El Experimento Olvidado de 1961 que anticipó la abducción del icónico incidente de Betty y Barney Hill
Peter Robbins, investigador ovni de renombre, desvela por primera vez los detalles completos de su encuentro infantil con su hermana, un caso de abducción con seres grises ocurrido meses antes del icónico incidente de Betty y Barney Hill, y que permaneció sepultado en su memoria durante 14 años.
En la historia de la ufología, algunos casos se erigen como pilares fundamentales. El incidente de Betty y Barney Hill en septiembre de 1961 es, sin duda, uno de ellos, marcando un antes y un después en la comprensión pública de las abducciones. Sin embargo, una nueva y extraordinaria revelación emerge ahora de las sombras del pasado, cuestionando la línea temporal conocida. Se trata del testimonio de Peter Robbins, un investigador respetado en el campo, quien junto a su hermana, la fallecida artista punk Helen Wheels, experimentó un encuentro cercano de proporciones dramáticas en junio de ese mismo año, varios meses antes que los Hill.
Una Tarde Inolvidable en Rockville Centre
La historia, narrada en una entrevista exclusiva para “The Richard Dolan Show”, se remonta a un día sereno de junio de 1961 en el apacible pueblo de Rockville Centre, Nueva York. Peter, de 14 años, y su hermana Helen, de 12, jugaban en el jardín de su casa. El escenario era idílico: cielo despejado, calles vacías y solo el sonido del viento en los árboles. De repente, algo captó la atención de Peter en su visión periférica.
Al alzar la vista, ambos niños observaron, suspendidos en un silencio absoluto sobre la casa de enfrente, cinco objetos con forma de disco, de un color plateado blanquecino similar al aluminio cepillado. Estaban dispuestos en una formación en “V” perfecta, tan cerca que podían distinguir detalles en sus bordes, similares a las ventanas de un avión. No eran aviones, ni helicópteros, ni ningún artefacto convencional. El joven Peter recorrió mentalmente un “checklist” de posibilidades, descartándolas todas. La realidad que conocía comenzaba a resquebrajarse.
Dos Experiencias, Un Solo Evento Traumático
La reacción de los hermanos fue diametralmente opuesta. Mientras Helen, fascinada, no podía apartar la vista, Peter fue invadido por una ansiedad social profunda. Temió que, de divulgar lo visto, se convertiría en el hazmerreír de su escuela y arruinaría su vida social. Decidió correr hacia la casa para buscar a su madre. Pero nunca llegó.
A pocos metros de la puerta, su percepción se distorsionó. Sintió que corría a través de melaza, con el mundo ralentizándose. Perdió el conocimiento, pero no sin antes tener tres pensamientos finales de una paz surrealista: admirar la belleza de las hortensias de su madre, observar un hormiguero en la acera y pensar “qué día tan hermoso”. Se desplomó, quedando inconsciente durante un tiempo indeterminado, que ambos luego estimaron en al menos media hora.
Mientras tanto, Helen vivía su propia odisea. Según relató años después a su hermano, vio un rayo de luz azul que salía de una de las naves y golpeaba a Peter, quien cayera al suelo. Inmediatamente después, ella misma fue elevada flotando hacia el objeto. Dentro, describió ser guiada por seres de cabezas grandes y ojos negros, junto a una entidad más alta, que se comunicaba con ella telepáticamente. Fue colocada en una mesa metálica, le aseguraron que no le harían daño, que era “especial” y que la “amaban”, aunque experimentó un dolor físico intenso durante el procedimiento.
La Amnesia Forzada y la Revelación Tardía
Lo más intrigante del caso es el mecanismo de supresión mental que se activó. Al despertar, Peter había olvidado por completo el incidente. Lo reprimió con tal fuerza que logró borrarlo de su memoria consciente durante 14 años. Fue solo en 1975, tras una serie de eventos catalizadores que incluyeron un taller de potencial humano y el reencuentro con sus dibujos infantiles, que el recuerdo “regresó como un tren de carga”, sumiéndolo en una crisis personal.
Fue entonces cuando, tras una llamada a su hermana, descubrió que Helen nunca lo había olvidado. Ella había vivido con la memoria de aquel día, sintiéndose “especial”, y corroboró cada detalle de la observación, además de relatar su propia abducción. Esta validación mutua transformó la vida de Peter, quien abandonó su prometedora carrera como artista en Nueva York para sumergirse de lleno en la investigación ovni, campo al que ha dedicado décadas.
Un Legado de Significado Histórico
El testimonio de Peter y Helen Robbins no es solo otra anécdota sobre ovnis. Su caso posee una relevancia histórica crucial. No solo ocurrió antes del caso Hill, sino que la descripción de Helen en 1961 de los ahora icónicos “Grises” —con sus grandes cabezas y ojos oscuros— se adelantó a la iconografía que se popularizaría mucho más tarde. La naturaleza dual del encuentro, con un testigo consciente (Helen) y otro que sufrió amnesia (Peter), ofrece un patrón que la ufología reconocería como común en los años venideros.
La decisión de Peter Robbins de compartir ahora la historia completa, con un nivel de detalle granular y respaldado por regresiones hipnóticas realizadas con investigadores de la talla de Bud Hopkins, aporta una pieza fundamental al rompecabezas del fenómeno ovni. Es un recordatorio de que la historia de la interacción humana con lo desconocido aún está siendo escrita, y que algunos de sus capítulos más significativos han permanecido ocultos a plena vista, en la memoria de quienes, durante mucho tiempo, eligieron o se vieron forzados a guardar silencio.
