Ingenieros y Neurobiólogos crean robots ‘Biohíbridos’ controlados por hongos para revolucionar la robótica

Un equipo de la Universidad de Cornell desarrolla robots innovadores que utilizan señales de hongos del bosque para responder a su entorno con una versatilidad sin precedentes.

Un equipo interdisciplinario de ingenieros y neurobiólogos, dirigido por Rob Shepherd, profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial en la Universidad de Cornell (EE.UU.), ha dado un gran paso en la evolución de la robótica con la creación de dos robots “biohíbridos”. Estos robots, controlados por señales eléctricas provenientes de hongos, representan una nueva frontera en la tecnología robótica, combinando elementos biológicos con estructuras mecánicas avanzadas.

El primero de estos robots tiene una estructura blanda con forma de araña, mientras que el segundo se desplaza sobre ruedas. Ambos están diseñados para interactuar con su entorno de maneras que superan a los robots convencionales. Utilizando los micelios, la red de filamentos que forman la estructura subterránea de los hongos, los investigadores han logrado que estos robots reaccionen a estímulos ambientales con una capacidad de respuesta más avanzada que la de los sistemas puramente sintéticos.

Rob Shepherd destacó la innovación detrás de este proyecto: “Al cultivar micelio en la electrónica de un robot, pudimos permitir que la máquina biohíbrida detectara y respondiera al entorno”. Inicialmente, los robots fueron estimulados con luz, pero los investigadores planean expandir las entradas a estímulos químicos, ampliando así las aplicaciones de esta tecnología.

Ventajas del Enfoque Biohíbrido

 


Los micelios ofrecen numerosas ventajas para la robótica. No solo son capaces de crecer en condiciones adversas, sino que también pueden detectar señales químicas y biológicas, lo que les permite responder a múltiples estímulos. Anand Mishra, colaborador principal del proyecto, explicó: “Los sistemas vivos responden al tacto, a la luz, al calor, incluso a señales desconocidas. Aprovechar estos sistemas en robots futuros podría permitirles trabajar en entornos inesperados con una capacidad de adaptación sin precedentes”.

El equipo de investigación se enfrenta al desafío de mantener “vivo” a un robot biohíbrido, dado lo complejo que es mantener la salud y funcionalidad de los sistemas biológicos. La solución que han desarrollado hasta ahora incluye una interfaz eléctrica que traduce las señales naturales de los micelios en comandos digitales para los actuadores del robot.

Durante las pruebas, los robots demostraron una impresionante capacidad de adaptación. Al caminar y rodar en respuesta a las señales de los micelios, los robots cambiaron su comportamiento cuando fueron estimulados con luz ultravioleta, demostrando así la capacidad de los hongos para interactuar de manera dinámica con su entorno. Además, los investigadores pudieron intervenir en las señales naturales de los micelios para alterar completamente el comportamiento de los robots.

El Futuro de los Robots Biohíbridos

Este innovador proyecto es solo el comienzo. Según Shepherd, este desarrollo es “el primero de muchos que utilizarán el reino de los hongos para proporcionar sensores ambientales y señales de comando a los robots”. Las aplicaciones futuras podrían incluir robots capaces de monitorear la química del suelo en cultivos, ayudando a optimizar la agricultura y mitigar efectos nocivos como las floraciones de algas.

El equipo publicó los resultados de sus investigaciones en la revista Science Robotics la semana pasada, marcando un hito en el campo de la robótica y abriendo la puerta a un nuevo paradigma en la interacción entre tecnología y naturaleza.

La creación de robots biohíbridos controlados por hongos es un avance significativo que podría transformar la robótica tal como la conocemos. Con su capacidad para adaptarse y responder a entornos complejos, estos robots tienen el potencial de desempeñar roles cruciales en diversas industrias, desde la agricultura hasta la exploración espacial. A medida que la tecnología continúe evolucionando, la integración de sistemas biológicos en la robótica podría convertirse en la clave para desarrollar máquinas verdaderamente autónomas y sensibles a su entorno.

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