Comer alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo de cáncer en decenas de por ciento.
El término “alimentos ultraprocesados” (UPF) existe desde hace relativamente mucho tiempo. Se basan en materias primas para la industria alimentaria, que se producen a partir de alimentos naturales o se sintetizan a partir de otros compuestos orgánicos. UPF contiene potenciadores del sabor y varios aditivos alimentarios: conservantes, colorantes, aromas y muchos otros.
Un estudio reciente de 14 años de duración con 450.111 voluntarios adultos de diez países encontró una asociación entre el aumento de la ingesta de UPF y el desarrollo de cáncer gastrointestinal superior, que no estaba asociado con la obesidad.
Los UPF son ricos en calorías pero pobres en nutrientes. Los estantes de los supermercados están literalmente llenos de este tipo de productos. Esta extensa “lista” incluye helados, jamón, bollería, embutidos y refrescos. Una parte importante de quienes padecen obesidad son personas profundamente adictas a la UPF.
Una parte importante de los menús de los participantes del estudio consistía en bebidas endulzadas carbonatadas y no carbonatadas, así como lácteos, pan y productos cárnicos ultraprocesados. Durante el estudio, los científicos registraron 910 casos de cáncer de cabeza y cuello y 215 casos de adenocarcinoma de esófago. El análisis mostró que sólo un exceso del 10 por ciento del consumo de UPF aumenta el riesgo de estos cánceres en casi una cuarta parte.