la seguridad nacional y la ciencia”, declaró.

Loeb abogó por inundar el debate con datos de calidad científica, distinguiendo entre el dogmático, que oculta información incómoda, y el científico genuino, que se emociona ante lo desconocido. Su proyecto busca precisamente eso: mover la búsqueda de firmas tecnológicas extraterrestres de lo anecdótico a la investigación sistemática y confirmada.

Mark Rodeghier, del Centro de Estudios OVNI, se mostró satisfecho con el tono de la audiencia pero enfático en la necesidad de acciones concretas. Expresó su esperanza de que el evento impulse la aprobación de legislación crucial para desentrañar la posible participación oculta del gobierno y sus contratistas con los UAP.

Entre sus recomendaciones clave se encuentra la de llevar a los testigos a un Centro de Información Compartimentada Sensible (SCIF), una sala ultrasecreta bajo el Capitolio, para que puedan divulgar información clasificada a los legisladores lejos del ámbito público. Además, solicitó que el director de la AARO rinda cuentas en una audiencia y que se asignen fondos modestos pero significativos para la investigación académica de los UAP, un área que considera profundamente subfinanciada.

Michael Cifone, de la Sociedad para Estudios de UAP, introdujo un marco crítico para entender la complejidad del fenómeno: la “hipótesis de la mezcla”. Sostuvo que los informes de UAP no son un monolito, sino una amalgama de cuatro categorías: tecnología aeroespacial secreta estadounidense mal identificada; drones y plataformas de vigilancia adversarias; percepciones erróneas de fenómenos convencionales; y un pequeño residuo de casos genuinamente anómalos.

Esta mezcla, argumentó Cifone, hace que el tema sea inherentemente difícil de estudiar, no necesariamente por un encubrimiento extraterrestre, sino por la forma disfuncional en que la información se maneja dentro de la burocracia de seguridad nacional. La audiencia, pese a sus limitaciones, señaló que el Congreso comienza a tomarse en serio estos problemas estructurales.

Un Momento de Inflexión entre la Fe y la Evidencia

La audiencia del 9 de septiembre no desveló ninguna prueba definitiva de vida extraterrestre, pero sí expuso una fractura profunda en la forma en que el gobierno aborda lo desconocido. Por un lado, existe una presión legislativa y pública que pide fe en el testimonio de testigos creíbles y exige una verdad absoluta. Por el otro, existe un aparato de seguridad nacional que, comprensiblemente, prioriza el secretismo y un proceso científico meticuloso que, para sus críticos, a veces se confunde con el escepticismo obstinado.

Restablecer la confianza pública requerirá un camino intermedio: una transparencia radical dentro de los límites de la seguridad nacional, protecciones inquebrantables para los denunciantes y, sobre todo, la inversión en una investigación científica genuinamente independiente y transparente que pueda navegar la “hipótesis de la mezcla” y distinguir, por fin, la amenaza de la simple anomalía. El futuro de este esfuerzo dependerá de si el valor para enfrentar lo desconocido, como pidió la congresista Luna, logra traducirse en un proceso creíble y libre de prejuicios.

 

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