“Líderes militares, exagentes de inteligencia y senadores hablan” Nuevo documental revela un programa secreto de ingeniería inversa de ovnis y una carrera tecnológica con China.

En un giro que parece sacado de la ciencia ficción, pero respaldado por testimonios de altos cargos gubernamentales y militares, el nuevo documental “The Age of Disclosure” presenta una afirmación sin precedentes: el gobierno de los Estados Unidos ha estado ocultando al público durante ocho décadas la recuperación de naves de origen no humano y la existencia de vida inteligente extraterrestre. La película, dirigida por Jesse Michaels, alega la existencia de un vasto programa secreto, libre de supervisión congressional, que ha invertido más de un billón de dólares en la ingeniería inversa de tecnología alienígena, desatando una carrera tecnológica encubierta con adversarios como China.

La fuerza del documental reside en la calidad y el número de sus fuentes. Michaels logró entrevistar a más de 30 personas con “conocimiento directo” del tema, incluyendo al senador Marco Rubio, vicepresidente del Comité de Inteligencia; al senador Mike Rounds, del Comité de Servicios Armados; a James Clapper, exdirector de Inteligencia Nacional; y a Jay Stratton, exjefe de la Fuerza de Tarea de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP) del Pentágono. La estrategia, según Michaels, fue crear “seguridad en los números”, permitiendo que estos funcionarios hablaran sin temor a ser el único blanco de ridículo o represalias.

La Arquitectura del Encubrimiento

Según se revela en el documental, este “Programa Legado” no es una operación marginal, sino una estructura masiva que involucra a “miles de personas a tiempo completo”. La película describe una división de roles claramente definida: la Fuerza Aérea se encarga de la recuperación de los artefactos estrellados; contratistas de defensa como Lockheed Martin, Northrop Grumman y Battelle realizan la ingeniería inversa; el Departamento de Energía utiliza sus estatutos para clasificar los materiales fuera del alcance del Congreso; y la CIA actúa como el “cerebro operativo” que coordina todo el programa. Este ecosistema, señalan los entrevistados, ha eludido durante décadas la supervisión presidencial y congressional.

La Carrera Tecnológica y la Amenaza China

Uno de los puntos más alarmantes que plantea el filme es la existencia de una “carrera atómica con esteroides” con naciones adversarias, principalmente China, para dominar esta tecnología. El senador Rubio expresa en cámara su temor a que, si Estados Unidos no se toma el tema con la seriedad suficiente, “China llegue primero” con consecuencias devastadoras para la seguridad nacional. La tecnología en cuestión, descrita como la clave para los viajes interestelares y nuevas fuentes de energía, podría ser weaponizada para crear armas indetectables y de poder incalculable.

Revelaciones sobre Tecnología y Biología No Humana

Los testimonios van más allá de las naves. Varias fuentes afirman que se han recuperado “docenas de artefactos estrellados de origen no humano desde los años 40” y que ha habido “éxito en la ingeniería inversa de elementos de esta tecnología”. Incluso se sugiere que algunos de los avistamientos UAP contemporáneos podrían ser en realidad prototipos humanos derivados de estos programas secretos. En cuanto a los ocupantes, Michaels revela que varios de sus entrevistados han tenido conocimiento de la recuperación de cuerpos biológicos no humanos, describiendo al menos “cuatro tipos corporales” diferentes, siendo los “Grises” altos, similares a los de “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo”, los más comúnmente reportados.

El Muro de Secreto y el Camino a Seguir

El documental no ignora las sombrías consecuencias de desafiar este secreto. Michaels relata cómo dos potenciales entrevistados, involucrados en programas de recuperación, declinaron participar alegando que, de hacerlo, “estarían forfeitando sus vidas”. Esta cultura del miedo, combinada con la apropiación indebida de fondos y las mentiras al Congreso, crea un muro de silencio que, según los protagonistas del filme, solo puede derribarse con una “amnistía masiva” que proteja a los denunciantes y permita una divulgación controlada. La conclusión es clara: ha llegado el momento de que un presidente en funciones afronte la verdad y lidere una conversación global sobre el mayor secreto de la humanidad.

“The Age of Disclosure” no es solo otro documental sobre ovnis. Es un artefacto cultural que lleva el debate del margen al centro, respaldado por una credibilidad sin precedentes. Sus revelaciones, si son tomadas en serio por la ciudadanía y la clase política, tienen el potencial de redefinir la comprensión de la humanidad sobre su lugar en el universo, reconfigurar el panorama geopolítico y forzar una transparencia radical en los corredores del poder. La película no solo pregunta “qué hay ahí fuera”, sino que desafía directamente las instituciones que han decidido, durante 80 años, que el público no merece saber la respuesta.

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