¿Contacto extraterrestre en Iowa? Extraño caso de avistamiento OVNI, estruendo que despertó a un granjero

En el vasto y misterioso universo, hay sucesos inexplicables que desafían la comprensión humana. A menudo, estos eventos permanecen ocultos, enterrados en los recovecos de la memoria colectiva. Sin embargo, de vez en cuando, uno de estos relatos emerge, como un destello en la oscuridad, para recordarnos que nuestro mundo está lleno de enigmas aún por resolver.

El incidente protagonizado por Ronald E. Johnson en la Ruta 2 en Yorktown, Iowa, es uno de esos casos que ha desafiado la lógica y se ha convertido en un fascinante enigma para quienes buscan respuestas.

El Encuentro

A las 2:10 am del 23 de abril, Ronald E. Johnson, un granjero residente en la Ruta 2 en Yorktown, a unas pocas millas al oeste de Clarinda, Iowa, fue repentinamente despertado por un sonido ensordecedor. Al levantarse y acercarse a la ventana de su casa, que daba al sur, quedó estupefacto al observar un objeto con forma de cigarro, de aproximadamente 60 pies de longitud, aterrizando silenciosamente en un campo a escasos 50 pies de su hogar.

El objeto, que parecía haberse desplazado desde el norte, emergió en la oscuridad mientras pasaba sobre su vivienda. La noche estaba envuelta en bruma, y una fina llovizna acompañaba el escenario. No había rastro de luna ni de estrellas en el firmamento.

Fenómenos Extraños

El estruendo del objeto cesó abruptamente al tocar tierra. En el extremo más cercano a la casa, Johnson observó una luz roja intensa, que bañaba el entorno con un fulgor siniestro. En contraste, en el extremo opuesto, divisó dos luces azules de unos veinte centímetros de diámetro cada una, que se alzaban sobre la estructura del objeto.

La superficie del objeto presentaba un acabado opaco, excepto por un brillo ámbar que se extendía hasta la mitad de su base. Descansaba sobre una serie de entre 17 y 20 “patas” alargadas.

Tras aterrizar, el objeto comenzó a emitir una serie de sonidos estruendosos, explosivos y crujidos, que resonaban como disparos a intervalos regulares. Johnson afirmó que el aire se impregnó con un olor peculiar, que describió como similar al del ozono. No logró avistar ninguna figura que entrara o saliera del objeto. Lo observó, inmóvil, reposando en su campo durante aproximadamente 20 minutos antes de regresar a su cama.

Al levantarse poco después para verificar si el objeto aún estaba presente, notó que había desaparecido en silencio o había apagado sus luces. Los estruendos habían cesado.

Evidencia del Encuentro

Por la mañana, al inspeccionar el área de aterrizaje, Johnson descubrió que todo su ganado se había desplazado hacia el otro extremo del pastizal y mostraba signos de “comportamiento notable”. No regresaron para alimentarse esa mañana. Al examinar las huellas en el terreno, encontró una serie de impresiones circulares de quince centímetros de diámetro, espaciadas alternativamente en dos filas, cerca del sitio de aterrizaje.

Al este de estas impresiones, descubrió un segundo conjunto de huellas, de forma redonda por un lado y cuadradas por el otro, con tres secciones divididas en el borde cuadrado. Estas huellas no coincidían con las de su ganado, según afirmó el granjero.

Otro detalle peculiar que captó su atención fue la presencia de nuevas depresiones en dos postes de la línea eléctrica, como si hubieran sido escalados recientemente. Los postes estaban recubiertos de tierra, y los cables que ascendían por ellos presentaban pequeñas muescas espaciadas regularmente.

Johnson informó del incidente al ayudante del sheriff Dick Hunt, quien llevó a cabo una investigación. Se mencionó que se había enviado un informe completo a la base de la Fuerza Aérea de Offut; sin embargo, Johnson no fue interrogado por ningún investigador oficial. Si bien el informe podría haber sido archivado en los registros oficiales, no se entregó a la Universidad de Colorado, que solicitó información al respecto en julio de 1967.

A pesar del paso del tiempo, los relatos de encuentros inexplicables continúan intrigando a investigadores y entusiastas de lo paranormal. Casos como el de Ronald E. Johnson nos recuerdan que nuestro mundo aún alberga misterios por descubrir y que la curiosidad humana nunca dejará de indagar en lo desconocido en busca de respuestas.

 

Referencia

Caso del Nicap

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