Los nudos y las horquillas de árboles han demostrado ser materiales de construcción sorprendentemente efectivos.
Tradicionalmente, al recolectar madera para materiales de construcción, se da preferencia a los troncos largos y rectos, a partir de los cuales se fabrican las tablas habituales. Nadie necesita ramas, nudos y podas pequeñas: se queman o, en el mejor de los casos, se transforman en mantillo.
Sin embargo, un grupo de estudiantes dirigido por la profesora Caitlin Muller del Instituto Tecnológico de Massachusetts ha propuesto una alternativa: aprenden a construir estructuras a partir de bifurcaciones de árboles.
Como explica Muller, las partes en forma de Y de las ramas de los árboles son una pequeña maravilla de la ingeniería creada por la propia naturaleza. El entrelazado de fibras en una estructura de este tipo es ideal para distribuir la carga; de hecho, tenemos ante nosotros un elemento de sujeción universal. Y hay que admitir que la humanidad todavía no ha dado con nada parecido en términos de eficiencia.
El grupo de Muller recolecta desechos de madera, clasifica las horquillas y las escanea en 3D. Usando un algoritmo especial, estudian cada bifurcación y determinan sus parámetros para integrarse perfectamente en el diseño futuro. Algunas piezas de trabajo se finalizan en un cortador robótico y luego todo se ensambla en un solo conjunto.
La pandemia frenó los planes de Muller, hasta el momento han logrado armar una estructura de solo 12 nodos, en lugar de los 40 planeados. Aún no se habla de construcción real, el profesor quiere seguir estudiando el tema para poder crear un base para desarrollos futuros. La idea no es fácil, pero sería imprudente rechazar tal regalo de la naturaleza.