Cambio Climático: Científicos advierten sobre el riesgo de megatsunamis de más de 150 metros
El derretimiento de los casquetes polares ha sido motivo de preocupación durante décadas. Sin embargo, el aumento del nivel del mar, impulsado por el cambio climático, podría generar un peligro aún mayor: megatsunamis de más de 150 metros de altura, que podrían devastar zonas costeras en cuestión de minutos. Científicos han advertido que el impacto de estos fenómenos podría ser comparable al de un edificio de 20 pisos sumergido bajo el océano en segundos, de acuerdo a un nuevo estudio.
En la última década, el nivel del mar ha aumentado en 3,8 cm debido a la fusión de billones de galones de agua dulce provenientes de los casquetes polares. Pero los megatsunamis, un tipo de ola gigante provocada por el colapso de grandes masas de hielo o tierra en el océano, representan una amenaza aún mayor. A diferencia de los tsunamis tradicionales, que se generan por terremotos submarinos, los megatsunamis pueden formarse cuando gigantescos bloques de hielo o tierra caen al mar, elevando el nivel del agua en más de 100 metros en cuestión de minutos.
Un historial de destrucción: Ejemplos de megatsunamis en la historia
Uno de los eventos más devastadores ocurrió en 1958 en la bahía de Lituya, Alaska, cuando un terremoto de magnitud 7,8 desencadenó un corrimiento de tierra que provocó un megatsunami. La ola, que alcanzó los 524 metros, arrasó con todo a su paso y dejó una huella imborrable en la región. De manera similar, en el año 2004, un terremoto submarino frente a la costa de Sumatra generó un tsunami que impactó a 14 países, matando a miles de personas y causando una destrucción masiva en toda la región.
Más recientemente, en septiembre de 2023, un colapso masivo en Groenlandia desató un megatsunami de 200 metros de altura en el fiordo de Dickson. Este fenómeno, provocado por el desprendimiento de una roca del tamaño de un estadio de fútbol, generó un impacto sismológico detectable a más de 5.000 kilómetros de distancia. Las ondas del megatsunami agitaron las aguas de la zona durante más de una semana.
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El papel del cambio climático en los megatsunamis
Con el aumento de las temperaturas globales, los glaciares continúan derritiéndose a un ritmo alarmante. Este fenómeno no solo eleva el nivel del mar, sino que también deja al descubierto rocas inestables y barro, lo que incrementa la probabilidad de colapsos que podrían desencadenar megatsunamis. Un estudio reciente sugiere que el derretimiento de los glaciares en Groenlandia, junto con la actividad tectónica, está provocando deslizamientos de tierra y colapsos costeros más frecuentes, lo que aumenta el riesgo de que se produzcan olas gigantes.
El deslizamiento de Storegga, ocurrido hace 8.200 años frente a la costa de Noruega, es otro ejemplo histórico de cómo los movimientos submarinos pueden generar tsunamis devastadores. Este evento generó una ola de 20 metros que arrasó las costas de lo que hoy es Gran Bretaña, afectando gravemente a sus habitantes.
Tecnología y prevención: Un futuro incierto
A pesar de los avances tecnológicos, los megatsunamis siguen siendo difíciles de predecir y, en muchos casos, imposibles de prevenir. Sin embargo, los sistemas de alerta temprana han tenido un impacto positivo en la protección de vidas humanas, al alertar con anticipación sobre tsunamis y olas destructivas. También se han desarrollado innovaciones como cápsulas flotantes de supervivencia y casas a prueba de tsunamis, diseñadas para resistir el impacto de estas gigantescas olas.
Además, la inteligencia artificial (IA) juega un papel crucial en la predicción de tsunamis y en la simulación de trayectorias de inundación, lo que ayuda a evaluar los riesgos y a tomar decisiones informadas sobre la evacuación y preparación ante desastres.
El aumento del nivel del mar y el derretimiento acelerado de los glaciares han incrementado el riesgo de megatsunamis, un fenómeno devastador que podría poner en peligro a millones de personas que viven en zonas costeras. Aunque la tecnología ha avanzado para mitigar algunos riesgos y mejorar las alertas tempranas, la amenaza de un megatsunami sigue siendo real. La única forma de garantizar la seguridad total ante estos eventos podría ser la reubicación de las comunidades costeras en áreas más elevadas.