El enigma de Cape Girardeau: La desclasificación de un accidente OVNI oculto desde 1941
Testimonios familiares y una investigación renovada arrojan luz sobre el incidente de Missouri, un evento seis años anterior a Roswell que involucró un objeto discoidal y entidades no humanas, y que permaneció en la sombra durante décadas.
En los anales de la ufología, el incidente de Roswell de 1947 ha acaparado durante décadas la atención mundial. Sin embargo, evidencias y testimonios desclasificados recientemente apuntan a un evento anterior, más silenciado y quizás más revelador: el accidente ocurrido en una granja cercana a Cape Girardeau, Missouri, en la primavera de 1941. Esta historia, mantenida en secreto por juramento de silencio y amenazas de seguridad nacional, emerge ahora a la luz pública a través de los recuerdos heredados de un testigo clave: un pastor bautista.
El Llamado Nocturno y el Descubrimiento
La noche del incidente, el reverendo William Huffman, ministro de la Iglesia Bautista Estrella Roja, recibió una urgente solicitud de auxilio espiritual. Las autoridades le informaron de un presunto accidente aéreo y requirieron su presencia para ofrecer oración por las víctimas. Al llegar al lugar, una remota zona rural, Huffman se encontró con una escena que distaba mucho de un siniestro aeronáutico convencional. Según relataría posteriormente a su familia, en lugar de los restos de un avión, yacía un artefacto en forma de disco, metálico, de apariencia lisa y sin soldaduras visibles, rodeado por un operativo conjunto de policías, bomberos y agentes federales y militares.
Los Ocupantes y el Juramento de Silencio
La misión del reverendo se tornó sobrecogedora cuando se le condujo hacia los cuerpos sin vida de los ocupantes de la nave. En declaraciones recogidas por su nieta, Charlette Mann, Huffman describió a tres seres de aproximadamente 1,20 metros de estatura, con cabezas calvas y desproporcionadamente grandes, y ojos de un tamaño inusual. El interior del objeto siniestrado, que pudo vislumbrar brevemente, contenía instrumentos con diales y símbolos que comparó con jeroglíficos egipcios. Inmediatamente después de ofrecer sus plegarias, un oficial militar se acercó al pastor y le advirtió en términos severos: “Esto no sucedió, usted no lo vio. Es un asunto de seguridad nacional”. Junto con todos los presentes, Huffman fue obligado a firmar un acuerdo de confidencialidad bajo pena de severas consecuencias legales.
El reverendo Huffman regresó a su hogar visiblemente afectado y, rompiendo el silencio solo en el seno de su familia más cercana, relató los extraordinarios eventos de aquella noche. Cumplió su promesa de no hablar públicamente del asunto, pero el relato se transmitió como un legado confidencial. Décadas más tarde, en su lecho de muerte, Floy Huffman, la esposa del pastor, compartió la historia completa con su nieta Charlette, instándola a documentarla. Fue Mann quien, ya en la década de 1990, contactó al ufólogo Leo Stringfield, aportando un testimonio notariado que dio credibilidad y resonancia pública al caso. La familia también mencionó la existencia de una fotografía tomada esa noche, que mostraba a dos hombres sujetando a uno de los seres, pero esta evidencia gráfica, según los relatos, circuló brevemente antes de desaparecer.
La Reapertura de la Investigación
El caso de Cape Girardeau ganó nueva tracción a principios del siglo XXI gracias a la labor del investigador James Westwood, un exingeniero militar que abordó la historia con escepticismo metódico. Westwood realizó una exhaustiva revisión de archivos locales y militares, y entrevistó a residentes de la zona, buscando cualquier corroboración documental o testimonial secundaria. Aunque no halló una “pistola humeante”, su investigación destacó las inquietantes similitudes con el posterior incidente de Roswell: la naturaleza del objeto, la descripción de los ocupantes y la rápida y enérgica intervención militar para acordonar la información. Westwood también planteó la hipótesis de que la unidad desplegada pudo proceder de la cercana Base Aérea de Sikeston.
Una Pieza en el Rompecabezas del Siglo XX
El incidente de Cape Girardeau de 1941 se erige hoy como un caso fundamental en la historia de la ufología, no por evidencias físicas irrefutables, sino por la solidez del testimonio de un testigo creíble y la consistencia del relato transmitido a través de su familia. Su relevancia histórica radica en su precedencia temporal a Roswell, sugiriendo que los protocolos de encubrimiento y recuperación de objetos no identificados podrían haberse establecido antes de lo que se creía. En un contexto histórico marcado por la inminente entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de que una tecnología aérea desconocida —fuera cual fuera su origen— cayera en suelo estadounidense justificaba, para las autoridades de la época, el máximo secreto. El caso de Cape Girardeau permanece como un recordatorio intrigante de que la historia oficial a menudo oculta capas de misterio aún por descifrar.
