Investigadores de Harvard y Montana sacuden el estudio de los fenómenos anómalos no identificados con una nueva hipótesis

Un controvertido artículo académico propone que los avistamientos de UAP podrían involucrar civilizaciones antiguas, humanos del futuro o incluso “ángeles terrenales”.

En junio de 2024, un artículo académico revolucionó el debate sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI), más comúnmente conocidos como ovnis. Publicado en la revista Philosophy and Cosmology, el estudio titulado “La hipótesis criptoterrestre: un caso de apertura científica a una explicación terrenal oculta para fenómenos anómalos no identificados” desafía las explicaciones tradicionales sobre los UAP, abriendo un abanico de posibilidades que abarcan desde civilizaciones antiguas hasta ángeles.

El artículo, escrito por tres investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Montana, ha captado la atención internacional no solo por sus controvertidas teorías, sino también por su enfoque radicalmente diferente en la investigación de los UAP. En lugar de recurrir a explicaciones extraterrestres, el equipo sugiere que los UAP podrían contener seres de origen terrestre, lo que ha provocado tanto debate como elogios dentro de la comunidad científica.

Hipótesis criptoterrestre: ¿Quién o qué está detrás de los UAP?

El estudio rechaza las explicaciones más comunes que asocian los UAP con seres extraterrestres o drones avanzados, y plantea una serie de alternativas intrigantes. Los investigadores se preguntan si las naves avistadas en los cielos podrían pertenecer a una civilización humana antigua y muy avanzada, anterior a la nuestra, que haya elegido mantenerse oculta. Estos “criptoterrestres” podrían habitar lugares recónditos de la Tierra, como el subsuelo o los océanos, desde donde observan el progreso de la humanidad.

Otra teoría especulativa sugiere que los UAP podrían estar pilotados por una especie no humana que evolucionó en la Tierra, como una versión inteligente de los dinosaurios que ha sobrevivido al paso del tiempo y ha evitado el contacto con los humanos. Según esta hipótesis, estos seres podrían tener un conocimiento tecnológico superior que les permite desplazarse en naves que desafían nuestra comprensión de la física.

Más aún, el estudio plantea la posibilidad de que los UAP sean operados por humanos del futuro, quienes estarían viajando en el tiempo para observar el pasado sin interferir en el curso de la historia. Este concepto se basa en la premisa de que estos “humanos temporales” intentan evitar cualquier alteración de las líneas temporales, lo que explicaría su evasión de la detección.

Finalmente, el artículo toma un giro teológico al sugerir que los seres detrás de los UAP podrían ser “ángeles terrenales”, entidades que tradicionalmente han sido interpretadas como extraterrestres, pero que en realidad podrían tener un origen espiritual y estar vinculadas a creencias religiosas.

El impacto de un artículo viral

A pesar de las críticas de algunos escépticos que calificaron estas ideas como “fantásticas” o “irresponsables”, el artículo ha generado un debate significativo en los círculos científicos y ha sido descargado más de 175,000 veces desde su publicación. Uno de los autores, el antropólogo Michael Paul Masters, Ph.D., de la Universidad Tecnológica de Montana, expresó su satisfacción por el impacto del artículo y defendió la importancia de mantener la mente abierta a explicaciones no convencionales.

“El objetivo principal de cualquier trabajo teórico sobre UAP es promover la apertura científica”, afirmó Masters. “Queríamos iniciar un debate y que el tema se tratara más en los medios, y lo logramos. Ha sido fascinante ver cómo ha evolucionado la discusión”.

Sin embargo, no todos los coautores han estado dispuestos a hablar públicamente sobre el artículo. Tim Lomas, Ph.D., investigador en psicología de Harvard, se ha mantenido en silencio, mientras que Brendan Case, otro de los coautores, decidió no volver a tratar el tema con los medios, alegando que la atención mediática fue “abrumadora”.

A pesar de esto, Masters continúa defendiendo el valor del estudio, argumentando que es esencial considerar nuevas posibilidades en la investigación de los UAP, especialmente en un momento en el que el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a admitir públicamente la existencia de estos fenómenos. La creación de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO) en julio de 2022 fue un hito que, según Masters, marcó el inicio de una mayor aceptación oficial del misterio de los UAP.

Un cambio en la percepción pública

El momento de la publicación del artículo no fue casual. En el verano de 2023, los medios de comunicación y el Congreso de los Estados Unidos se vieron inundados por informes sobre UAP avistados por pilotos de la Marina. Las imágenes y videos mostraban objetos que parecían moverse a velocidades imposibles, desafiando las leyes de la física. Estos avistamientos fueron acompañados de testimonios de pilotos, quienes admitieron estar desconcertados por lo que habían presenciado.

Ante este clima de creciente aceptación, Masters y sus coautores vieron una oportunidad para ampliar el debate sobre los UAP. “Lo que hicimos fue simplemente explorar otras posibilidades más allá de los extraterrestres”, explicó Masters. “El hecho de que lo hicimos de manera fundamentada ayudó a que algunas personas lo tomaran en serio”.

La crítica escéptica

No obstante, la publicación no ha estado exenta de críticas. El Dr. David Kyle Johnson, profesor de filosofía en el King’s College de Pensilvania y defensor del pensamiento crítico, ha cuestionado algunas de las teorías del artículo, calificándolas de “disparatadas”. A pesar de esto, Johnson reconoce que la formulación de hipótesis, incluso las más inusuales, es parte del proceso científico.

“Mientras no afirmen que sus explicaciones son definitivas, no tengo problema con este tipo de trabajo”, comentó Johnson. “Pero cuando esas explicaciones se desvían hacia lo fantástico, es importante mantener una distancia crítica”.

Masters, por su parte, ha calificado a los críticos como “desmitificadores nihilistas”, argumentando que están demasiado centrados en desacreditar el trabajo teórico en lugar de explorar nuevas ideas.

C¿Un nuevo horizonte para la investigación de los UAP?

El artículo publicado por Lomas, Case y Masters ha logrado lo que muchos estudios académicos no pueden: generar un debate abierto y público sobre un tema que históricamente ha sido relegado a los márgenes de la ciencia. Si bien algunos escépticos consideran que las teorías propuestas son demasiado especulativas, los autores ven su trabajo como un ejercicio necesario en la búsqueda de respuestas a fenómenos que aún no comprendemos por completo.

Lejos de haber terminado, este debate probablemente continuará mientras más científicos se animen a explorar teorías fuera de lo convencional. El próximo artículo de Masters, que se centrará en la posibilidad de que los UAP sean pilotados por humanos del futuro, promete añadir otra capa de complejidad a un tema que ya ha capturado la imaginación de miles de personas en todo el mundo.

El estudio de los UAP ha pasado de ser un tema tabú a una discusión seria en la ciencia y la política. Y aunque las respuestas definitivas aún están lejos de alcanzarse, es claro que la puerta a nuevas ideas está más abierta que nunca.

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