“Los fantasmas prefieren Uber” Decenas de casos paranormales han sido revelados por los mismos chóferes en distintos lugares del mundo #halloween

En celebración de la época más espeluznante del año, hemos recopilado historias de fantasmas que conductores en todo Estados Unidos y el mundo.

Desde un visitante fantasmal en la parte trasera de un Uber hasta un encuentro con la famosa Madame LaLaurie de Nueva Orleans, los conductores están llenos de historias espeluznantes que te pondrán los pelos de punta. Estos son algunos casos.

Casos en los EEUU

Jessi, San Antonio

Recientemente salí de la Marina y comencé a conducir con Uber. Durante las primeras dos semanas, me quedé cerca de la base, tratando de atrapar a otros miembros del servicio que necesitaban un aventón.

Un viernes, un conductor entra a mi auto y me pregunta si puedo llevarlo a Fort Hood en un par de horas.

Le dije que no habría problema, y ​​comenzamos nuestro viaje. Un par de minutos después, me preguntó si podía parar para poder usar el baño. Me detuve en una estación de servicio justo al lado de la autopista. Estaba sentado en el auto esperando que regresara por unos 10 minutos cuando el empleado de la estación de servicio comenzó a encerrar. Le dije que mi pasajero todavía estaba adentro y que estaba usando el baño.

El empleado de la gasolinera me dijo que se estaba preparando para cerrar la tienda cuando me vio entrar. Cuando nadie salió del auto y yo todavía estaba sentada allí, decidió que no iba a esperar más. Insistí en que este tipo estaba adentro, así que entró y revisó, y no encontró a nadie. Incluso llamó a su gerente para obtener permiso para revisar la cinta de seguridad. Lo que me mostró me pone la piel de gallina hasta el día de hoy. Me detuve, nadie salió de mi auto y nadie entró.

Todo lo que sé sobre el tipo es que se llamaba Mikey, tenía 19 años y había estado en la Marina durante 2 años. Su esposa Marisa lo estaba esperando en Nueva York, donde compró una casa. Todavía me asusta recordarlo. Lo que me mostró me pone la piel de gallina hasta el día de hoy. Me detuve, nadie salió de mi auto y nadie entró.

Peter, Chicago

Hay un tramo de carretera en los suburbios de Chicago que está bordeado por un cementerio a ambos lados.

Llevé a un jinete a casa justo después de las 2 de la madrugada cuando llegamos a una zona extremadamente neblinosa de la carretera adyacente al cementerio.

Disminuimos la velocidad y bajamos las ventanas cuando escuchamos lo que sonaban como elefantes tocando trompetas y una niña gritando pidiendo ayuda. Cuando retrocedí lentamente, los dos olimos a humo y oímos a los animales entrar en pánico. Intentábamos llamar al 911 pero las llamadas seguían fallando.

Nos fuimos y nos detuvimos en una cafetería que todavía estaba abierta. Un miembro del personal explicó que había un choque de trenes en 1918 justo al lado del cementerio. Investigamos un poco y descubrimos que esto es una ocurrencia común y que muchas personas informaron haber escuchado y visto los mismos sonidos y olores.

Sabana, Boston

La casa en la que crecí era conocida por acontecimientos espeluznantes. Y esta historia es, con mucho, la más aterradora.

Un día hice un viaje a la tienda de comestibles local dejando a mi hermano pequeño, que tenía 10 años en ese momento, en casa.

A mitad de nuestro viaje, recibimos una llamada inquietante de él. Estaba llorando y rogándonos que regresáramos a casa lo antes posible. Dejamos todos nuestros comestibles y salimos corriendo de la tienda. A mitad de camino a casa (a 10 minutos en auto) mi hermano volvió a llamar.

Estaba diciendo que había alguien rascando ruidosamente afuera de la puerta de su habitación. Esto me preocupó porque no teníamos ningún animal. Nos apresuramos a nuestra casa y subimos las escaleras, sin saber qué esperar. La puerta de mi hermano estaba cubierta de piso a techo con rasguños. Hasta el día de hoy no tenemos idea de qué los causó o qué hubiera pasado si mi hermano abriera su puerta ese día.

China

Un conductor de Uber ha compartido recientemente su espeluznante historia de recoger a un pasajero de un cementerio chino en Mount Erskine en Penang. Era cerca de la medianoche cuando se dirigió al punto de recogida.

Siguiendo las instrucciones de su aplicación de viajes compartidos, el conductor llegó a la puerta de un gran cementerio chino. Revisó su aplicación y confirmó su llegada.

“Mientras seguía el mapa hasta el punto de recogida, me encontré cerca del cementerio chino” Esperó al pasajero en la oscuridad, pensando que él o ella podrían haber estado allí para atender una de las tumbas. Nadie apareció, pero sintió que había algo en su auto.
“Después de unos cinco minutos, había un dulce aroma en mi auto”, dijo. “Como ya estaba allí, quería obtener la tarifa. Así que hice clic en ‘Iniciar viaje’ en la aplicación y comencé a conducir”.

Extrañamente, había un punto de entrega indicado en su aplicación, afirmó. Estaba a solo 100 metros de distancia. Asustado por el incidente, el conductor se dirigió a un baño en un quiosco de gasolina para lavarse la cara.

“Sospeché que algo me había seguido desde el cementerio”, dijo. “Decidí no perder el tiempo sintiéndome asustada e insegura y hablé
” . Dije que tenía que volver a casa ahora. “Será mejor que salgas, recuerda no seguirme”, expresó con valentía lo que tenía en mente.

El olor desapareció después de unos cinco minutos, informó el periódico.

Los lectores, que vieron un lado divertido del encuentro misterioso, bromearon que el mundo de los espíritus podría haberse vuelto de alta tecnología para comenzar a usar aplicaciones móviles para compartir viajes. Hubo muchos que se mostraron escépticos, pero aquellos que creen en la existencia de la otra dimensión dijeron que fue un encuentro fantasmal.

Brooks , Australia

Esta es una historia real y, aunque no creo en los fantasmas, sí me puso la piel de gallina. La primera semana, conducía alrededor de la una a las dos de la mañana. Recibí una señal para recoger a un pasajero en Music Factory. A esa hora de la noche, las calles estaban muertas y la Fábrica de Música estaba vacía.

La dirección no me pareció correcta y seguía haciéndome dar vueltas a una vieja carretera desierta.

Pensando que el GPS debía estar a unas pocas cuadras, decidí dar vueltas alrededor de las próximas calles. Incluso hice cinco llamadas telefónicas en vano, sin respuesta o correo de voz. Empecé a
pensar “tal vez estaba pensando que me iban a robar “. Pero supongo que mi curiosidad se apoderó de mí y tuve que ver por mí mismo, después de todo, alguien podría estar borracho o herido.

Seguí rastreando un poco y explicar que la pantalla de Uber muestra tanto mi auto como la figura de una persona  que se acerca. El camino detrás del edificio es viejo y descuidado. ¡Pensé para mí “esto no se ve bien”!

Seguí conduciendo más atrás y la distancia entre mí y mi pasajero se cerró hasta que finalmente el camino llegó a un callejón sin salida. Mi pantalla habló y me dijo que girara a la derecha y mi pasajero estaría a 30 metros a mi derecha, Gire lentamente a mi derecha y vi un cementerio muy viejo.

Las puertas estaban abiertas de par en par. A lo lejos, a unos 30 metros de distancia, había una figura blanca y brumosa junto a una lápida. Mi cabello se erizó y al instante me cubrí de piel de gallina. No hace falta decir que decidí omitir esa TARIFA.

México

Historia #1

Durante mi primera semana conducía alrededor de la una o dos de la mañana, cuando recibí una señal para recoger un pasajero, a esa hora de la noche las calles estaban completamente vacías y por alguna extraña razón no había alumbrado público, o al menos no estaba funcionando en esa zona, la dirección que marcaba mi GPS no me parecía adecuada ya que me obligaba a dar la vuelta hacia una vieja carretera desierta, una ruta solitaria y muy tétrica, el perfil del usuario era extraño pues no tenía datos, eso se supone no debe ocurrir y comencé a sospechar que tal vez me estaban preparando para ser robado, pude cancelar y retroceder, pero supongo que mi curiosidad se apoderó de mí y decidí continuar, además también me preocupé un poco, pensé que alguien podría estar herido o tan ebrio que realmente necesitaría el servicio.

Di la vuelta donde indicaba mi GPS y pasé detrás de una enorme fábrica abandonada, el camino detrás del edificio era viejo y muy descuidado, hable para mí mismo en voz baja -esto no se ve nada bien- dije seguí conduciendo y la distancia entre mi pasajero y yo se hacía cada vez más corta en la pantalla, hasta que finalmente el camino llegó a un callejón sin salida, mi pantalla decía que girara a la derecha y el pasajero estaría unos 30 metros, giré lentamente a la derecha y lo que ahí había era un cementerio, las puertas del cementerio estaban abiertas de par en par y a lo lejos a unos 30 metros lo único que había eran filas y filas de viejas tumbas, se me erizó la piel y me dieron escalofríos al instante, obviamente no había ningún pasajero ahí, aunque tengo la esperanza de que haya sido simplemente alguien haciéndome una broma pesada.

Historia #2

Recientemente salí de la Marina y comencé a conducir con Uber. Un viernes por la noche un pasajero solicitó un viaje largo que llevaría al menos un par de horas, decidí aceptar y comenzamos nuestro viaje, después de un par de minutos en la carretera me preguntó si podía detenerme para poder usar el baño, así que me detuve en una gasolinera junto a la autopista, el tipo bajó del auto y se dirigió a la tienda de autoservicio dónde lo perdí de vista, me quedé ahí sentado en el automóvil esperando, habían pasado unos 10 minutos cuando vi que el empleado de la tienda comenzó a bajar las cortinas metálicas, yo bajé apurado del auto y le dije que mi pasajero aún estaba dentro y que estaba usando el baño, el empleado me miró raro y me dijo que se estaba preparando para cerrar la tienda, cuando me vio detenerme, no vio a nadie salir del automóvil, así que decidió que no iba a esperar más y cerró; insistí en que este tipo estaba allí adentro así que él entró y revisó, pero no encontró a nadie yo estaba muy molesto, pues pensé que podría ser una especie de truco para no pagarme el viaje, incluso hice que el empleado llamara a su gerente para poder revisar las cintas de seguridad, lo que vi en aquella grabación aún me pone los pelos de punta, se ve cómo llego, me estaciono y sólo me quedo por 10 minutos sin hacer nada, nadie sale de mi auto y nadie entra a la tienda.

Historia #3

Trabajo como conductor de Uber desde hace varios años, hay un tramo de carretera en los suburbios que está rodeado de tumbas por ambos lados, técnicamente el camino pasa en medio de un cementerio. En una ocasión como a las dos de la mañana llevaba un pasajero cuando atravesamos dicho tramo y una densa niebla comenzó a dificultar la visibilidad, baje la velocidad y ambos comenzamos a escuchar un ruido muy extraño, era como el sonido de varios elefantes seguido de gritos y alaridos terriblemente penetrantes, el pasajero estaba aterrado y yo también, los dos tratamos de llamar a emergencias pues pensamos que algo muy malo estaba pasando, pero no teníamos señal y las llamadas no salían, al final decidí acelerar hasta que salíamos de la niebla y me estacioné en una cafetería, que era el único lugar abierto a esa hora de la madrugada, los empleados fueron muy amables, nos ofrecieron algo de café y trataron de tranquilizarnos, cuando les explicamos lo que habíamos escuchado ellos nos contaron que eso era algo frecuente en ese tramo de la carretera pues hace mucho tiempo un tren se descarriló y mató a muchas personas en esa zona, cerca del cementerio al parecer lo que escuchamos fueron los gritos fantasmales de esas personas y lo que creímos que eran elefantes eran, si quieren creerlo el sonido del silbato de un tren, un tren fantasma.

Historia #4

Hace 6 meses comencé a conducir con Uber, soy relativamente nuevo, pero en este corto periodo de tiempo ya me han ocurrido un par de cosas raras, pero la más rara, sin duda alguna, y también la más espeluznante me ocurrió hace sólo un par de semanas. Generalmente me quedo cerca de la zona de bares y antros pues hay bastante trabajo durante toda la semana en estas áreas, como eso de las cuatro de la mañana recogí a dos pasajeros, un muchacho de unos 20 años y su acompañante, otro muchacho un poco mayor, el acompañante de un aspecto muy raro no parecía estar ebrio, pero se movía de manera extraña mientras caminaba, subió al auto, se sentó en el asiento trasero creo que estaba enfermo pues se veía muy pálido y con unas ojeras enormes, el otro chico se sentó junto a mí en el asiento del copiloto, estuve conversando con el muchacho un rato y su raro acompañante sólo estaba ahí atrás sin pronunciar una sola palabra, lo único que hacía era respirar, respiraba muy agitado como si tuviera dificultad para tomar el aire, además su garganta o sus pulmones silbaban de manera extraña cada vez que exhalaba. Ya a medio camino me animé a comentarle algo al chico que iba junto a mi, le dije -tu amigo no se siente muy bien ¿verdad?- Él volteó a verme y me dijo -¿perdón? No entiendo de qué me habla-, entonces repetí -tu amigo el que está sentado atrás, no se ve muy bien- mientras hablaba miré por el retrovisor y no había nadie ahí, después sin poder creerlo volteé completamente hacia atrás y pude comprobar, el asiento trasero de mi coche estaba completamente vacío, yo juro que lo que vi fue real, vi que alguien más se subió a mi coche, ese alguien a quien puedo descubrir perfectamente estaba sentado ahí y de un momento a otro había desaparecido, traté de fingir demencia y sólo me quedé callado por el resto del viaje, el pasajero tampoco volvió a dirigirme la palabra, supongo que lo asusté, debió creer que estaba loco, pero créanme él no estaba tan asustado como yo.

Historia #5

Cuando llevas tiempo conduciendo aprendes a detectar a los distintos tipos de clientes, están los callados, los problemáticos, los agradables, los graciosos, etcétera. Pero en una ocasión recogí a una pasajera en la madrugada, era una chica muy joven y muy bonita, vestía formal y olía muy bien, era amable y educada, obviamente una persona fina, hablamos poco, pero se comportó de una manera muy ejemplar, llegamos al destino, era un barrio bastante peligroso, ella me dio las gracias y bajó del auto. Me parece extraño que una chica así bajara en un lugar tan horrible y a esas horas de la madrugada, le dije que podía dejarla más cerca de su casa si eso quería, pero ella me dijo que estaba bien, que ya estaba muy cerca e insistió en caminar, la vi alejarse por unas vías del tren perdiéndose en la oscuridad, yo me quedé bastante preocupado por ella pensé que podrían asaltarla o algo peor. En fin comencé a conducir y mientras regresaba al centro de la ciudad noté un olor extraño en mi coche, mire hacia atrás y no puedo describir el horror que sentí, en el asiento trasero había una especie de trozo de carne podrida, pensé que era un órgano como un pulmón o algo así, pero después me di cuenta de que no era, era un bebé o más bien un feto, estaba muy pequeño, de menos de 30 cm estaba hinchado y obviamente muerto. Detuve el auto en seco, vomité a la orilla de la carretera como por 20 minutos, estaba aterrado y obviamente llamé a la policía, al parecer la chica lo había dejado ahí, desconozco si lo hizo a propósito o por error, pero según me dijeron el teléfono desde el cual solicitó el viaje era robado y al parecer usó un nombre falso, además pagó en efectivo así que hasta donde sé aún no han dado con ella, desde entonces aprendí a no juzgar tanto a mis clientes por cómo se ven.

Costa Rica – Escazú 

Jean Carlo González es un mecánico de Alajuela que en sus ratos libre le pone bonito con Uber para ganarse un dinero extra de más porque la cosa por estos días, en lo económico, pasa de castaño a oscuro.

Este pulseador usa un carrito prestado y se pone al servicio de la clientela uberiana, por eso, llevar personas y sacar a algunas de apuros con el transporte, es parte normal de lo que hace, sobre todo porque es uber desde hace como un año.

Hace como seis meses tuvo un contacto directo con lo paranormal, con el más allá. Resulta que, a eso de la nueve de la noche de un día cualquiera, atendió un servicio desde Heredia, en la Universidad Nacional, para dejar un estudiante en las montañas de Escazú. Hasta ahí todo normal

Cuando este uber venía de vuelta bajo el aguacero con sus luces encandiló a un abuelito que andaba caminando solito, Jean Carlo se extrañó mucho de ver una persona mayor, (aparentaba unos ochenta años), a esas horas y solo, por eso bajó la velocidad y le habló.

El abuelo muy lindo y dulce le dijo que ocupaba un taxi, él le dijo que era uber, pero el señor no entendió, le preguntó qué era eso, a lo que el alajuelense le dijo que ahorita le explicaba,
que se montara y él lo llevaría a la casa.

“Mi casa no queda muy largo, es por aquí cerca”, le dijo el abuelito. Jean Carlo le dijo que no se preocupara, que él lo llevaría donde fuera. De hecho, explica el uberiano que el abuelito era bien hablantín, le dijo que toda su vida había vivido en Escazú y que le encantaba ser escazuceño.

Cuando el abue llegó a su destino, una casa grande y de madera, que estaba muy oscura, le dijo a Jean Carlo que esperara para irle a traer el dinero del servicio. El mecánico de profesión se esperó, pero pasó el tiempo y nada que salía.

“La verdad es que en ese momento me quedó claro que al abuelito se le había olvidado que yo lo estaba esperando afuera, por eso, como igual yo tenía que bajar por esa zona para devolverme, comencé a salir de una pequeña como urbanización donde me había metido.

El guarda le aseguro que la casa que le estaba señalando tenía varios meses de estar abandonada porque el señor mayor que ahí vivía falleció meses atrás. “Incluso me dijo que esa casa la tenían los hijos del abuelito en venta, pero que estaba cerrada hasta con doble candado, que de ahí no entra ni sale nadie”, comentó el chofer.

La palidez del guarda se le pasó a Jean Carlo, quien con todo el miedo que le agarró, respiró profundo, trató de tranquilizarse y para evitar que alguien no le creyera, le hizo algunas fotos a la casa, por supuesto que desde el carro porque ni a palos iba a bajarse, y después se fue a gas pegado de esa zona. Eso sí, dejó de temblar del susto como una hora después, cuando ya estaba en Alajuela.

Don Jean Carlo reconoce que el fantasma del abuelito jamás lo trató mal o intentó agredirlo, incluso, jamás le alzó la voz, por el contrario, se portó muy dulce y amable, como
que lo que andaba buscando era un rato de compañía.

“Nunca sentí una mala vibra ni pensé que era un fantasma, de hecho, cuando él se montó el carro se movió como normalmente pasa al subirse un pasajero, por eso sentí que todo estaba bien, cerró la puerta normalmente, él la agarró y la jaló.

“No fue que hablamos mucho, pero sí hablamos. Para evitar los silencios cambié la emisora de radio, le busqué Sinfonola para que escuchara música de su época. El ambiente era perfecto para fantasmas y espantos porque era tarde, el camino era solitario y estaba aguacero cerrado”, comentó

Cuando ya conrmó que había ubereado a un muerto, le entró la canillera a toda máquina. “No creo que haya alguien que le guste que le digan que transportó un muerto. Yo incluso me devolví para ver la casa y sí, comprobé que no había rastros de vida, ni una luz prendida ni nada… por eso que con tremendo susto me desconecté de Uber, me fui para la casita a dormir, no quise trabajar más”, nos conrmó don Jean Carlo.