Los supuestos gigantes de la Biblia: Entre mitos y realidades

La existencia de gigantes en la historia de la humanidad ha sido un tema que ha despertado el interés y la curiosidad de muchas personas.

¿Quiénes eran estos seres de gran estatura? ¿Qué relación tenían con los ángeles caídos y las mujeres humanas? ¿Qué dicen las religiones y la ciencia sobre este fenómeno?

Los gigantes en la Biblia

La Biblia es el libro sagrado del cristianismo y el judaísmo, y contiene varias referencias a individuos y grupos de personas que se describen como gigantes. El término hebreo que se usa para designarlos es nefilim, que significa “caídos” o “descendientes”. Según el relato bíblico, los nefilim eran el resultado de la unión entre los hijos de Dios (ángeles caídos) y las hijas de los hombres (mujeres humanas) antes del diluvio universal.

Génesis 6:1-4 dice: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, al ver los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había gigantes [nefilim] en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”.

Este pasaje sugiere que los nefilim eran seres poderosos y famosos, pero también impíos y corruptos, que contribuyeron a la maldad que prevalecía en el mundo antes del diluvio. Por eso, Dios decidió enviar el juicio del agua para destruir a toda carne, excepto a Noé y su familia, que hallaron gracia ante sus ojos (Génesis 6:5-8).

Sin embargo, la Biblia también indica que algunos nefilim sobrevivieron al diluvio, o que volvieron a aparecer después del mismo, ya que se mencionan en otros pasajes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, cuando Moisés envió a doce espías a explorar la tierra de Canaán, estos reportaron que había gigantes [nefilim] en ella, y que se sentían como langostas al lado de ellos (Números 13:32-33).

Además, la Biblia nombra a varios pueblos que se consideraban descendientes de los nefilim, como los refaítas, los emitas, los zuzitas, los zomzomeos y los anaquitas. Estos habitaban en diferentes regiones de Canaán y alrededores, y eran enemigos de Israel. Algunos ejemplos de gigantes individuales son Og, rey de Basán, cuya cama era de hierro y medía nueve codos de largo por cuatro de ancho (Deuteronomio 3:11), y Goliat, el filisteo que desafió a David y medía seis codos y un palmo (1 Samuel 17:4).

La Biblia no especifica cuál era la altura exacta de estos gigantes, pero se puede estimar que oscilaba entre los dos y los cuatro metros, según las medidas antiguas. Tampoco explica cómo se originaron después del diluvio, pero hay varias teorías al respecto. Algunos creen que hubo una segunda irrupción de ángeles caídos que se unieron con mujeres humanas; otros piensan que los genes gigantes se transmitieron por medio de las esposas de los hijos de Noé; y otros sugieren que se debió a factores ambientales o mutaciones genéticas.

Los gigantes en otros libros sagrados

La Biblia no es el único libro sagrado que habla de gigantes. Otras religiones y culturas también tienen sus propias tradiciones y leyendas sobre estos seres. Por ejemplo, el Corán, el libro sagrado del islam, menciona a los aditas, un pueblo antiguo que se caracterizaba por su gran tamaño y su rebeldía contra Dios. Según el Corán, los aditas fueron destruidos por un viento abrasador enviado por Dios como castigo (Corán 41:15-16).

Otro ejemplo es el Libro de Enoc, un texto apócrifo judío que narra la historia de los ángeles caídos y sus hijos, los nefilim. Según este libro, los ángeles caídos se llamaban vigilantes, y enseñaron a los humanos diversos conocimientos prohibidos, como la magia, la astrología, las armas y las joyas. Los nefilim eran gigantes que devoraban a los humanos y a los animales, y causaban violencia y corrupción en la tierra. Por eso, Dios envió a cuatro arcángeles para encadenar a los vigilantes y aniquilar a los nefilim con el diluvio (Libro de Enoc 6-16).

Un tercer ejemplo es el Mahabharata, una epopeya hindú que relata la guerra entre dos familias reales, los pandavas y los kauravas. Entre los personajes de esta obra se encuentran varios gigantes, como Bhima, uno de los cinco hermanos pandavas, que tenía una fuerza sobrehumana y era hijo del dios del viento; Duryodhana, el líder de los kauravas, que era hijo del dios ciego de la oscuridad; y Jarasandha, el rey de Magadha, que era hijo de dos mitades de un demonio y podía unirse y separarse a voluntad.

Los gigantes en la historia y la ciencia

¿Hay alguna evidencia histórica o científica que apoye la existencia de gigantes en el pasado? La respuesta no es sencilla, ya que hay muchos testimonios y hallazgos que se han usado para afirmar o negar esta posibilidad. Por un lado, hay registros antiguos y modernos que mencionan el descubrimiento de esqueletos o huesos gigantes en diferentes lugares del mundo. Por ejemplo, el historiador griego Heródoto escribió que en la isla de Tiro se encontraron huesos de hombres de gran tamaño (Heródoto 2:91). También hay reportes de exploradores, misioneros y arqueólogos que afirmaron haber visto o excavado restos de gigantes en América, Europa, Asia y África.

Por otro lado, hay muchos problemas y dudas que surgen al analizar estas fuentes. Algunas son falsas o fraudulentas, como las imágenes manipuladas o las piezas fabricadas que circulan por internet o se exhiben en museos. Otras son ambiguas o incompletas, como las descripciones vagas o las mediciones imprecisas que se dan en algunos textos. Otras son contradictorias o incongruentes, como las diferencias entre las dataciones o las interpretaciones que se hacen de los hallazgos. Y otras son escasas o inaccesibles, como las evidencias que se han perdido o se han ocultado por diversas razones.

Desde el punto de vista científico, hay varios factores que se deben considerar para evaluar la posibilidad de que existieran gigantes en el pasado. Uno es la genética, es decir, el estudio de cómo se heredan y expresan las características físicas de los organismos. La genética puede explicar algunos casos de gigantismo humano, como el síndrome de Marfan o el acromegalia, que son trastornos que afectan el crecimiento óseo o hormonal. Sin embargo, la genética también impone límites al tamaño máximo que puede alcanzar un ser humano sin comprometer su salud o su supervivencia.

Otro factor es la biología, es decir, el estudio de cómo funcionan los organismos vivos. La biología puede determinar las ventajas y desventajas de ser más grande o más pequeño en relación con el medio ambiente.

En conclusión 

Las diferentes religiones han abordado la existencia de los gigantes de manera variada. Algunas interpretaciones consideran que estos relatos son simbólicos, transmitiendo enseñanzas morales o espirituales más profundas. Otros pueden interpretarlos literalmente, creyendo en la existencia física de seres de gran estatura y longevidad.

La ciencia, basada en el método científico y la investigación empírica, ha abordado los relatos de gigantes desde una perspectiva diferente. Hasta la fecha, no se ha encontrado evidencia concluyente que respalde la existencia física de gigantes tal como se describen en los textos sagrados. Los estudios antropológicos, genéticos y paleontológicos no han encontrado restos o fósiles que indiquen una especie humana de gigantes en el pasado.

Aunque no se ha encontrado evidencia arqueológica o paleontológica que respalde la existencia literal de gigantes, algunos argumentan que las historias de gigantes podrían ser una interpretación mitológica de encuentros con culturas humanas de mayor estatura en épocas antiguas. Otra teoría sugiere que los relatos de gigantes podrían ser una metáfora para describir líderes poderosos o seres divinos.

La existencia de gigantes mencionados en la Biblia y otros libros sagrados sigue siendo objeto de debate y especulación. Mientras que las religiones pueden interpretar estos relatos de manera literal o simbólica, la ciencia no ha encontrado pruebas sólidas que respalden la existencia física de gigantes descritos en los textos sagrados. Es importante considerar que estos relatos tienen un propósito espiritual y moral, y que su interpretación debe tener en cuenta el contexto religioso y cultural en el que surgieron.

 

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