Búsqueda de vida extraterrestre: La IA como el “Gran Filtro” es un reto existencial para la humanidad, advierte científico

En el vasto panorama del cosmos, hay un concepto que ha capturado la imaginación de científicos y entusiastas por igual: el Gran Filtro. Se especula que este filtro cósmico puede ser el responsable de la aparente rareza de las civilizaciones tecnológicas avanzadas en el universo. ¿Y qué papel juega la Inteligencia Artificial (IA) en todo esto? Michael Garrett, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Manchester, plantea una intrigante reflexión sobre esta cuestión.

La hipótesis principal es que la evolución de la IA hacia la Superinteligencia Artificial (ASI) podría ser el Gran Filtro que limita el surgimiento de civilizaciones técnicas avanzadas. Sin una regulación adecuada, la IA podría representar una amenaza no solo para nuestra civilización, sino para todas las civilizaciones tecnológicas.

La idea detrás de esta teoría es que el Gran Filtro podría impedir que las especies tecnológicas se conviertan en multiplanetarias. Esto es crítico ya que una especie que depende de un solo planeta corre un riesgo mayor de extinción o estancamiento. Según Garrett, una especie sin un planeta de respaldo está en una carrera contra el tiempo.

Garrett sugiere que este filtro podría surgir antes de que las civilizaciones tecnológicas logren establecer una presencia multiplanetaria estable, lo que sugiere que la longevidad típica de estas civilizaciones es inferior a 200 años. Esta hipótesis podría explicar por qué aún no hemos detectado señales de otras civilizaciones tecnológicas en el universo.

La necesidad de establecer marcos regulatorios para el desarrollo de la IA y el avance hacia una sociedad multiplanetaria se vuelve imperativa para mitigar estas posibles amenazas existenciales. Sin embargo, a medida que la IA se integra cada vez más en nuestras vidas, surgen preocupaciones sobre su impacto en la sociedad y la ética.

La rápida evolución de la IA plantea preguntas profundas y sistemáticas sobre quién controla los algoritmos, si la IA podría discriminar de alguna manera y cómo afectaría a nuestras sociedades democráticas. La posibilidad de que la ASI se vuelva deshonesta es un problema significativo que requiere una investigación exhaustiva.

La cuestión fundamental es que estamos entrando en un territorio desconocido con la IA y la ASI. La posibilidad de que la ASI supere rápidamente la inteligencia biológica plantea preocupaciones sobre cómo podríamos controlarla y cuáles serían las consecuencias de no poder hacerlo.

Sin embargo, Garrett sugiere que la clave para superar este desafío podría residir en convertirnos en una especie multiplanetaria. Al distribuir el riesgo entre múltiples planetas, podríamos aumentar nuestra resiliencia frente a las posibles amenazas de la ASI.

La expansión hacia el espacio podría no solo asegurar nuestra supervivencia, sino también brindarnos la oportunidad de estudiar y comprender mejor la IA en entornos controlados. Esta combinación de esfuerzos en la exploración espacial y la regulación de la IA podría allanar el camino hacia un futuro más seguro y prometedor para la humanidad.

En última instancia, el desafío radica en equilibrar los beneficios de la IA con los riesgos potenciales, mientras avanzamos hacia un futuro multiplanetario que nos permita prosperar en un cosmos en constante evolución. Garrett nos insta a actuar con diligencia y sabiduría en este crucial momento de nuestra historia.

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