Los estudiantes modernos han aprendido a eludir hábilmente los programas contra las trampas.
Los desarrolladores de la aplicación Proctorio han sido criticados después de que Vice publicara los resultados de un estudio independiente sobre el rendimiento del programa. Proctorio se volvió muy popular en el punto álgido de la pandemia, cuando la mayoría de los estudiantes cambiaron a la educación en el hogar y se hizo necesario controlar su honestidad al completar las tareas. Por desgracia, resultó que los estudiantes muestran milagros de ingenio para engañar al programa.
Investigadores de la Universidad de Twente en los Países Bajos realizaron un experimento para estudiar las posibilidades de Proctorio. Un grupo de 30 estudiantes se dividió en tres partes, a la primera se le dio la tarea de hacer trampa durante el examen, la segunda de comportarse de manera sospechosa, la tercera hizo el trabajo con honestidad. La aplicación Proctorio no identificó a ninguno de los tramposos, y los controladores humanos capturaron solo a uno de ellos. ¿Resulta que todas estas medidas para el aprendizaje remoto son inútiles?
En defensa de Proctorio, es el efecto placebo en el trabajo: si los estudiantes saben que están siendo observados, es menos probable que hagan trampa. Por otro lado, los intentos exitosos solo los provocarán. Además, la idea misma del control remoto permanente sobre los estudiantes es muy criticada, ya que plantea dudas sobre la privacidad y la invasión del espacio personal.