“Fenómeno ovni una mirada distinta” Interpretaciones “Hipótesis extraterrestre, psicosocial, paraufológica y cultura popular”
Debido a que el tema sobre el fenómeno ovni es tan extenso y con distintos puntos de vista, hemos querido traer esta miranda distinta al fenómeno, quizás logres identificarte con algunas.
Una de las mas conocidas y de creencias de muchas personas es sobre que posibles civilizaciones extraterrestre nos visitan.
Hipótesis extraterrestre
La idea de que los ovnis son naves extraterrestres se planteó ya con el Incidente de Roswell y ha sido un explicación recurrente desde aquel momento. Los escépticos suelen emplear un principio básico de la ciencia según el cual «para poder afirmar la existencia de fenómenos extraordinarios se requieren pruebas concluyentes». Hacen hincapié en que no se han aportado pruebas fiables que respalden la hipótesis de que el fenómeno ovni mantiene relación con naves extraterrestres. El Dr. Neil DeGrasse Tyson afirma contundentemente que si se ve algo en el cielo desconocido para nosotros no se debe concluir cualquier cosa, sino “dejar de hablar”.
La ausencia total de pruebas ha sido una constante cuando se trata de indicar un origen extraterrestre. Como se ha referido anteriormente, participantes en el Proyecto Libro Azul, como Donald Keyhoe, manifestaron muy pronto que las pruebas debían existir, pero las fuerzas aéreas estadounidenses las retenían.
La hipótesis del encubrimiento o Teoría de la Conspiración ha sido esgrimida por los defensores de la procedencia extraterrestre cuando se solicitan evidencias. Los escépticos continúan afirmando que la carga de la prueba le corresponde a quien hace la afirmación.
Si las fuerzas armadas ocultan las que poseen les correspondería a los defensores del vínculo extraterrestre-ovni aportar otras. La razón por la cual los defensores de dicho vínculo nunca reúnen ni enseñan sus evidencias la dio supuestamente Gray Barker. Barker informó en 1956 al público en general sobre la existencia de unos individuos, a los que denominó “hombres de negro” por la indumentaria que lucían, que amenazaban a periodistas como Albert K. Bender con funestas consecuencias en el caso de continuar revelando secretos sobre la procedencia de los ovnis, recogen autores como Luis Alfonso Gámez.
Según escritores como Baker, ha sido la intervención constante de los MIB, por su acrónimo de “Men In Black”, la que ha impedido mostrar a la comunidad científica las pruebas existentes.
Personal del Proyecto Libro Azul.
Respecto a la capacidad de los MIB para neutralizar cualquier prueba definitiva sobre el origen de los ovnis se alegan experiencias con sistemas muy cerrados y reticentes a la entrega de información. Así, la Historia demuestra que de la Unión Soviética se obtuvo información pese a que su régimen llegó a quemar vivos a los traidores. En el caso del Proyecto Manhattan los soviéticos lograron obtener datos precisos para saber lo que se probaba y los resultados obtenidos en Álamo Gordo. Incluso de Corea del Norte se han obtenido pruebas verificables y contrastables sobre los movimientos de prisioneros para investigar con ellos armas biológicas.
Nube lenticular reportada como ovni debido a su peculiar forma.
Científicos como Edward Gondon, Donald Menzel o Carl Sagan han afirmado que, cuando los informes de ovnis se estudian en profundidad, la mayoría de los casos logra ser identificado con certeza en porcentajes parecidos a los arrojados por el Proyecto Libro Azul, es decir, fraudes, alucinaciones, malas interpretaciones y sobre todo pareidolias de fenómenos conocidos (cometas, fenómenos atmosféricos, satélites, basura espacial, aviones, prototipos de naves terrestres, nube lenticular, etc.).
A lo que los defensores de la conexión ovni-extraterrestre mantienen que lo importante radica en ese pequeño porcentaje de no identificados. Es la llamada falacia del residuo. Esta postura es respondida por los escépticos afirmando que la falacia residual no prueba nada porque la existencia de un pequeño porcentaje inexplicado es común a cualquier disciplina con un número considerable de casos. Así, en criminología siempre quedan algunos asesinatos sin aclarar y lo mismo en los accidentes de tráfico, siempre existe un pequeño porcentaje que no puede ser explicado, lo que no prueba la existencia de vampiros, zombis o seres demoníacos.
Pese a los argumentos en contra, la ufología ha formulado varias conjeturas o hipótesis sobre la procedencia del pequeño índice de casos sin resolver:
Hipótesis intraterrestre: es la que afirma que la Tierra es casi hueca y en su interior habita una civilización mucho más avanzada que la humana.
Hipótesis interdimensional: postula que los ovnis provendrían de otras dimensiones dentro de otros planos de nuestro Universo, o en dimensiones no pertenecientes a nuestro universo, es decir del multiverso. Sus tripulantes serían seres pertenecientes a esas dimensiones.
Hipótesis intertemporal: defiende que el origen de los ovnis estaría en tiempos pasados o futuros y que, por tanto, sus tripulantes serían seres (humanos o no humanos) pertenecientes a estos lugares y otros tiempos. Indicándose que estos seres poseerían los medios para poder viajar en el espacio-tiempo.
Hipótesis de los proyectos secretos: es la que defiende que una gran parte de las observaciones no explicadas corresponden a nuevos prototipos aeronáuticos con tecnología furtiva, motores con mínimas emisiones de luz y calor, toberas orientables, hipervelocidad y otros adelantos que no los hacen fácilmente identificables, ni siquiera por pilotos y radaristas civiles.
Aparatos como el SR-71 fueron totalmente secretos, pese al gran número de corporaciones y personas que trabajaron en él, hasta que el Gobierno estadounidense decidió revelar su existencia bajo dos palabras “Proyecto Aurora”, en información recogida por Juan Antonio Guerrero.
Según Luis Alfonso Gámez y otros autores,6 en este caso los ufólogos y los medios donde suelen escribir hacen la veces de “tontos útiles”. Así contribuyen a expulsar las miradas de otro tipo de prensa sobre los hechos, reduciendo las noticias de nuevos prototipos y sus capacidades a un círculo pequeño y poco acreditado. Semejanzas similares se han entablado entre varias observaciones que posteriormente han encajado con la forma del Lockheed F-117 Nighthawk o el Northrop Grumman B-2 Spirit.
Carl Gustav Jung: fundamentación psíquica
La idea de la necesidad del misterio parece algo consustancial al ser humano. El hecho de recibir una explicación plausible sobre lo que se ve puede restar espacio a la fantasía.Así varios autores no utilizan la denominación “fenómeno” sino “mito” y en otros casos “síndrome”. El término “síndrome ovni” fue utilizado por autores como Jiménez del Oso para indicar que los observadores de luces sin identificar están afectados por varias variables además del emisor de las luces. Por su parte, Julio Arcas indica que los avistamientos ovni son relatos orales en su mayoría, forman parte de la tradición oral del siglo XX para los occidentales.
Mucho antes de los autores antes citados, el psiquiatra Carl Gustav Jung postuló una teoría para explicar por qué parece más deseable que los ovnis sean naves extraterrestres que no cualquier otro fenómeno conocido. Jung publicó en 1958 su obra Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo. Dicho título ahonda en el rumor mundial sobre los «platillos volantes». En el prólogo a la edición angloestadounidense, Jung alude a un artículo de 1954 escrito para el semanario suizo Die Weltwoche en el que mostraba su escepticismo.
En 1958 la prensa mundial descubrió dicha entrevista divulgándose la noticia a nivel internacional, pero de manera distorsionada, citándosele como creyente en los ovnis. A pesar de dirigir una rectificación a la agencia United Press, la versión auténtica de su opinión se ignoró. Finaliza aludiendo a que «este notable hecho merece el interés del psicólogo. ¿Por qué la existencia de platillos volantes parece más deseable que su no existencia?».
En dicho comunicado a United Press International aclara sin embargo que no puede afirmar nada sobre la cuestión de la realidad o irrealidad física de los ovnis, pues no posee pruebas suficientes ni a favor ni en contra. Debido a ello se ocupa solamente del aspecto psicológico del fenómeno, sobre el cual se dispone de mucho material.
He formulado mi posición ante la cuestión de la realidad de los ovnis con la frase: «La gente ve algo, pero no sabemos qué es». Esta formulación deja abierta la cuestión del «ver»: se puede ver algo material, pero también se puede ver algo psíquico. Las dos cosas son realidades, pero de tipos diferentes.
Para escritores como Patrick Harpur, el ensayo de Jung sigue siendo uno de los más agudos análisis de apariciones aéreas. Fue «dedicado a Walter Niehus, arquitecto, como muestra de agradecimiento por haberme inducido a escribir este librito». En el prólogo comienza aludiendo a la conclusión a la que llegó en el artículo de 1954 ya citado: «Se ve algo, pero no se sabe qué. Incluso resulta casi imposible hacerse una idea correcta de estos objetos, pues no se comportan como cuerpos sino con la ingravidez de los pensamientos. No ha habido hasta ahora ninguna prueba indudable de la existencia física de los ovnis excepto en los casos en que se ha producido un eco en el radar».
Jung añade que desde entonces y «durante más de un decenio la realidad física de los ovnis ha seguido siendo un asunto sumamente problemático». Y que «cuanto más se prolongaba la incertidumbre, tanto más probable se fue haciendo que en ese fenómeno, evidentemente complicado, incidiera también, además de una posible base física, un importante componente psíquico. Esto no tiene nada de asombroso al tratarse de un fenómeno aparentemente físico que se caracteriza, por una parte, por su frecuencia, y por otra, por lo extraño y desconocido, incluso por lo contradictorio de su naturaleza física. Un objeto semejante provoca como ninguna otra cosa la fantasía consciente y la inconsciente, produciéndose suposiciones especulativas y narraciones fantasiosas con el fondo mitológico propio de estas excitantes observaciones».5
Así, Jung establece tres modos de ver el fenómeno:
- Un proceso real objetivo, físico, o percepción primaria, genera una fantasía o mito concomitante.
- Una fantasía primaria inconsciente, un arquetipo, invade la consciencia con ilusiones y visiones.
- Se produce una coincidencia sincronística acausal y plena de sentido, especialmente en fenómenos vinculados a procesos psíquicos arquetípicos.
- Finalizaba el prólogo indicando que carece de medios para aportar algo útil a la realidad física del fenómeno, ocupándose casi exclusivamente del aspecto psíquico. Aun así reconoce «que por desgracia hay buenas razones por las que no puede darse por concluido el asunto de manera tan sencilla». Bien es cierto que las proyecciones psíquicas de carácter mitológico no son causadas por el fenómeno ovni al haber existido siempre, con o sin ovnis. El mito se fundamenta en lo inconsciente colectivo y su proyección siempre ha tenido lugar. Así, la proyección como ovni, junto con su contexto psicológico, el rumor, es un fenómeno propio de nuestra época, característico de ella.
Es seguramente significativo de nuestra época que el arquetipo, en contraposición a las formas anteriores, adopte una forma neutra, incluso técnica, para eludir el escándalo de la personificación mitológica. Lo que tiene apariencia técnica llega al hombre moderno sin dificultad.
Aún resta abordar el carácter real del fenómeno, ante lo cual Jung plantea tres posibilidades:
- La hipótesis de ausencia de gravedad o antigravitación que conlleva el fenómeno lo deja en manos de la física.
- El fenómeno ovni como materialización psíquica, es decir, que la psique llegue a materializar el fenómeno ovni, lo considera aún menos probable.
- Podría tratarse de un fenómeno sincronístico: la situación de la humanidad, por un lado, y el fenómeno de los ovnis como realidad material real pero desconocida, por otro, no se hallan en ninguna relación causal mutua cognoscible pero parecen coincidir en su sentido. Es decir, se proyectan contenidos de lo inconsciente sobre dichos fenómenos celestes reales pero indeterminados, dotándoles de un significado que no merecen en absoluto.
El ensayo de Jung representó un punto de inflexión que hizo énfasis en la característica fundamental del fenómeno ovni: su carácter mercurial, es decir, su capacidad aparente de ser tanto físico como psíquico, objetivo y subjetivo, externo e interno, temporal y atemporal, espacial y aespacial, real (deja huellas, ecos en el radar) y mitológico o hecho de la materia de los sueños. El enfoque unilateral de una u otra de sus características da lugar, ya sea a una hipótesis extraterrestre focalizada en la realidad exterior en detrimento de la subjetividad del observador y su dependencia del mito técnico moderno desde el que deconstruye la realidad, ya a un escepticismo radical justificadamente compensatorio que niega el fenómeno pero que lo hace desde un paradigma científico racionalista incompatible con la volatilidad mercurial anteriormente mencionada, al fin y al cabo para Jung entre psique y materia existe un continuum, mientras que para la ciencia la psique es un mero epifenómeno evolutivo de la materia biológica:
Dado que psique y materia está englobadas en un solo mundo, mantienen entre sí un contacto permanente y, finalmente, se basan en factores trascendentales irrepresentables, existe no sólo la posibilidad, sino incluso cierta probabilidad de que materia y psique sean dos aspectos diferentes de una misma cosa. Los fenómenos de sincronicidad apuntan, a mi parecer, en esta dirección, ya que sin una relación causal lo no psíquico se puede comportar como psíquico y viceversa.
Los ovnis serían más bien de naturaleza psicoide, es decir, tienen por base una realidad que integra y supera los opuestos anteriormente mencionados de materia y psique o unus mundus.
El paréntesis introducido por Jung será el precedente más directo de las hipótesis psicosociológicas (y en parte de las paraufológicas), las cuales surgirían años después para tratar de explicar el fenómeno ovni acudiendo a confusiones o errores de interpretación moldeados por la psicología del testigo y el ambiente sociológico del momento.
En 1977, el ufólogo francés Michel Monnerie publicó el libro Et si les ovnis néxistaient pas? donde planteaba que el fenómeno ovni es un mito surgido en la era espacial y con una base absolutamente psicosocial. Los testigos interpretan erróneamente y transforman imaginativamente fenómenos convencionales por medio de condicionamientos culturales y autosugestión. Pasaríamos por tanto del énfasis en el objeto externo en detrimento de la psicología del testigo, propio de la hipótesis extraterrestre, al otro lado de la balanza, experiencias subjetivas plenamente psíquicas sin agente externo.
Portada de Amazing Stories, junio de 1932.
La hipótesis psicosocial o psicosociológica se puede definir como:
Se trata de una corriente que se ha alejado del estudio convencional del caso ovni y la supuesta materialidad del objeto observado para poner atención en el testigo, en la sociedad en la que la información se produce y en la cultura en la que el mito extraterrestre se ha desarrollado. Se considera a sí misma como una ufología crítica, centrada no ya en el “objeto” ovni, sino en el objeto sociocultural que el ovni representa.
Esta negativa de la realidad objetiva de los ovnis atrajo la atención de los investigadores más racionalistas que ya cuestionaban la hipótesis extraterrestre, entre ellos Bertrand Méheust, quien mostró que la imaginería ovni desarrollada a partir de 1947 ya figuraba representada desde hacía décadas en la literatura de ciencia ficción, ampliando posteriormente dicho paralelismo al folclore, los mitos y las leyendas ancestrales.
Gradualmente fue conformándose la denominada “nueva ufología” a partir de representantes provenientes de la escuela paraufológica iniciada por Jacques Vallée, que aun presentando a su vez fundamentos sociológicos terminaría desarrollando su propia hipótesis homónima.
Sin embargo, la crítica principal hacia los nuevos escépticos ha corrido pareja a la de sus antecesores: la inabarcabilidad del carácter absurdo y genuínamente anómalo del fenómeno ovni ha terminado por gestar un nuevo reduccionismo polarizado exclusivamente en los procesos psicosociales. La interpretación mítica, antropológica y cultural resulta inevitable pero no implica per se un negativismo de toda aquella casuística inexplicada y aun a falta de demostración.
Como aproximación contemporánea a la teoría psicosocial, aunque con paralelismos a la siguiente hipótesis paraufológica, resalta la “teoría de la distorsión” del periodista e investigador gaditano José Antonio Caravaca, la cual no defiende que el fenómeno ovni tenga un origen puramente psicológico, sociológico o alucinatorio, sino que es producido/provocado por la interacción/comunicación de un agente externo desconocido, inteligente e independiente al ser humano, con los eventuales testigos que describen experiencias con ovnis. Para lograr sus objetivos, dicho agente conecta con la psique de los observadores para extraer, del inconsciente individual y privativo de los mismos, material intelectual (que se encuentra en los hobbies, cultura, cine, literatura, etc.), con el propósito de fabricar/proyectar una experiencia de visitación alienígena ficticia.
Hipótesis paraufológica
De la actual polarización entre la hipótesis extraterrestre, defensora del fenómeno físico, y la hipótesis psicosocial, defensora de un igualmente exclusivo fundamento psicosociológico, emerge la hipótesis paraufológica o interdimensional. Esta corriente tuvo sus inicios en la obra anteriormente expuesta del psiquiatra Carl Gustav Jung, siendo desarrollada posteriormente por autores como Jacques Vallée, John A. Keel y Jerome Clark, entre otros.
Jacques Vallée (derecha) y J. Allen Hynek.
Tal y como la define el investigador Moisés Garrido “esta hipótesis descarta la naturaleza material de los ovnis, centrándose en su contenido simbólico y en sus aspectos subjetivos, psíquicos y parafísicos. Propone, a su vez, la existencia de agentes o entidades interdimensionales (ultraterrestres) que manipulan nuestra realidad, deconstruyen nuestras creencias heredadas culturalmente y provocan estados modificados de conciencia en los testigos, algunos de los cuales desarrollan ciertas facultades psi y experimentan un despertar de la conciencia”.
En 1969 sería publicada la obra señera y fundacional Pasaporte a Magonia, trabajo principal del considerado por muchos como el mejor ufólogo del mundo Jacques Vallée.75 Dicha obra supuso un cambio radical en la interpretación del fenómeno ovni. El autor francés vincula en ella los ovnis con las hadas, los elfos y las apariciones de la Virgen, es decir, tras manifestaciones históricas aparentemente discordantes y divergentes se vislumbraría un mismo y unívoco fenómeno camaleónico (por ejemplo, el paralelismo entre los raptos de las hadas de las leyendas feericas europeas y las modernas abducciones extraterrestres), cuya motivación última apuntaría a algún tipo de manipulación, sistema de control o influencia sobre nuestro psiquismo, creencias y patrones socioculturales.
Un año después saldría a la luz una segunda obra igualmente excepcional, Operación Caballo de Troya, del ufólogo John A. Keel, en la que planteaba que los ovnis no provienen de otros planetas sino de otras dimensiones, serían el disfraz de un fenómeno oculto inteligente, manifestaciones que aparentan una presunta realidad mimetizándose en función de la época y el contexto cultural en el que se expresan, cual caballos de Troya.
La presente hipótesis replantearía y relativizaría nuestra actual concepción de lo que es la realidad. Precisamente el fenómeno ovni operaría desde una realidad extraordinariamente compleja y ambigua, mercurial como ya ha sido mencionado anteriormente, imposible de definir desde la simple materialidad y, consecuentemente, de aprehender desde el método científico al uso. Es este carácter cuasionírico el que lleva a hacer entrar en escena el papel que juega el psiquismo humano, el fenómeno no puede ser estudiado ni explicado desde una perspectiva unilateral, ya sea física (excluye los ingredientes psíquicos, psicopatológicos, parafísicos, mitológicos y folclóricos), ya psíquica (obvia su aparentemente imposible manifestación material), el fenómeno ovni no tiene una existencia separada del observador, la psique se vislumbra materializada, y viceversa, la materia acontece psiquizada.
Dentro del amplio abanico de determinantes psíquicos del fenómeno ovni, la hipótesis paraufológica enfatiza y, a su vez, evidencia la existencia concomitante de facultades y fenómenos paranormales en una significativa muestra estadística de los testigos afectados. Esta vinculación entre el fenómeno y lo paranormal conlleva el planteamiento de hipótesis acerca de la posible función mediadora ejercida por la mente del testigo entre la experiencia ovni y la presencia de dicha fenomenología antes, durante y después del encuentro, de una conexión de su psique inconsciente con otros planos de la realidad, con una interdimensionalidad que no es análoga a nuestro universo tridimensional.
Representación artística del multiverso.
La paraufología apelaría por tanto, a fin de no caer en la unilateralidad de las hipótesis que la preceden, a la necesidad de contemplar otros niveles de la realidad, planos de existencia o universos múltiples, con el fin de ensamblar adecuadamente la variada y complejísima fenomenología ovni ya aludida (comportamiento absurdo, transgresión espacio-temporal, naturaleza psicoide, componente parafísica). Con ello también confrontaría la pregunta central propia de la hipótesis extraterrestre, a saber, la presunta realidad material del fenómeno. Serán nuestras facultades psíquicas, a modo de puentes, las que nos permitan conectar con dicha interdimensionalidad y abrir la puerta a la manifestación bidireccional del fenómeno, aunque ello de lugar a su vez a un replanteamiento de la verdadera naturaleza de nuestra psique, cuya interpretación neurocientífica actual se posiciona distante de tales hipótesis. Jacques Vallée realizó una síntesis en su obra de 1988 Dimensiones:
Creo más bien que el fenómeno ovni es una indicación de la existencia de otras dimensiones más allá del espacio-tiempo. Puede que los ovnis no procedan del espacio sino de un multiverso que nos rodea y cuya inquietante realidad hemos persistido en refutar a pesar de las pruebas que tenemos desde hace siglos. Una teoría semejante es necesaria para explicar al mismo tiempo los casos modernos y las crónicas de Magonia, las abducciones y la compenente psíquica.
Representación del Anima mundi en Robert Fludd.
Los ovnis en la cultura popular
El arte pop en particular y la cultura popular del siglo XX en general han mostrado y utilizado a los extraterrestres en infinidad de ocasiones, hasta el punto de considerar a esta forma de arte incomprensible sin ellos. Son muy abundantes las películas, series de televisión, novelas, obras de teatro y cómics con los extraterrestres como protagonistas principales o secundarios.
En este aspecto la variedad es grande al poderse hallar extraterrestres microscópicos, con forma humana, grises de ojos grandes o acuáticos, entre muchas otras apariencias. Respecto a sus intenciones, en muchos casos su presencia tiene intenciones colonialistas, según Carl Sagan13 es menos común mostrarlos bienintencionados y más escasos aún presentarlos indiferentes a los problemas humanos. Los géneros también son variados al poder encontrarse obras dramáticas, de terror o comedias.
Ahora bien, las referencias de la cultura popular a objetos volantes no identificados, es decir, objetos o supuestos objetos que vuelan sin saber realmente lo que son, resultan difíciles de localizar. Una de los pocos ejemplos puede ser la serie Project UFO, traducido en España por Investigación ovni que representó casos de avistamientos ovni basados en los testimonios recogidos durante las investigaciones del Proyecto Libro Azul.
La primera temporada, de las dos que fueron producidas, no afirma la existencia de visitas extraterrestres, utilizaba expresiones como “dice que vio”, “dicen haber visto”. No obstante, de los varios casos representados por episodio, solía dejar uno sin explicar o relacionándolo directamente con visitas extraterrestres. Al final de cada capítulo, se indicaba mediante subtítulos que los ovnis no constituían un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos, conclusión obtenida tras veinte años de investigaciones.
Conclusiones
Como visto hay diferentes manera de abordar el fenómeno ovni que es mas complejo que ver luces en el cielo o video en youtube. En este momento estamos avanzado hacia un paso importante sobre la divulgación, ya sabemos de mano del pentágono que el fenómeno ovni es real, ahora falta el siguiente paso, saber que son.
He aquí donde nos detendremos un momento, ya que quizás muchos no estarán de acuerdo con lo que diremos, pero es necesario abrir la mente hacia todas las direcciones y no solo quedarse en las creencias, hoy lamentablemente prueba de vida extraterrestre no las hay, evidencias físicas de extraterrestre en la tierra, naves u otros artefactos, simplemente tenemos muchos testimonios e historias que al momento de plasmarlo en la realidad quedamos en el limbo donde solo podemos especular sobre ellos.
Si bien sabemos que en Roswell se dice que encontraron cuerpos y naves,pero nada de eso ha salido a la luz en forma de evidencia física, en Internet hay muchas imágenes falsas hay sobre esto.
¿Entonces que sabemos?
Prácticamente sabemos de mucho pero demostrablemente casi nada.
Las evidencia presentadas por los EEUU sobre el fenómeno es una puerta para seguir estudiando de forma mas objetiva. Incluso otras naciones deberían sumarse a esto, los ovnis no involucra a solo ciertos sectores o países, es a nivel mundial.
Una vez que haya una apertura completa sobre ellos podremos ir despejando las dudas ¿Que son? ¿Son terrestres? ¿de donde provienen?.
Nosotros hacemos un llamado a tener una mente abierta y objetiva frente a este tema, sin caer fanatismo, todo se va ir aclarando lentamente, esperemos que cuando llegue el momento, usted y nosotros estemos abiertos a saber la verdad detrás de este fenómeno.
Hoy por hoy solo nos queda ser objetivos y ver toda supuesta evidencia con cierta cautela y no desesperarse y caer en el fanatismo que tan mal le hace al fenómeno.
Con esto no se quiere negar la posible vida extraterrestre, tan solo mira nuestro basto cielos llenos de estrellas.
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