El Encuentro OVNI de Fostoria: Maquinistas y un Disco Brillante en la Noche Fría de Ohio
Testigos ferroviarios describen un objeto giratorio con arcos de energía azul en un avistamiento de 22 minutos que desafía explicación.
En las primeras horas del 21 de octubre, en las afueras de Fostoria, Ohio, un evento extraordinario sacudió la rutina nocturna de tres empleados ferroviarios. Mientras realizaban maniobras de carga en un almacén distante, un objeto luminoso, con forma de disco y comportamiento inteligente, apareció ante ellos. Lo que siguió fue un intercambio de señales, mediciones precisas y una inquietante sensación de comunicación no verbal con lo desconocido. Este incidente, documentado con rigor por los testigos, se suma a los archivos de encuentros OVNI que desafían la lógica convencional.
El Escenario: Una Noche de Trabajo Rutinario
El ferrocarril C&O operaba dos trenes diarios desde Columbus, Ohio, hacia el norte, cargando alimentos procesados en el almacén de Fostoria Distribution Company. Esa noche, el maquinista Howard J. Albert, el conductor Donald y un guardafrenos sin nombre coordinaban el acoplamiento de vagones vacíos y llenos. La zona, rodeada por vías principales y la Ruta 23 de EE. UU., estaba despejada y fría, con solo una iglesia rompiendo la monotonía del paisaje industrial.
A las 3:20 a. m., Howard observó una “estrella fugaz” que descendía en curva desde el noroeste. La luz, sin embargo, no desapareció. Se movió lentamente hacia las vías, deteniéndose a unos 55-82 metros de la locomotora. Fue entonces cuando Howard alertó a Donald por radio: “Tenemos un maldito OVNI aquí arriba”.
El Objeto: Un Disco de Tecnología Inimaginable
El OVNI, descrito como un “pastel de cumpleaños” metálico, medía aproximadamente 27 metros de diámetro y 13 de altura. Su superficie, de un gris lavanda similar a una piedra de afilar, carecía de ventanas o marcas. Lo más sorprendente eran sus “tubos” verticales, nueve en total, separados por espacios oscuros. Tubos horizontales más cortos conectaban estas estructuras, creando un patrón geométrico preciso.
El disco giraba a 9 revoluciones por minuto (rpm), medido con cronómetros ferroviarios. De él emanaban arcos de energía azul que recorrían su superficie en sentido horario, iluminando secuencialmente los tubos. “Era como ver un circuito vivo”, relató Howard. No emitía sonido alguno, pero su luminosidad fluctuaba en respuesta a las señales de la luz frontal de la locomotora.
La Interacción: ¿Comunicación o Observación?
Howard probó varias acciones para elicitar una reacción del objeto. Al encender y apagar la luz del tren, el OVNI respondió incrementando su brillo de manera sincronizada. Sin embargo, el aumento de potencia del motor (1.500 amperios) no generó respuesta. Los radios portátiles y la comunicación con la torre de control de Fostoria funcionaron con normalidad, descartando interferencias electromagnéticas.
El operador de la torre, Merv, ofreció enviar a la policía, pero Howard declinó: “No le hace daño a nadie. Estamos jugando con él”. Los testigos sintieron una “presencia” que les advirtió tácitamente no cruzar las vías o tocar el silbato del tren, sugiriendo una conciencia del objeto sobre sus acciones.
La Partida: Un Misterio que Persiste
Tras 22 minutos, el disco aceleró su giro, recuperó su brillo máximo y ascendió en silencio hacia el noroeste, reduciéndose a un punto amarillo en el cielo. Donald solo alcanzó a verlo como una “estrella” distante antes de que desapareciera.
Howard especuló que los ocupantes del objeto estaban estudiando su locomotora GM 3900, un modelo poco común, mientras permitían a los humanos observar su nave. Ninguno de los hombres reportó efectos adversos posteriores, pero el incidente quedó grabado en su memoria como un encuentro único con lo inexplicable.
El avistamiento de Fostoria destaca por la credibilidad de los testigos (empleados ferroviarios entrenados en observación detallada), la duración del evento y las interacciones registradas. A diferencia de otros relatos, este incluye mediciones técnicas (rpm, distancias) y un comportamiento reactivo del objeto. Aunque nunca se encontraron huellas físicas, el caso sigue siendo un enigma para investigadores y escépticos por igual.
Referencia
NICAP
