Convertir carbón en proteínas ayudará a resolver el problema alimentación en el mundo

China importa alrededor del 80% de su ingesta de proteínas en cualquier forma disponible, incluida la soja. Por tanto, no es de extrañar que fuera la Academia de Ciencias de China la que propusiera un método para producir proteínas a partir de materias primas fósiles, concretamente el carbón. La tecnología no es nueva, pero los científicos chinos la han mejorado hasta el punto de su aplicación práctica a escala industrial.

La mayoría de las plantas cultivadas en el mundo se utilizan para alimentar al ganado, cuya carne es la principal fuente de proteínas para la población de los países desarrollados. Sin embargo, la eficacia de este proceso deja mucho que desear: hoy en día, el 29% de la tierra urbanizada o el 40% del territorio habitado de la Tierra está ocupado por pastos o campos. Simplemente aumentar el número de cabezas de ganado no solucionará el problema de la escasez de proteínas, porque ya no hay espacio para conservarlas.

Al mismo tiempo, las reservas probadas de carbón serán suficientes para la humanidad, según diversas previsiones, durante un período de 200 años o más, por lo que tiene sentido convertir parte de ellas en alimentos. Para ello, el carbón se convierte en metano, que se alimenta a la levadura Pichia Pastoris, cuyo producto es una proteína unicelular. Esta proteína es rica en diversas sustancias beneficiosas y nutritivas y es muy adecuada para su uso como aditivo alimentario para la cría de ganado.

El mérito de los científicos chinos es que han desarrollado una cepa de levadura que tolera fácilmente los efectos tóxicos del metanol y convierte el 92% de la sustancia original en proteína. Según informes no confirmados, un determinado fabricante ya ha creado miles de toneladas de dicha proteína con fines experimentales y ahora se está preparando para presentar una versión comercial de su producto.