OSNIs en la costa Canadiense: El doble misterio de Shag Harbour y Shelburne que desafía la explicación

Testimonios de buzos militares y documentos desclasificados revelan décadas de secretismo en torno a encuentros submarinos con objetos no identificados, vinculando dos de los casos más intrigantes de la ufología moderna.

En el frío océano Atlántico, frente a las costas de Nueva Escocia, yacen dos enigmas separados por siete años pero unidos por un hilo común: la presunta presencia de objetos sumergidos no identificados (OSNIs). Mientras el incidente de Shag Harbour de 1967 ha sido ampliamente documentado, una historia paralela y menos conocida, surgida de un ejercicio militar de la OTAN en Shelburne, emerge desde las profundidades del secreto y el testimonio de veteranos, retratando un escenario aún más complejo y desconcertante.

El Avistamiento que lo Inició Todo: Shag Harbour, 1967

La noche del 4 de octubre de 1967, un grupo de adolescentes en Shag Harbour fue testigo de un espectáculo aéreo inusual. Varias luces anaranjadas, dispuestas en formación, cruzaron el cielo nocturno para luego descender en picado hacia la superficie del mar. Convencidos de haber presenciado un accidente aéreo, alertaron de inmediato a la Real Policía Montada de Canadá. Sin embargo, cuando las autoridades y la Guardia Costera llegaron al lugar, no hallaron restos de avión ni manchas de combustible. La única evidencia que flotaba en las aguas era una extensa y misteriosa espuma de color amarillo, un residuo que no se correspondía con ningún material aeronáutico conocido. La explicación oficial fue insatisfactoria, y el caso se archivó como un “fenómeno aéreo no identificado”.

La Pista Oculta: Shelburne y el Ejercicio de la OTAN

Tres décadas más tarde, el ufólogo Chris Styles reinició la investigación, impulsado por una pregunta recurrente de testigos: “¿Sabes lo de Shelburne?”. Lo que Styles descubrió no estaba relacionado directamente con Shag Harbour, sino con un incidente clasificado ocurrido en 1960. Según su investigación, recogida en su libro Sweep Clear 5: NATO’s UFO Encounter, durante un ejercicio de barrido de minas de la OTAN frente a la costa de Shelburne, la operación se vio interrumpida por un evento caótico. Testigos presenciales relataron que, tras una hora de normalidad, se desplegaron de urgencia buzos militares. Según las declaraciones de estos buzos de la Marina Real Canadiense, citadas por Styles, se encontraron con dos objetos con forma de disco en el lecho marino, uno de los cuales parecía dañado y el otro intentaba asistirlo.

El Muro de Secreto y la Orden de Olvidar

El relato de los buzos se torna más inquietante al detallar la reacción del mando. Afirman que se les ordenó regresar a la superficie y guardar silencio absoluto sobre lo que habían presenciado, bajo juramento de confidencialidad por más de treinta años. “Nos ordenaron que subiéramos a la superficie y que olvidáramos lo que habíamos visto”, relatan en el libro. Styles afirma haber localizado registros que indican que los barcos involucrados elevaron su estado de alerta a DEFCON 1, el nivel máximo de preparación para un conflicto bélico, lo que sugiere la gravedad con la que las autoridades militares percibieron la situación.

¿OVNIs Soviéticos o Naves Extraterrestres? La Confusión Inicial

En el ambiente de la Guerra Fría, la hipótesis inicial entre el personal no fue la visita extraterrestre, sino una incursión tecnológica soviética. Un veterano de la Fuerza Aérea entrevistado por Styles recordaba escuchar a los buzos hablar abiertamente sobre los “platillos voladores” en el fondo oceánico. No obstante, esta conversación fue abruptamente censurada por un oficial de la Marina de los EE. UU., quien instruyó a los hombres a referirse al objeto como un “submarino soviético” en el que estaban trabajando. Esta manipulación de la narrativa impidió una comprensión clara del evento y alimentó décadas de especulación.

Dos Enigmas Independientes en un Océano de Incógnitas

A pesar de los intentos por conectar ambos eventos, la línea de tiempo lo hace imposible: Shelburne ocurrió en 1960 y Shag Harbour en 1967. Styles concluye que se trató de dos incidentes separados, cada uno con su propia naturaleza y contexto. Sin embargo, la persistencia y la carga emocional de los testimonios de los veteranos, quienes a menudo se mostraban reacios a profundizar en sus recuerdos, le llevan a creer en la veracidad fundamental de sus relatos. Hoy, Shag Harbour capitaliza su fama como un imán para el turismo ufológico, mientras la historia de Shelburne permanece como un secreto militar apenas desvelado. Ambos casos, ya sean OSNIs de origen desconocido o productos de tecnología humana ultrasecreta, siguen sin una explicación oficial definitiva, recordándonos que los misterios más profundos pueden no estar en el espacio, sino aquí mismo, en las oscuras fosas de nuestros propios océanos.

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