La NASA y el Pentágono Desentrañan los Fenómenos Aéreos No Identificados con Rigor Científico

Matemáticas y ciencia ciudadana se unen para analizar los misterios de los UAP

En los últimos años, los fenómenos aéreos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés) han captado la atención no solo de entusiastas de lo paranormal, sino también de agencias gubernamentales y científicos. La NASA y el Departamento de Defensa de EE. UU. han emprendido investigaciones rigurosas para analizar estos eventos, aplicando metodologías científicas y matemáticas avanzadas. Un ejemplo destacado es el análisis del video “GO FAST”, donde un objeto aparentemente sobrehumano resultó tener una explicación basada en principios físicos y trigonométricos.

El Llamado de la NASA a la Ciencia

En 2022, la NASA convocó a un panel independiente de 16 expertos, entre ellos el físico espacial Joshua Semeter de la Universidad de Boston, para estudiar datos relacionados con UAP. Semeter, especializado en física del plasma y observaciones atmosféricas, destacó la importancia de acceder a información detallada y difícil de interpretar. “En nuestro trabajo encontramos este tipo de datos extraordinarios”, afirmó.

Paralelamente, el Departamento de Defensa estableció la Oficina de Resolución de Anomalías de Todo Dominio (AARO), dirigida por Jon Kosloski, cuya misión incluye la recopilación y análisis de evidencia en áreas de seguridad nacional. Durante una audiencia ante el Congreso en 2024, Kosloski enfatizó que los informes de UAP deben ser investigados con seriedad y rigor científico.

El Caso “GO FAST”: Matemáticas vs. Percepción

Uno de los casos más analizados fue el video “GO FAST”, capturado por un avión militar estadounidense, donde un objeto parecía desplazarse a velocidades imposibles. Sin embargo, mediante cálculos trigonométricos, Semeter y su equipo determinaron que el movimiento aparentemente sobrenatural se debía a un efecto óptico llamado paralaje.

“La velocidad de la aeronave, la distancia al objeto y el ángulo entre ambos permiten triangular su trayectoria real”, explicó Semeter. Los cálculos revelaron que el objeto se movía a aproximadamente 30-40 mph, una velocidad coherente con corrientes de viento en altitud. Este hallazgo demostró que, aunque el fenómeno podía ser relevante para la inteligencia militar, no constituía evidencia de tecnología extraterrestre.

El Papel de la Ciencia Ciudadana

Kosloski destacó la importancia de involucrar a testigos civiles y militares en la recopilación de datos. “Invitamos a cualquier persona con información relevante a que se comunique con nosotros”, declaró durante la audiencia. Semeter coincidió, señalando que múltiples observaciones desde distintos ángulos permiten triangulaciones más precisas.

“Es muy difícil falsificar observaciones de un objeto visto por docenas de personas en diferentes ubicaciones”, afirmó el físico. Esta colaboración entre instituciones y ciudadanos refuerza la transparencia y reduce el estigma asociado a reportar avistamientos.

El Método Científico como Herramienta Clave

Semeter subrayó que, ante eventos aparentemente inexplicables, el método científico es indispensable. “No puedes confiar solo en la intuición; hay que recopilar datos, analizarlos y buscar conexiones lógicas”, señaló. Este enfoque no solo descarta explicaciones sobrenaturales prematuras, sino que también sienta las bases para identificar verdaderas anomalías en el futuro.

A medida que la NASA y el Pentágono avanzan en sus investigaciones, queda claro que los UAP no son solo materia de especulación, sino un campo de estudio científico legítimo. Mediante herramientas como la trigonometría, la ciencia ciudadana y el método científico, se están despejando incógnitas que antes parecían insondables. Aunque aún quedan casos sin resolver, este enfoque metódico asegura que, cuando surja evidencia verdaderamente extraordinaria, la comunidad científica estará preparada para validarla.

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