Descubrimientos revolucionarios de la misión Solar Orbiter: revelando secretos solares de alta energía

Hace aproximadamente tres meses, un sorprendente fenómeno capturó la atención de los científicos: pequeños chorros de energía de corta duración emergieron de áreas sombrías de la corona, la capa exterior del sol. Estos destellos fugaces, observados como brillantes puntos en todo el disco solar, tenían una duración efímera de entre 20 y 100 segundos. A pesar de su breve lapso, su impacto fue asombroso: un solo chorro de un minuto llevaba consigo una cantidad de energía equivalente al consumo anual de 10,000 hogares en el Reino Unido.

Los datos que revelaron estos hallazgos provienen de la misión Solar Orbiter, una sonda espacial operada en colaboración por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA. Esta sonda, que ha estado capturando imágenes del sol desde junio de 2020, ha sido fundamental en el descubrimiento de una serie de fenómenos solares, incluyendo estos “picojets” o “picoflares”.

Durante la reunión de otoño de 2023 de la Unión Geofísica Estadounidense (AGU), celebrada esta semana tanto en San Francisco como de forma virtual, se compartieron estos descubrimientos de los últimos tres años. Yannis Zouganelis, científico adjunto del proyecto Solar Orbiter de la ESA, expresó que lo que se ha observado hasta ahora en realidad constituye solo una fracción de lo que podría existir en el sol: “Lo que vemos es sólo la punta del iceberg”.

Los picojets, que apenas sobresalen de la cromosfera (la capa justo debajo de la corona solar), han sido captados únicamente en sus extremos a través de las imágenes solares. No obstante, estas imágenes están proporcionando valiosos datos a los científicos para comprender mejor el origen del viento solar, esa corriente de partículas cargadas que fluyen incesantemente desde el sol. Se sugiere que estos diminutos chorros podrían contribuir al calentamiento de la corona solar, aunque aún es prematuro para confirmarlo, según señaló Zouganelis.

Si estos chorros están realmente implicados en el proceso, los científicos solares estarían más cerca de resolver el enigma de por qué la corona solar es aproximadamente 1.8 millones de grados Fahrenheit (1 millón de grados Celsius) más caliente que la superficie visible del sol.

Además, Zouganelis destacó que su equipo quedó asombrado por otro fenómeno: las llamadas fogatas, bengalas intermitentes un poco más grandes que abarcan un área similar al tamaño de un país europeo, dispersas a lo largo del disco solar. Estas fueron fotografiadas por Solar Orbiter desde sus inicios en 2020, marcando su primer descubrimiento científico.

El siguiente paso en la investigación del calentamiento coronal podría llegar en los próximos meses. En septiembre, Solar Orbiter se asoció con otra nave espacial, la Sonda Solar Parker de la NASA, que lleva a cabo estudios complementarios sobre el sol. Al unir observaciones de teledetección con mediciones in situ en lo que los científicos denominan una “primicia científica”, estas dos naves podrían ofrecer datos más sólidos y detallados para comprender mejor este fenómeno solar que ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo.

  ¿Te gusto la noticia? compártela en tus redes sociales.
error: