El Misterioso Objeto Rojo del Skylab III: Un Avistamiento No Identificado en las Crónicas de la NASA
El 20 de septiembre de 1973, durante la misión Skylab III, los astronautas Alan Bean, Owen Garriott y Jack Lousma reportaron un encuentro inusual con un objeto espacial de características inexplicables. A tan solo 30-50 millas náuticas de su posición, el artefacto, descrito como “enorme” y de un brillo superior al de cualquier planeta conocido, exhibía un tono rojizo y un comportamiento lumínico oscilante. A pesar de las fotografías capturadas y los testimonios detallados, el incidente permanece sin una explicación oficial concluyente, añadiendo un capítulo intrigante a los registros de fenómenos aeroespaciales no identificados.
El Avistamiento y las Evidencias
Según los informes de la NASA (documento JSC-08478), el objeto fue observado durante aproximadamente diez minutos antes del ocaso orbital. Los astronautas destacaron su peculiaridad: no solo mantenía una órbita similar a la del Skylab, sino que su luz roja variaba en intensidad cada diez segundos, sugiriendo un posible movimiento rotatorio. Además, persistió visible brevemente después de que la estación entrara en la sombra terrestre, un detalle que llevó a la tripulación a estimar su proximidad.
Las cuatro fotografías tomadas (incluida la imagen NASA #SL3-118-2140) fueron analizadas por el Laboratorio de Evaluación Fotográfica, que las catalogó como “satélite no tripulado” en el Índice Oficial de Skylab. Sin embargo, expertos independientes como el físico Bruce Maccabee y el investigador Brad Sparks han señalado inconsistencias en esta clasificación, argumentando que las características del objeto no coinciden con ningún satélite conocido de la época.
La Comunicación con Houston y el Silencio Posterior
El diálogo radial entre los astronautas y el Control de Misión revela un tono de perplejidad. Lousma describió el objeto como “el más cercano y brillante que hemos visto”, mientras Bean enfatizó su tamaño. Sin embargo, el intercambio fue abruptamente interrumpido después de que Garriott omitiera responder una pregunta directa sobre el avistamiento. Este vacío en la comunicación ha alimentado especulaciones sobre si el tema fue deliberadamente evitado.
Conclusión: Un Enigma que Perdura
Cinco décadas después, el caso del objeto rojo del Skylab III sigue sin resolverse. A pesar de los avances tecnológicos, ninguna explicación ha logrado reconciliar las observaciones de los astronautas con los catálogos de satélites o fenómenos astronómicos conocidos. Para los entusiastas de la ufología, el incidente representa un potencial encuentro con tecnología no humana; para los escépticos, un error de identificación con causas naturales aún por determinar. Lo cierto es que el misterio continúa desafiando tanto a la ciencia como a la imaginación, recordándonos que el espacio aún guarda secretos por develar.