La investigación oficial de OVNIs en Chile

Por Rodrigo Bravo Garrido

Hace veintiséis años, la Dirección General de Aeronáutica Civil formó una entidad que se hizo responsable del estudio de toda la información relacionada con fenómenos aéreos extraños y que fueran observados o reportados en nuestros cielos.

El día 3 de octubre del año 1997, mediante el Decreto DGAC Nº 01599, amparado en la Ley Nº16.752, que da la orgánica y funcionamiento a esta institución, se instaura oficialmente el Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (Cefaa), el que originalmente se establece en la Escuela Técnica Aeronáutica (ETA), en la ciudad de Santiago. Hoy, en el 2023 esta entidad se denomina (Sefaa) Sección de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos, y depende del subdepartamento comunicacional de la DGAC y su ubicación es al costado del Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, en la comuna de Cerrillos, Santiago.

Una participación esencial en la formación y posterior trabajo de este comité, la tuvo Gustavo Rodríguez Navarro, Controlador de Tránsito Aéreo, profesor de la ETA y quien desde varias décadas previas a la creación del Cefaa, introdujo en el mundo aeronáutico una base de datos sobre reportes de fenómenos anómalos en Chile. Hoy Gustavo Rodríguez ya se encuentra jubilado con una exigua participación en ufología, pero es ineludible hacer un reconocimiento a su meritorio trabajo profesional en este tema, sumado a que es una de las personas que más sabe de este fenómeno en nuestro país, y es probable que en el mundo.

Sin titulo 2 4 La investigación oficial de OVNIs en Chile

Ahora bien, el estudio oficial de los ovnis no parte en 1997, sino que mucho antes con la creación de la Comisión Chilena para Estudios de Fenómenos Espaciales No Identificados, entidad que funcionó entre los años 1968 y 1975, en dependencias de la Oficina Meteorológica Nacional.

Si lo analizamos desde una perspectiva estrictamente aeronáutica, ambos organismos fueron creados como una forma de obtener algún grado de respuesta, ante una gran cantidad de reportes de avistamientos que eran calificados como “objetos voladores no identificados” y que, mediante los medios de comunicación social, la literatura, el cine y en general una verdadera cultura ovni, despertaron, y lo siguen haciendo, la atención de la sociedad chilena en su conjunto.

Ciertamente, el espacio aéreo chileno posee una dimensión de 32 millones de kilómetros cuadrados, el cual se controla desde la superficie hasta los cuarenta y cinco mil pies de altitud, (13.716 mts). A su vez, el espacio aéreo nacional se divide en 5 regiones de información de vuelo (FIR) y 14 áreas terminales (TMA), las que permiten supervisar siete aeropuertos y más de 330 aeródromos (controlados y no controlados), en donde se efectúan una cifra cercana a las 500.000 operaciones aéreas al año. Por ende, el propósito del Sefaa es realizar la recepción, análisis y clasificación de los informes de fenómenos anómalos que provengan de la actividad aérea, como también de otras fuentes de información como son reportes, testimonios, fotografías o videos de la comunidad en general, todo para colaborar activamente con la seguridad operacional en nuestros cielos.

Hoy la Sefaa posee más de 3000 informes oficiales, teniendo como promedio alrededor de 200 debidamente reportados por anualmente. En su desglose, un 3%reportes son inexplicados luego de un proceso de análisis y búsqueda de la mayor cantidad de información. Es este porcentaje el que mantiene el interés y expectativa por parte de la ciencia y de todos quienes de una u otra forma anhelamos saber qué hay detrás de los fenómenos aéreos anómalos.

Otro aspecto muy importante, es que toda la información que este comité posee es pública y los casos, que posterior a un proceso metodológico de investigación, están abiertos para el conocimiento de la ciudadanía en general, gracias a la aplicación de la Ley Nº 20.285 “Ley de Transparencia”.

Los invitamos a visitar la página del Sefaa (https://sefaa.dgac.gob.cl/) y revisar la atractiva información que presenta, donde se destacan algunos audios de comunicaciones radiales entre aeronaves y Centros de Control de Tránsito Aéreo, con denuncias por frecuencia de avistamientos o situaciones anormales vividas en vuelo.

Si bien los pilotos son personas que pueden cometer errores de percepción o de interpretación, es evidente que existen manifestaciones en nuestros cielos que aún no son posibles de explicar. Es evidentemente ese 3% el que nos deja una pequeña ventana abierta para que, por ejemplo, esta sección de investigación exista o también para recordarnos que, en muchos aspectos de la naturaleza, somos bastante ignorantes y nos resta mucho por conocer, concebir y sobretodo aprender. Si no comenzamos por entendernos y dialogar entre nosotros mismos, es muy difícil que algún día logremos hacerlo con algo o alguien, que podría perfectamente estar detrás de algunas de estas manifestaciones.

Por Rodrigo Bravo Garrido

 

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