La adicción canina: Cuando el mejor amigo del hombre desarrolla una obsesión por sus juguetes
Un estudio pionero de la Universidad de Berna revela que algunos perros muestran comportamientos adictivos hacia sus juguetes favoritos, similares a los trastornos de adicción en humanos, abriendo una nueva vía para la comprensión interpecies de estas conductas.
Zúrich, Suiza. La lealtad y el afecto de un perro son cualidades universalmente admiradas. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que la intensa devoción que muchas mascotas muestran hacia su juguete favorito podría no ser tan inocente como parece. Un estudio innovador, liderado por la etóloga Alia Mazzini de la Universidad de Berna, ha descubierto que una proporción significativa de perros exhibe patrones de conducta comparables a una adicción, transformando un simple juego en una obsesión compulsiva.
La investigación, publicada recientemente en una prestigiosa revista de comportamiento animal, involucró a 105 canes de diversas razas. El protocolo experimental fue meticuloso. En una sala controlada, cada perro, en compañía de su dueño y un investigador, tuvo la oportunidad de elegir su juguete preferido entre tres opciones: una pelota, un peluche o un juguete de tira y afloja. La elección fue reveladora: 45 perros mostraron una clara preferencia por la pelota, 39 por el peluche, nueve por el juego de tira y afloja, y el resto se decantó por una mezcla de opciones. Una vez identificado el objeto de deseo, este se incorporó a una serie de pruebas diseñadas para evaluar el comportamiento bajo diferentes estímulos.
Los Cuatro Pilares de la Adicción Canina
El equipo de Mazzini diseñó varias situaciones para poner a prueba el vínculo perro-juguete. Estas incluyeron sesiones de juego con el dueño, interacción independiente con el objeto, la presentación simultánea del juguete y un rompecabezas de comida lleno de premios, y, de manera crucial, la retirada forzosa del juguete, que era colocado en un estante a la vista o encerrado en una caja dentro de la misma habitación. Los científicos evaluaron a los animales basándose en signos análogos a la adicción humana.
Estos indicadores fueron: ansia intensa, medida cuando el perro miraba fijamente el juguete más del 50% del tiempo, ignorando cualquier otro estímulo; disminución del autocontrol, evidenciada por intentos de arrebatar el objeto al investigador antes de recibir permiso; agitación, manifestada a través de vocalizaciones y movimientos nerviosos en proximidad al juguete; y “prominencia”, un concepto clave que describe cómo el juguete dominaba los pensamientos y acciones del animal, llevándolo a ignorar un atractivo rompecabezas de comida para buscar incansablemente su objeto de deseo.
Resultados Alarmantes y un Caso Paradigmático
Los hallazgos fueron elocuentes. De los 105 perros estudiados, 33 –aproximadamente un tercio de la muestra– exhibieron un comportamiento claramente adictivo. Los científicos destacaron que los perros son la única especie, aparte de los humanos, que muestra estos rasgos de adicción de forma espontánea, sin necesidad de inducción química. Un caso particularmente extremo, el de un Pastor Belga Malinois, ilustró la profundidad del problema: el animal, consumido por su obsesión, llegó a romper la caja de plástico donde los investigadores habían guardado su juguete para recuperarlo.
El estudio también señala un papel potencialmente crucial de los propios dueños en el desarrollo de estas conductas. “Los humanos a menudo reforzamos inconscientemente estos comportamientos”, explicó la Dra. Mazzini en un comunicado. “Recompensamos con entusiasmo que el perro traiga la pelota o participe en un juego de tira y afloja, lo que puede elevar el valor del juguete a un nivel desproporcionado en la mente del animal”.
Futuras Investigaciones y Bienestar Animal
Si bien la investigación no logró determinar por qué algunos perros desarrollan esta adicción y otros no, su valor reside en ser la primera en explorar este fenómeno de manera sistemática. Este descubrimiento allana el camino para una comprensión más profunda y traslacional de las adicciones, utilizando al perro como un modelo natural para estudiar estos complejos trastornos.
El equipo de la Universidad de Berna enfatiza que el siguiente paso crítico es determinar si esta fijación excesiva es perjudicial para el bienestar de las mascotas. La pregunta central que se plantea ahora es si esta obsesión genera estrés, ansiedad o frustración crónica, o si, por el contrario, se trata simplemente de una pasión inofensiva. La respuesta no solo será vital para los dueños de perros en todo el mundo, sino que también podría arrojar nueva luz sobre la naturaleza misma de la adicción, demostrando una vez más que el vínculo entre humanos y perros es más profundo y complejo de lo que nunca habíamos imaginado.
