La evolución del transporte sin conductor: ¿Hacia un futuro sin controles tradicionales?
El profesor Dmitri Onishchenko traza un paralelismo entre las predicciones futuristas de H.G. Wells y los avances en la tecnología sin conductor, explorando cómo el transporte autónomo podría transformar la experiencia humana de la conducción.
El legado de Herbert George Wells, uno de los más grandes escritores de ciencia ficción, sigue vigente no solo en el ámbito literario, sino también en el campo de la innovación tecnológica. En su célebre novela La Guerra de los Mundos, Wells no solo relató una invasión alienígena en la Inglaterra victoriana, sino que también planteó reflexiones profundas sobre la evolución humana frente al avance de la tecnología. Hoy, más de un siglo después, esas mismas ideas encuentran eco en los desafíos y avances que enfrentamos en la era de la automatización y el transporte sin conductor.
El profesor Dmitri Onishchenko, jefe del centro científico y educativo “Ingeniería de motores de pistón y equipos especiales” de la Universidad Estatal Técnica de Moscú (MSTU) Nordeste Bauman, dialogó con los editores de Techinsider.ru para trazar una analogía entre la realidad de los sistemas autónomos y las visiones futuristas de Wells. En una reflexión que abarca tanto la historia de la ciencia ficción como el presente de la ingeniería, Onishchenko destaca cómo los vehículos autónomos están transformando la forma en que concebimos el transporte, mientras evoca las discusiones planteadas por Wells sobre la evolución de la humanidad y la biotecnología.
Una visión futurista: el legado de H.G. Wells
En La Guerra de los Mundos, Wells introduce la idea de que los extraterrestres invasores han perdido órganos digestivos, alimentándose exclusivamente mediante inyecciones. Este detalle abre un debate sobre la evolución del cuerpo humano y cómo podría cambiar frente al desarrollo de nuevas tecnologías. Del mismo modo, en la actualidad nos enfrentamos a preguntas similares sobre la evolución del transporte y si los vehículos tal como los conocemos seguirán existiendo en el futuro.
Onishchenko plantea la cuestión sobre la necesidad de mantener los controles tradicionales en los coches del futuro, un dilema que cobra relevancia a medida que avanzan las tecnologías sin conductor. “Existe la opinión de que, con el desarrollo de los sistemas no tripulados, los controles, en el mejor de los casos, se duplicarán o incluso desaparecerán”, afirma el profesor. La idea de un coche sin volante ni parabrisas podría parecer sacada de una novela de ciencia ficción, pero cada vez está más cerca de ser una realidad, a medida que los sistemas autónomos se integran con mayor profundidad en la industria automovilística.
La experiencia humana al volante: placer versus automatización
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, Onishchenko señala que la conducción no es solo una necesidad para muchas personas, sino una fuente de placer, de la misma manera en que la equitación continúa siendo una actividad recreativa a pesar de la existencia de vehículos motorizados. “Para algunas personas, conducir es un placer, al igual que montar a caballo lo es para otras. Por eso, creo que la opción del piloto se mantendrá y los controles tradicionales seguirán en los coches del futuro”, comenta el experto.
Este paralelismo con la evolución humana según Wells también resuena en el ámbito del transporte. Así como la humanidad podría no renunciar nunca al placer de la alimentación, Onishchenko asegura que la experiencia de conducir, como una forma de disfrute, podría resistir la completa automatización. A pesar de que los coches autónomos sigan evolucionando, existe un fuerte argumento para que el control manual y la interacción directa con el vehículo sigan siendo opciones viables.
Coches inteligentes: el futuro de los dispositivos móviles sobre ruedas
La transformación de los vehículos autónomos está inevitablemente ligada a la evolución de la tecnología digital. Según el profesor, hoy en día “muchos conductores perciben el automóvil como un dispositivo sobre ruedas”, una comparación que encuentra sustento en la cantidad de elementos electrónicos presentes en los coches modernos. En las últimas dos décadas, los automóviles han pasado de ser máquinas puramente mecánicas a convertirse en complejos dispositivos electrónicos, con interfaces que recuerdan a los teléfonos inteligentes o tabletas.
Los sistemas de asistencia al conductor, que ya son comunes en muchos vehículos, están allanando el camino hacia una conducción autónoma de nivel superior, en la que los coches operarán como dispositivos totalmente integrados en el entorno digital. Esta tendencia no hará más que intensificarse, asegura Onishchenko, lo que llevará a la creación de vehículos más “inteligentes” y conectados, pero planteando preguntas sobre cómo la humanidad interactuará con ellos en el futuro.
El debate sobre el futuro de la conducción no se limita a la mera cuestión de si los coches serán o no autónomos. Según la perspectiva de Dmitri Onishchenko, es fundamental considerar las implicaciones humanas detrás de la tecnología. Tal como H.G. Wells planteó preguntas sobre la evolución del cuerpo humano frente a la biotecnología, hoy los avances en los vehículos sin conductor nos llevan a cuestionar cómo estos cambios afectarán la experiencia de conducir y si las máquinas reemplazarán por completo las funciones humanas. La tecnología avanza, pero el placer de estar al volante, para muchos, sigue siendo irremplazable.
