Las mutaciones genéticas en los organismos de los perros de Chernobyl desconciertan a los científicos
El desastre de Chernobyl se ha convertido en un descubrimiento inesperado para los científicos: durante unos 40 años, en el centro de Europa ha habido una reserva artificial donde se puede estudiar el efecto de la radiación en una variedad de formas de vida. Sobre todo, la ciencia está interesada en los grandes mamíferos, ya que esto nos permite evaluar indirectamente lo que puede suceder en condiciones similares con el cuerpo humano. Con este fin, hace unos años se creó la organización Chernobyl Dog Research Initiative, que estudia a los perros que viven en la zona de exclusión.
Con base en los resultados del trabajo de la organización, se pudo establecer que existen tres poblaciones de perros en la zona, con un total de 800 individuos. El primero vive en las cercanías de la central nuclear de Chernobyl, el segundo en las ruinas de la ciudad de Pripyat, el tercero, en la ciudad de Slavutich, habitada por trabajadores de la central nuclear de Chernobyl. El análisis genético ha demostrado que los tres grupos se mueven constantemente y se entrecruzan libremente. Y también, en pequeñas cantidades, con otros perros de regiones vecinas.
Investigadores de la Universidad de Carolina del Sur han encontrado muchas diferencias genéticas entre los perros de Chernobyl y los que viven en regiones adyacentes en condiciones similares.
Pero hubo un inconveniente: los científicos aún no pueden interpretar estos datos debido a demasiados factores oscuros. La pregunta principal de cómo la radiación afecta a los seres vivos sigue sin respuesta. Se requiere más investigación y observación para comprender la situación.