Afirman en el congreso de EE. UU. que bases submarinas extraterrestres podrían estar ocultas en las costas americanas
El congresista Tim Burchett señala “cinco o seis” zonas de aguas profundas como posibles emplazamientos, avalado por testimonios militares y pesquisas independientes.
En una revelación que ha conmocionado a la esfera pública y los círculos ufológicos, un miembro del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha sugerido la existencia de bases submarinas operadas por entidades no humanas. Estas declaraciones, respaldadas por informes de personal naval y investigaciones paralelas, sitúan el misterio no en el espacio exterior, sino en las profundidades de los océanos terrestres, planteando serias cuestiones sobre la seguridad nacional y los límites del conocimiento humano.
El congresista republicano por Tennessee, Tim Burchett, se ha convertido en una figura central en el renovado debate sobre Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés). En una entrevista informal difundida el pasado 17 de septiembre, Burchett declaró que, según la información de la que dispone, seres o civilizaciones extraterrestres avanzadas podrían estar ocultándose en “cinco o seis” bases submarinas específicas frente a las costas de Estados Unidos. El clip, que superó el millón y medio de visualizaciones en pocos días, ha avivado un debate que trasciende la mera especulación.
Burchett fundamenta sus afirmaciones en los testimonios directos que ha recibido de personal de la Marina de los Estados Unidos. Según estos relatos, se han producido avistamientos frecuentes de naves no identificadas en torno a áreas oceánicas muy concretas. Lo más significativo, para el congresista, es la capacidad de estos objetos sumergibles, que se mueven a velocidades extraordinarias que superan con creces cualquier tecnología militar conocida. “Tenemos personal naval diciéndome que tenemos estos avistamientos, estas naves submarinas que están persiguiendo y que van a cientos de millas por hora”, afirmó Burchett, subrayando la disparidad tecnológica.
Tras estas declaraciones, el Dr. Michael Salla, investigador y autor especializado en exopolítica, ha aportado una localización potencial para una de estas bases. Salla identificó una región del Océano Atlántico, cerca de las Bahamas, conocida como la “Lengua del Océano”, una fosa que desciende abruptamente hasta los 900 metros de profundidad. Según el investigador, esta zona es ideal para operaciones submarinas encubiertas y coincide con un punto caliente de avistamientos de OVNIs. Salla vinculó esta área con la instalación ultrasecreta de la Marina estadounidense AUTEC (Centro de Pruebas y Evaluación Submarina del Atlántico), a la que se ha referido como “el Área 51 submarino”.
El nivel de especificidad aumentó con el testimonio recogido por Salla de un denunciante del ejército bajo el seudónimo “JP”. Este individuo afirmó haber sido transportado en una misión clandestina a bordo de un submarino de tecnología alienígena, tripulado por seres de apariencia nórdica y gran estatura. La misión lo habría llevado a una ciudad submarina bajo una cúpula, con una arquitectura reminiscente de Dubái y una gran pirámide blanca, con el objetivo de recuperar un artefacto desconocido.
A pesar de la naturaleza explosiva de estas afirmaciones, la comunidad científica y los escépticos reclaman una evidencia tangible y verificable que hasta ahora no se ha hecho pública. La ausencia de artefactos, imágenes de alta resolución o datos científicos revisados por pares mantiene el escepticismo como una postura razonable. Sin embargo, el hecho de que estas declaraciones provengan de un miembro del Comité de Supervisión del Congreso, respaldadas por testimonios de militares en audiciones formales, indica un cambio paradigmático en la seriedad con la que se trata el fenómeno. La pregunta ya no es solo si estamos solos en el universo, sino si hemos sido visitados, y si esos visitantes han estado, literalmente, bajo nuestras narices—y nuestras aguas—todo este tiempo. La demanda de transparencia y datos concluyentes es ahora más urgente que nunca.