Astrónomos descubren mundos errantes que podrían formar su propio sistema solar en miniatura, según el Telescopio Espacial Webb

Un reciente estudio publicado en The Astronomical Journal revela un descubrimiento sorprendente: seis extraños objetos en el cúmulo estelar NGC 1333, a unos 1,000 años luz de distancia, parecen planetas pero se formaron como estrellas. Estos mundos errantes, que tienen entre 5 y 10 veces la masa de Júpiter, incluyen uno particularmente interesante que está formando su propio sistema solar en miniatura.

Utilizando la avanzada tecnología del Telescopio Espacial Webb, los astrónomos han identificado seis objetos en el espacio profundo que desafían las convenciones sobre la formación estelar y planetaria. Estos cuerpos, conocidos como enanas marrones, no están ligados gravitacionalmente a ninguna estrella, lo que los clasifica como “mundos errantes”. Se cree que estas enanas marrones se formaron de manera similar a las estrellas, por compresión de gas y polvo bajo la influencia de la gravedad, pero no poseen la masa suficiente para iniciar la fusión del hidrógeno y convertirse en estrellas normales.

Lo que hace que uno de estos mundos sea especialmente notable es la presencia de un disco de gas y polvo a su alrededor, un fenómeno comúnmente asociado con la formación de planetas. Este disco podría dar lugar a la creación de un sistema solar en miniatura, replicando en pequeña escala el proceso que dio origen a nuestro propio sistema solar. Con una masa aproximadamente cinco veces mayor que la de Júpiter, este objeto es el más pequeño conocido con un disco protoplanetario, lo que lo convierte en un candidato único para el estudio de la formación de planetas en entornos extremos.

El descubrimiento también plantea preguntas intrigantes sobre la frecuencia y la naturaleza de estos mundos errantes. Según los modelos de formación estelar, se esperaba encontrar un número mucho menor de enanas marrones en el cúmulo NGC 1333, pero representan aproximadamente el 10% de los objetos en este cúmulo. Esta discrepancia sugiere que podrían existir procesos adicionales, aún no comprendidos, que influyen en la creación de estos cuerpos celestes.

El hallazgo de estos mundos errantes con el Telescopio Espacial Webb no solo amplía nuestra comprensión de la formación estelar y planetaria, sino que también abre la puerta a la posibilidad de que existan sistemas solares en miniatura en rincones inesperados del universo. La presencia de un disco protoplanetario alrededor de una enana marrón tan pequeña sugiere que la creación de planetas podría ocurrir en condiciones mucho más diversas de lo que se pensaba. A medida que continúan las observaciones, estos descubrimientos podrían redefinir nuestra comprensión de la formación de planetas y estrellas, y revelar nuevos secretos sobre la diversidad de mundos que existen en el cosmos.

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