El informe Sturrock : Evidencias físicas relacionadas con los informes OVNI

Por Rodrigo Bravo Garrido

Por muchos años la comunidad científica se ha mantenido al margen de la temática ovni, ya que la posición de la ciencia es muy clara y precisa, no admite juicios de temas que no son estudiados con prolijidad y debatidos académicamente de manera abierta.

De esta forma, entre el 29 de septiembre y el 4 de octubre del año 1997, se realizó un coloquio multidisciplinario llamado: “Evidencias físicas relacionadas con los informes OVNI”, en Tarry Town, Nueva York, más conocido por la comunidad ufológica como el “Informe Sturrock”, debido a que el director de esa actividad fue Peter Sturrock, profesor de física aplicada de la Universidad de Stanford, California.

El invitado más conocido en el tema de ufológico fue Jacques Vallée, investigador nacido en Francia, nacionalizado estadounidense, creador de la “Escuela Paraufológica” y autor de varios libros, entre los que podemos destacar “Pasaporte a Magonia”.

En los cuatro días de debate, los científicos lograron examinar pruebas objetivas que certificaron la presencia de fenómenos aéreos anómalos, con el propósito de verificar si su recopilación y análisis podrían resolver, aunque sea en parte, el problema de fondo y eventualmente determinar las causas de los mencionados informes de ovnis.

Sin titulo 2 5 El informe Sturrock : Evidencias físicas relacionadas con los informes OVNIParticipantes en el panel de revisión de ovnis, Nueva York, octubre de 1997. De izquierda a derecha: Thomas Holzer, Von Eshleman, Mark Rodeghier, John Schuessler, Jay Melosh, Randy (JR) Jokipii, Harold Puthoff, David Pritchard, Peter, Charles Tolbert, Francois Louange, Laurance Rockefeller, Jean-Jacques Velasco, Illobrand von Ludwiger, Henry Diamond, Marsha Sims, Jacques Vallee, Bernard Haisch, Bernard Veyret, Richard Haines, Michael Swords, James Papike, Guenther Reitz y Erling Strand.

Las evidencias discutidas fueron: pruebas fotográficas, evaluaciones de luminosidad, trazas anómalas en radar, interferencias con el funcionamiento de automóviles, interferencia en instrumentos de aeronaves, efectos inerciales o gravitacionales aparentes, huellas en el suelo, deterioros sufridos por la vegetación, efectos fisiológicos sobre los testigos y el análisis de vestigios en general.

Por su parte, las investigaciones sobre un fenómeno recurrente en el valle de Hessdalen, en Noruega, también fueron presentadas pero como una evidencia independiente, permitiendo que el comité hiciera penetrantes críticas sobre los procesos y metodologías utilizadas en otras investigaciones de ovnis presentadas, ya que el caso del “Proyecto Hessdalen” eran un muy buen ejemplo en cuanto a la forma de cómo se deben indagar fenómenos de este tipo. El despliegue de tecnología, para investigar los ovnis en Noruega desde el año 1983, y en especial dos situaciones registradas en las más de 200 horas de videos y 2000 imágenes, impresionaron al panel por completo, permitiendo así que aprobaran el mencionado proyecto, avalando sus resultados primarios.

Como todavía se desarrolla el estudio y en la medida en que se sigan captando imágenes y fotografías, el panel concluyó que aquellas evidencias deberán analizarse igualmente, ya que los fenómenos captados previo al año 1997 e incluso hasta hoy, todavía no poseen una explicación convencional.

Las conclusiones del coloquio fueron variadas y contundentes, pero dejando en claro que existe un fenómeno aéreo no identificado, siendo este punto muy interesante, ya que desde ahí se puede separar la realidad de manifestaciones extrañas con la mitología y el folclore con las cuales se les identifica seguidamente, por parte de una comunidad apegada al pensamiento mágico o mítico y que se ampara de la parte más ortodoxa de la llamada ufología. De hecho, el comité concluyó que algunos incidentes podrían deberse a fenómenos inexplicados, pero que ninguna prueba demostró la existencia de una inteligencia extraterrestre presente.

También se dedujo que sería muy útil estudiar con atención los informes de ovnis, porque el examen de observaciones sin aclaración, permitiría a los científicos aumentar sus conocimientos. Sin embargo, para tener credibilidad, tales investigaciones debían tratarse de manera objetiva y permitir el análisis de todas las hipótesis, mediante el examen de las pruebas.

Por otra parte, se entendía con claridad que el folclore de teorías de conspiración, son el producto que desde el año 1969 no existían proyectos oficiales de investigación en Estados Unidos, lo que creó un ambiente ideal para que, al no imperar una respuesta, se especule y entre en debate hechos aparentes y no precisamente reales.

Sobre el programa SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence – Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), se respaldó su trabajo y que producto de no tener resultados positivos, hasta ahora,  ha sido blanco de ataques por parte de algunos seguidores de la Teoría de la Conspiración.

Los panelistas del Informe Sturrock hicieron un enfoque abierto y sin prejuicios en cada uno de los sucesos analizados, pero al mismo tiempo fueron cautos, debido a que también se debatieron aspectos metodológicos de las investigaciones ovni. Un ejemplo son los ecos de radar, los cuales se podrían interpretar erróneamente como manifestaciones anómalas, siendo que en muchas oportunidades se tratan de fenómenos naturales como los rayos globulares, plasma ionizado, nubes duende o tecnología furtiva, con prototipos de aeronaves que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial las grandes potencias, como Estados Unidos o la ex Unión Soviética, desarrollaron y probaron en todo el mundo de manera secreta.

Finalmente, el congreso aprobó la existencia de fenómenos extraños de los cuales se sabe muy poco sobre su composición real, por lo que gran parte de sus manifestaciones carecen de una explicación racional concreta, destacando también la imperiosa necesidad de centrarse en las futuras evidencias físicas que se logren recuperar, indicando además que desde el momento en que se acreditan observaciones extraordinarias, es posible que al obtener información nueva, evidentemente se ampliarán las fronteras del conocimiento y de la ciencia.

El misterio sigue vivo y algunos de los fenómenos aéreos anómalos registrados y metodológicamente analizados, por ahora, no poseen una explicación racional ni científica. Hay mucho por descubrir.

Por Rodrigo Bravo Garrido

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