El Enigma Nocturno de Columbia: El Avistamiento OVNI que Desconcertó a Misuri en 1973
Una Familia Atestigua un Fenómeno Aéreo Inexplicable en Medio de Condiciones Climáticas Ideales
En la madrugada del 28 de junio de 1973, en las afueras de Columbia, Misuri, una tranquila noche estival se transformó en un escenario de eventos inexplicables que dejarían perplejos a testigos, investigadores e incluso a autoridades locales. James Richards, un técnico en cuidado de animales de la Universidad de Misuri, junto a su hija Vanea y su hijo pequeño Jamie, fueron protagonistas de un avistamiento OVNI que desafió toda lógica. Con condiciones climáticas óptimas —cielo despejado, visibilidad perfecta y ausencia de tormentas—, el incidente fue documentado minuciosamente por investigadores como el Dr. J. Allen Hynek y Ted Phillips, cuyos hallazgos añadieron capas de misterio a un caso ya de por sí enigmático.
El Incidente: Luces, Movimientos y Silencio Inquietante
Todo comenzó cuando Vanea Richards, de 16 años, escuchó un golpeteo intenso proveniente de un grupo de árboles cercanos a su casa móvil. Alarmada, llamó a su padre, quien al acercarse a la ventana observó dos haces de luz cónicos, blancos y plateados, proyectándose desde un punto indeterminado entre la vegetación. Los rayos, de aproximadamente 1.2 metros de ancho en su base, se estrechaban hasta los 60 centímetros al tocar el suelo. De pronto, las luces se desvanecieron, revelando un objeto ovalado de entre 3.6 y 4.5 metros de diámetro, que emitía un resplandor “brillante como el día”.
Lo más inquietante fue el comportamiento del entorno: los árboles se mecían como si un viento fuerte los agitara —a pesar de que la velocidad real del viento era de apenas 5 nudos—, y una rama gruesa apareció fracturada al día siguiente, como si hubiera sido arrancada por una fuerza invisible. Los perros de la familia, normalmente alertas, permanecieron en completo silencio, algo que Richards describió como “antinatural”.
Comunicaciones Fallidas y una Llamada Desesperada
Richards intentó pedir ayuda, pero las líneas telefónicas fallaron repetidamente. Operadoras locales confirmaron que, aunque él parecía sobrio y genuinamente aterrorizado, las llamadas se cortaban misteriosamente. Mientras tanto, el objeto realizó movimientos erráticos: se alejó, regresó y, en un momento crítico, mostró bandas de luz azul y naranja alrededor de su perímetro. Richards relató una sensación de “frío intenso” y un presentimiento de muerte inminente.
La Investigación: Huellas Imposibles y Daños Inexplicables
Investigadores posteriores, incluyendo al propio Hynek, hallaron evidencias físicas perturbadoras: huellas de 1.5 x 1.2 metros y hasta 0.9 metros de profundidad —imposibles de replicar incluso por una persona de 136 kg—, ramas retorcidas y hojas quemadas en árboles cercanos. Un reportero del Columbia Tribune intentó recrear las marcas sin éxito, reforzando la teoría de que algo con un peso anormal había estado allí.
Un Misterio que Persiste
A pesar de los esfuerzos por encontrar una explicación convencional —como fenómenos atmosféricos o pruebas militares—, el caso de Columbia sigue sin resolverse. La combinación de testimonios coherentes, alteraciones físicas en el terreno y fallos tecnológicos simultáneos lo convierten en uno de los avistamientos mejor documentados de la década. Cinco décadas después, la pregunta sigue en el aire: ¿Qué vio realmente la familia Richards aquella noche?
Referencia
- https://www.angelfire.com/mo/cptr/columbia.html