La Ciencia Frente al Misterio: Académicos Pugnan por Convertir el Estudio de los Fenómenos Anómalos No Identificados en una Disciplina Rigurosa
La Sociedad para el Estudio de los UAP concluye una conferencia internacional con el objetivo de establecer una nueva área de conocimiento académico, impulsada por evidencias anecdóticas, reportes militares y un llamado al rigor metodológico.
Durante décadas, la mera mención de “ovnis” evocaba reacciones polarizadas: entre la fascinación popular y el escepticismo científico e institucional. Sin embargo, un movimiento académico emergente busca cambiar ese paradigma, trasladando la investigación de los ahora denominados Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) desde los márgenes de la especulación hacia el núcleo del análisis riguroso. La reciente conferencia internacional de la Sociedad para el Estudio de los UAP marca un punto de inflexión en este esfuerzo, al congregar a decenas de investigadores de diversas disciplinas con un objetivo ambicioso: fundar una nueva disciplina académica dedicada a comprender “lo extraño empíricamente”.
El Nacimiento de una Disciplina Desde la Pandemia
El impulso fundacional de esta iniciativa tiene un origen inesperado. Michael Cifone, doctor en filosofía de la ciencia y actual presidente de la Sociedad, relata que fue durante el confinamiento por COVID-19 cuando, de manera fortuita, se adentró en el trabajo de investigadores como Kevin Knuth, excientífico de la NASA. Lo que comenzó como una curiosidad alimentada por plataformas digitales evolucionó hacia una pregunta fundamental: ¿por qué fenómenos con abundante evidencia anecdótica y testimonios de alto perfil, como los de pilotos navales, seguían siendo sistemáticamente excluidos del discurso académico formal? Fue esta interrogante la que llevó a Cifone y a su cofundador, el profesor de filosofía Michael Silberstein, a plantear la necesidad de un marco institucional para su estudio.
Metodología y Neutralidad Posicional: Los Pilares del Enfoque
La Sociedad se distingue por no adoptar una postura definida sobre el origen de los UAP. “No necesariamente nos posicionamos”, afirma Cifone, enfatizando que su labor no es probar la existencia de visitantes extraterrestres, sino establecer los protocolos para investigar lo inexplicado. Este principio, que denominan “neutralidad posicional”, es la piedra angular de su metodología. Su objetivo es aplicar los mismos estándares de evidencia y rigor conceptual propios de la filosofía, la física, el derecho o las ciencias sociales a fenómenos que desdibujan las fronteras entre lo conocido y lo posible. El desafío logístico es considerable, pues el estudio no puede circunscribirse a un laboratorio, requiriendo una colaboración multidisciplinaria inusual para analizar aspectos físicos, históricos, culturales y teóricos de manera integrada.
Del USS Nimitz al Congreso: El Contexto que Legitima la Pregunta
El esfuerzo académico no opera en un vacío, sino que se alimenta de un contexto institucional cambiante. Los ahora célebres incidentes del USS Nimitz en 2004, donde pilotos de la Marina estadounidense reportaron y grabaron objetos con capacidades aerodinámicas imposibles, sirvieron como un catalizador crucial. Este episodio, seguido por audiencias públicas en el Congreso de los Estados Unidos en 2024 y 2025, y por los informes de la Oficina de Resolución de Anomalías de Dominio Múltiple del Pentágono, ha creado un espacio de discusión política y militar que admite la existencia de “anomalías” sin explicación. Este reconocimiento oficial, aunque cauteloso, proporciona a los académicos un corpus de datos y testimonios creíbles que demanda un análisis serio más allá de la desclasificación.
Los Retos de la Institucionalización y la Visión de Futuro
A pesar del entusiasmo y la solidez de su consejo asesor –compuesto por académicos de universidades de renombre mundial–, la Sociedad enfrenta obstáculos significativos. Crear una disciplina desde cero exige no sólo voluntad académica, sino también recursos económicos y respaldo institucional permanente. Actualmente, se financian mediante donaciones privadas y filantrópicas, protegiendo la identidad de sus benefactores para salvaguardar la independencia de su investigación. Su estrategia es de largo alcance, buscando primero consolidar una comunidad de investigadores y publicaciones especializadas antes de aspirar a programas de grado en universidades. Como señaló Steve Fuller, profesor de la Universidad de Warwick, durante la conferencia, la preparación intelectual para la posibilidad –agnóstica– de un “colectivo galáctico” es en sí misma un ejercicio valioso para la ciencia y la filosofía.
El proyecto de la Sociedad para el Estudio de los UAP representa más que un intento por desentrañar el misterio de luces en el cielo. Es un experimento audaz sobre la capacidad de la academia para expandir sus fronteras y abordar, con herramientas rigurosas, preguntas que tradicionalmente ha relegado. Ya sea que los fenómenos anómalos resulten ser el producto de tecnologías humanas secretas, fenómenos naturales desconocidos o algo más, el proceso de investigarlos con método promete enriquecer nuestra comprensión de la ciencia, la percepción y nuestro lugar en el universo. Al priorizar la pregunta sobre la respuesta, y el método sobre la creencia, esta incipiente disciplina podría enseñarnos tanto sobre nosotros mismos como sobre lo que pueda acechar en las fronteras de lo conocido.
