Alineación Planetaria: La Nueva Estrategia para Interceptar Civilizaciones Extraterrestres

Astrónomos de la NASA y la Universidad de Pensilvania proponen un método revolucionario, basado en la geometría celeste, para detectar tecnofirmas, mientras resurge la advertencia de Stephen Hawking sobre los riesgos de ser detectados.

La búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) ha entrado en una nueva fase, marcada no solo por la ambición de encontrar, sino también por la conciencia de ser encontrados. Mientras un equipo de científicos propone una ingeniosa estrategia para escuchar señales alienígenas aprovechando las alineaciones planetarias, el eco de la advertencia del célebre físico Stephen Hawking sobre los potenciales peligros de revelar nuestra posición en el cosmos resuena con renovada vigencia. La humanidad se enfrenta a una paradoja científica: la necesidad de buscar respuestas choca con el riesgo inherente de que esas respuestas puedan ser hostiles.

La investigación, liderada por astrónomos de la Universidad de Pensilvania y el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, se centra en un principio astrodinámico fundamental: la geometría. El investigador Pingcheng Fan lo explica de manera contundente: “Cuando la Tierra y un planeta vecino, como Marte, se alinean perfectamente desde la perspectiva de un punto de observación lejano, se crea una ventana crítica. En ese instante, las potentes señales de radio que intercambiamos con nuestras naves espaciales se concentran y proyectan con mayor intensidad hacia ese punto específico del espacio profundo”.

Este fenómeno, bautizado por algunos expertos como “ocultación tránsito-radio”, transforma nuestras comunicaciones interplanetarias rutinarias en faros periódicos y direccionales. Al analizar décadas de datos de la Red de Espacio Profundo de la NASA, el equipo descubrió que la mayoría de nuestras transmisiones más potentes no se dispersan caóticamente, sino que viajan predominantemente a lo largo del plano de la eclíptica, la autopista orbital donde residen los planetas.

La propuesta invierte la estrategia SETI tradicional. En lugar de escanear el cielo aleatoriamente en busca de una señal deliberada, sugieren enfocar los radiotelescopios en sistemas estelares que cumplan criterios geométricos muy específicos. El blanco ideal son los exoplanetas ubicados dentro de un radio de 23 años luz cuyas órbitas estén inclinadas de tal modo que, desde nuestra perspectiva, transiten frente a su estrella anfitriona. Esta alineación “de canto” aumenta exponencialmente la probabilidad de que, si una civilización allí existiera, sus receptores pudieran captar nuestras fugaces emisiones durante sus propios tránsitos planetarios alineados.

La estrategia presentada no solo aumenta nuestras posibilidades de detectar, sino también de ser detectados. Nuestros radares, las comunicaciones con las sondas Voyager y las misiones a Marte son, en esencia, technofirmas que delatan nuestra presencia. La paradoja es evidente: el mismo método que podría llevarnos a descubrir vida inteligente podría ser el vector que atraiga una atención no deseada. El astrónomo Sergei Chumakov recuerda la imperiosa necesidad de verificar meticulosamente cualquier presunta señal, dada la larga historia de falsas alarmas causadas por interferencias o fenómenos naturales.

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