Jacques Vallée sugiere que la inteligencia detrás de los objetos anómalos podría operar como un mecanismo de control sobre nuestra realidad

En una serie de reflexiones profundas y poco difundidas, el doctor Jacques Vallée, astrofísico e informático pionero en el estudio del fenómeno OVNI/UAP, ha planteado una de las preguntas más desconcertantes y existenciales de la investigación contemporánea: ¿Está la humanidad interactuando con un sistema de control inteligente, posiblemente de origen no humano, que opera como una prisión invisible? Lejos de las narrativas simplistas sobre visitantes extraterrestres, Vallée propone un marco conceptual radical donde el fenómeno se comportaría como una interfaz tecnológica o “meta-sistema” que modula la percepión y la experiencia humana, desafiando los límites de nuestra ciencia y nuestra comprensión de la realidad.

La Dicotomía Crítica: Sistema Abierto vs. Sistema Cerrado

El núcleo de la hipótesis de Vallée, discutida en diálogos recientes, se articula en torno a una pregunta fundamental formulada décadas atrás por su mentor, el científico de la NASA Harvey J. Rothberg: ¿Es el fenómeno UAP un sistema natural o artificial? De ser artificial, ¿se trata de un sistema de control abierto o cerrado? Un sistema abierto implicaría la posibilidad de comunicación y negociación, una interacción donde la humanidad podría aprender, intercambiar y, quizás, cooperar. Un sistema cerrado, en cambio, representaría un escenario más sombrío: una especie de prisión o experimento del cual no podemos escapar, donde una inteligencia vastamente superior ejecuta una agenda desconocida sobre la cual tenemos un margen de acción mínimo. “En ese caso”, afirma Vallée, “somos como prisioneros y algo va a sucedernos, y hay muy poco que podamos hacer”.

La Urgencia de una Reacción y la Búsqueda de una Respuesta

Para Vallée, la clave para discernir la naturaleza de este posible sistema de control reside en la reacción. Parafraseando una analogía, sugiere que si uno está en una habitación con temperatura constantemente uniforme a pesar de las condiciones exteriores, podría inferir la existencia de un termostato. La acción de girar ese dial o encender un fuego para observar si la temperatura cambia sería el equivalente a “provocar” al fenómeno UAP. “Podemos hacer lo mismo con los OVNIs”, sostiene, “pero tenemos que reaccionar. Tenemos que, número uno, reconocer que existe, y número dos, tenemos que reaccionar ante él”. Esta reacción sistemática y científica, monitorizando las respuestas del fenómeno a estímulos específicos, podría ser la única forma de cartografiar los límites y la intencionalidad del sistema.

La Barrera de la Información: La Base de Datos Perdida y el Llamado al Congreso

Un obstáculo monumental para esta investigación, según denuncia Vallée, es la opacidad burocrática. Revela que una parte significativa del presupuesto de proyectos como el Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AAWSAP) de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) se destinó a crear una “super base de datos” global, conocida como Capella, que integraba y traducía más de 250.000 casos. Esta herramienta, diseñada para identificar patrones a escala planetaria, parece haberse esfumado en los laberintos del gobierno. “Nadie le dice eso al Congreso”, afirma con firmeza Vallée, “y creo que el Congreso debería escucharlo, porque es nuestro dinero”. La liberación de estos datos, anonimizados, podría catapultar la investigación al permitir que la comunidad científica global y la inteligencia artificial analicen los misterios que encierran.

Modalidades de Interacción: ¿Sujetos o Objetos?

En la discusión, el investigador Peter Scafish profundizó en otra cuestión crucial: si el sistema está buscando una interacción con paridad, tratando a los humanos como agentes conscientes con los cuales comunicarse, o simplemente nos considera objetos pasivos dentro de su experimento. La recurrente casuística de efectos fisiológicos negativos (las llamadas “lesiones por radiación” o síndromes post-avistamiento) en testigos cercanos sugiere, para algunos analistas, una posible indiferencia hacia nuestro bienestar, análoga a la que un conductor podría tener por un animal que cruza la carretera. Esta incógnita refuerza la necesidad de entender las “modalidades de interacción”, que van más allá de un simple lenguaje, y que podrían estar arraigadas en la psicología, la cultura o incluso la física de la conciencia.

En la Encrucijada de lo Desconocido

Las reflexiones de Jacques Vallée trascienden el debate binario sobre la “realidad” de los OVNIs y nos sitúan en una encrucijada epistemológica profunda. Su hipótesis del “sistema de control” o “meta-sistema” no ofrece certezas, sino un marco peligroso y fascinante para la acción. Ya sea como prisión, como laboratorio, o como una forma de inteligencia incomprendida que busca un diálogo en un código aún por descifrar, el fenómeno exige, según su visión, una respuesta colectiva, transparente y científicamente valiente. El camino propuesto es claro: reconocer su existencia operativa, recuperar y compartir los datos acumulados, y diseñar experimentos audaces para “girar el dial” de ese termostato cósmico. La respuesta, o la falta de ella, podría definir no solo nuestra comprensión del universo, sino nuestro lugar dentro de él.

  ¿Te gusto la noticia? compártela en tus redes sociales.
error: