Científicos descubren en un fragmento de meteorito hallado en el desierto del Sáhara evidencias que reescriben la línea de tiempo de nuestro sistema planetario
Un equipo internacional de investigadores ha confirmado el hallazgo de un meteorito excepcional en el norte de África, cuyas características químicas y mineralógicas desafían las teorías convencionales sobre la formación del Sistema Solar. El fragmento, bautizado como *NWA-15938*, contiene inclusiones de materiales primigenios que sugieren que los procesos de acreción planetaria comenzaron millones de años antes de lo estimado. El descubrimiento, publicado en la revista Nature Astronomy, no solo redefine la cronología cósmica, sino que también ofrece pistas sobre el origen del agua y los compuestos orgánicos en la Tierra.
Análisis del Meteorito: Una Ventana al Pasado
Un fragmento del meteorito Sikhote-Alin (Wikimedia Commons/Christine und Hagen Graf)
El meteorito, recuperado en una expedición conjunta entre la Universidad de Marrakech y el Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, pertenece a la rara clase de las condritas carbonáceas, conocidas por preservar materiales inalterados desde la nebulosa solar. Mediante espectrometría de masas y tomografía de neutrones, los científicos identificaron granos presolares —partículas más antiguas que el Sol— y ratios isotópicos de aluminio-26 que apuntan a una formación temprana de planetesimales, hace aproximadamente 4.567 millones de años.
“Estos isótopos actúan como relojes radiactivos”, explicó la Dra. Elena Vásquez, coautora del estudio. “La presencia de aluminio-26 en estas concentraciones indica que la nucleosíntesis estelar previa a nuestro Sistema Solar fue más violenta y rápida de lo que pensábamos”. Además, el análisis reveló trazas de aminoácidos y arcillas hidratadas, reforzando la hipótesis de que los bloques esenciales para la vida llegaron a la Tierra a bordo de cuerpos similares.
Implicaciones para la Astrobiología y la Exploración Espacial
El estudio del NWA-15938 no solo tiene repercusiones teóricas. La Agencia Espacial Europea (ESA) ya ha incluido sus datos en la misión Comet Interceptor, programada para 2029, con el fin de buscar patrones similares en cometas de la nube de Oort. Por otro lado, la NASA ha destacado que este hallazgo refuerza la importancia de misiones de retorno de muestras, como OSIRIS-REx, cuyos resultados podrían cruzarse con los del meteorito africano.
Controversias y Próximos Pasos
Aunque la comunidad científica celebra el avance, algunos astrofísicos, como el Dr. Hiroshi Tanaka de la Universidad de Kyoto, advierten sobre posibles sesgos en la datación. “Los modelos de desintegración isotópica deben recalibrarse antes de ajustar toda la línea de tiempo”, señaló. Para resolver el debate, el equipo planea examinar otros meteoritos en la Antártida y Siberia, donde podrían hallarse ejemplares aún más antiguos.
El NWA-15938 se erige como un testimonio único de los albores del Sistema Solar, desafiando paradigmas y abriendo nuevas vías de investigación. Su estudio no solo enriquece nuestro entendimiento cosmogónico, sino que también subraya la importancia de preservar y analizar estos “mensajeros del espacio”, cuyos secretos podrían redefinir el origen de la vida tal como la conocemos.