AARO Desclasifica Nuevos Vídeos de Fenómenos Aéreos: Un Avistamiento Resuelto y Dos Casos sin Explicación en Europa

La Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios publica tres informes, atribuyendo uno a aves pero dejando abiertas las investigaciones sobre dos objetos captados en 2024, lo que reaviva el debate público sobre la transparencia en el estudio de UAPs.

En un movimiento orientado a incrementar la transparencia, la All-domain Anomaly Resolution Office (AARO) del Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha hecho públicos tres nuevos vídeos y sus evaluaciones correspondientes, captados por sensores militares y civiles en Europa entre 2023 y 2024. Este lote de desclasificaciones ilustra el espectro completo del trabajo de la oficina: desde la resolución prosaica de un avistamiento hasta la persistencia de fenómenos que, aun siendo considerados “físicos”, escapan a una identificación concluyente, alimentando la discusión pública sobre la naturaleza de lo que se observa en los cielos.

 

Caso Resuelto: La Explicación Ornitológica

El primer vídeo, designado como PR-016 y grabado en 2023 por un sensor infrarrojo de una plataforma militar estadounidense, ha sido categóricamente atribuido por los analistas de la AARO a un grupo de aves. La oficina expresa un “alto nivel de confianza” y una probabilidad superior al 95% en esta conclusión. La evaluación técnica se fundamenta en dos pilares: una consistencia morfológica “fuerte” con imágenes previamente resueltas de aves en vuelo, y características conductuales típicas. En concreto, los analistas destacan la conservación de energía mediante el mantenimiento de una formación relativa y, crucialmente, un “retorno infrarrojo pulsante a una frecuencia consistente con el aleteo”. Este detalle técnico, invisible al ojo humano pero claro para los sensores especializados, constituye una de las pruebas más sólidas para el descarte de hipótesis más exóticas.

 

Sin embargo, la explicación oficial no ha satisfecho a sectores de la comunidad interesada en los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés). Tras la publicación, varias voces en foros especializados y redes sociales han cuestionado la conclusión. Un comentario frecuente y representativo, citado por varios usuarios, resume la discrepancia: “Bueno, no sé qué es eso porque no parecen pájaros”. Esta reacción subraya la brecha persistente entre las evaluaciones técnicas basadas en datos espectrales y de comportamiento, y la percepción visual intuitiva del público al observar las formas y movimientos en el vídeo, a menudo granulados y carentes de contexto.

Los Casos Pendientes: El Misterio Persiste

Los otros dos informes, ambos de 2024, mantienen el estatus de “no resueltos”, demostrando que no todos los casos tienen una respuesta inmediata. El caso PR-017 consiste en apenas treinta segundos de filmación grabados con la cámara trasera de un dispositivo celular comercial. La AARO determina que la calidad y duración del material son “insuficientes” para emitir una determinación sobre lo captado. Su valor, señalan, reside en contribuir a los análisis de tendencias históricas y geográficas de avistamientos.

Más intrigante resulta el caso PR-018. Se trata de más de diez minutos de vídeo captado, nuevamente, por un sensor infrarrojo militar. La AARO afirma con “alta confianza” que la grabación “representa la presencia de un objeto físico”. No obstante, y este es el matiz clave, las características del objeto —su forma, rendimiento y comportamiento— son catalogadas como “poco notables” y “no justifican un análisis más profundo” en este momento. La oficina aclara que el caso permanece abierto y será reexaminado si surge nueva información, pero su inclusión en el lote de desclasificaciones sin una resolución clara deja un espacio abierto a la especulación.

La publicación simultánea de estos tres informes por parte de la AARO opera en un doble registro. Por un lado, refuerza el mensaje oficial de que una parte significativa de los avistamientos reportados tiene explicaciones convencionales, utilizando datos técnicos específicos para respaldar sus conclusiones, como en el caso de las aves. Por otro, admite de manera explícita los límites actuales del conocimiento y la recopilación de datos, al mantener casos sin resolver en sus archivos. La reacción pública escéptica ante la explicación del PR-016 evidencia el desafío comunicacional que enfrenta la oficina: tras décadas de secretismo, ganar credibilidad requiere no solo transparencia en la divulgación, sino también claridad pedagógica en la explicación de los complejos criterios analíticos que llevan a descartar —o no— un fenómeno como extraordinario.

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