El avistamiento OVNI de Ohio aun desafía toda explicación

A 30 años del incidente, la noche en que una docena de agentes de policía persiguieron un objeto silencioso del tamaño de un campo de fútbol sigue siendo un caso abierto y un paradigma de la ufología seria.

El 14 de diciembre de 1994, poco después de la medianoche, el cielo del condado de Trumbull, Ohio, se convirtió en el escenario de uno de los incidentes OVNI más intrigantes y mejor sustentados de la historia moderna. Lo que distingue a este evento no es solo la naturaleza del fenómeno observado, sino la calidad y cantidad de los testigos: una docena de agentes de policía experimentados y numerosos ciudadanos, cuyos testimonios y los registros de radio oficiales construyen un relato coherente y desconcertante. Un caso donde la credibilidad de los observadores choca frontalmente con la falta de una explicación convencional.

Una Tormenta de Llamadas a la Centralita

El episodio comenzó de manera abrupta en la centralita del condado de Trumbull. La operadora, Roy Ann Randolph, fue inundada por una sucesión de llamadas de vecinos alarmados que reportaban un grupo de luces anómalas desplazándose por el cielo nocturno. Inicialmente escéptica, atribuyó los informes a confusiones o bromas. Sin embargo, la persistencia y el tono de seriedad de los llamantes la llevaron a alertar a las patrullas en servicio. La ola de reportes, concentrada en un corto período de tiempo, indicaba que algo inusual estaba ocurriendo sobre los municipios de Liberty y Hubbard.

El Encuentro Cercano del Sargento Meloro

El sargento Toby Meloro fue uno de los primeros oficiales en responder. Mientras recorría la calle Samson Drive, confirmó por radio la presencia de las extrañas luces. En ese momento, su vehículo patrulla se detuvo por completo, fallando el motor y los sistemas eléctricos. Mientras intentaba reiniciarlo, una intensa luz blanca iluminó la zona. Al alzar la vista, Meloro se encontró con una escena que marcaría su vida: un enorme objeto de forma circular, que él estimó del tamaño de un campo de fútbol americano, se cernía en silencio absoluto sobre su ubicación. En su base, una luz central cegadora destacaba sobre el resto. El oficial permaneció fuera del automóvil, observando la imponente nave mientras esta se desplazaba con tranquilidad. Minutos después, tan misteriosamente como había fallado, la patrulla volvió a funcionar por sí sola en el instante en que el objeto se alejó.

Una Persecución Transfronteriza y Testimonios Corroborados

Meloro informó inmediatamente del suceso y se unió a una persecución que involucró a más de una decena de patrullas de diferentes jurisdicciones. Los agentes siguieron el objeto a través de la interestatal 80, cruzando incluso la frontera hacia Pennsylvania, antes de perderlo de vista cuando aceleró a una velocidad imposible de igualar. El teniente James Baker, del municipio de Brookfield, que se había unido a la búsqueda, ofreció un testimonio independiente y crucial. Desde una torre de radar abandonada, observó tres objetos triangulares con luces que cambiaban de color sincronizadamente. Baker desestimó con sarcasmo las posteriores explicaciones astronómicas: “…si son esos planetas de los que hablaban esos tipos, entonces son planetas con luces de Navidad encendidas”.

La Incómoda Ausencia en el Radar y el Muro de Silencio

Un elemento clave que añade capas de misterio al caso es la ausencia de cualquier registro correlativo en los radares de la Administración Federal de Aviación (FAA). Roy Ann Randolph contactó con el control de tráfico aéreo de Youngstown, cuyo radar cubría un radio de 60 millas, y fue informada de que no había detección alguna de objetos no identificados, a pesar de que decenas de personas lo tenían a la vista. Esta discrepancia entre la observación visual y la evidencia electrónica resulta profundamente desconcertante. Años más tarde, cuando el investigador Kenny Young intentó acceder a los reportes oficiales mediante la Ley de Libertad de Información, su solicitud fue denegada, un movimiento que para muchos alimenta la sospecha de que existen detalles que no han sido hechos públicos.

Un Eco del Pasado: El Paralelismo con el Incidente de Portage

El evento de Trumbull no es un hecho aislado en la historia de Ohio. Casi tres décadas antes, el 17 de abril de 1966, dos policías del condado de Portage, Dale Spaur y Wilbur Neff, vivieron una experiencia casi idéntica: persiguieron un objeto con forma de disco que emitía una luz cegadora y que provocó fallos en su vehículo. Aquel caso, aunque igualmente bien documentado, terminó con el descrédito profesional de los agentes, quienes abandonaron la fuerza. Las similitudes entre ambos incidentes, separados por 30 años, sugieren un patrón recurrente en la región, considerado un punto caliente para avistamientos aéreos inexplicables en Estados Unidos.

Tres décadas después, el avistamiento del condado de Trumbull permanece como un rompecabezas sin resolver. La solidez de los testigos —agentes de ley entrenados para mantener la calma y evaluar situaciones críticas—, la simultaneidad de los informes y el detalle de las narraciones lo convierten en un caso de alto valor para la ufología. La falta de una explicación convincente por parte de las autoridades, junto con el silencio oficial posterior, no hace más que alimentar las preguntas. Más allá de la especulación sobre su origen, el incidente sirve como un recordatorio persistente de que existen fenómenos aéreos que, por ahora, desafían la comprensión convencional y exigen una investigación seria y desprejuiciada.

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