Descubren que la Gran Muralla China tiene como una piel viva que la ha protegido durante siglos

Durante siglos, la Gran Muralla China ha resistido las fuerzas de la naturaleza y el paso del tiempo, pero la erosión ha amenazado su integridad. Sin embargo, un descubrimiento reciente ha revelado un escudo natural que protege partes clave de esta icónica estructura: la biocorteza.

La Gran Muralla, una defensa legendaria que se extiende a lo largo de 13.000 millas y con una historia que se remonta a 2.200 años, ha sido vulnerable a la erosión. Compuesta en su mayoría por tierra apisonada, esta estructura ha enfrentado el embate de la erosión eólica, la lluvia, la salinización y los ciclos de congelación y descongelación.

Científicos e investigadores, preocupados por la preservación de esta maravilla histórica, han descubierto que partes de la muralla están protegidas por una delgada capa de biocorteza. Esta capa, que mide apenas unos pocos centímetros de grosor, está compuesta por cianobacterias, musgo y líquenes, y ha jugado un papel crucial en la conservación de la estructura.

El estudio, publicado en Avances Científicos, reveló que esta biocorteza actúa como una defensa natural contra la erosión. Las cianobacterias y otros microorganismos presentes en esta capa secretan sustancias como polímeros que funcionan como aglutinantes naturales, creando una red cohesiva que fortalece la estructura.

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Los científicos compararon secciones cubiertas con biocorteza y secciones desnudas de la muralla. Descubrieron que las áreas con biocorteza mostraban reducciones notables en porosidad y erosionabilidad, mientras que presentaban un aumento significativo en resistencia y estabilidad. Estos hallazgos sugieren que la biocorteza no solo protege la muralla de la erosión, sino que también refuerza su estructura.

A pesar de que solo el 5,8% de la Gran Muralla se encuentra en buen estado de conservación, y el 52,4% ha sufrido deterioro total o grave, el descubrimiento de la biocorteza ofrece una nueva esperanza para su preservación. Aunque investigaciones anteriores sugerían que las biocrustas contribuían al deterioro de estructuras históricas, este estudio demuestra lo contrario. La biocorteza podría ser la clave para evitar el colapso total de esta estructura legendaria.

El hallazgo de esta capa protectora, apenas visible en la superficie del suelo pero con una fuerza significativa contra los elementos, ofrece una perspectiva alentadora para científicos e historiadores preocupados por la conservación de la Gran Muralla China. Este descubrimiento no solo resalta la importancia de la biodiversidad en la conservación del patrimonio histórico, sino que también plantea nuevas estrategias para proteger otras estructuras históricas vulnerables en todo el mundo.

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