Naturaleza contraataca y nos devuelve la basura: “Las Bolas de Neptuno” El extraño mecanismo natural del mediterráneo que atrapa y devuelve millones de microplásticos
Un estudio pionero en Scientific Reports cuantifica por primera vez la capacidad de las praderas marinas para limpiar activamente los fondos marinos, ofreciendo un rayo de esperanza en la lucha contra la contaminación por plásticos.
En las costas del Mediterráneo, un fenómeno natural milenario conocido como “bolas de Neptuno” ha intrigado durante siglos a marineros y bañistas. Estas esferas orgánicas, formadas por la acción de las olas sobre los restos de praderas marinas, han sido utilizadas por el hombre desde la antigüedad con diversos fines. Hoy, la ciencia moderna les ha descubierto una función crucial e inesperada: actuar como un ingenioso sistema de limpieza oceánica, capturando y expulsando hacia la costa millones de fragmentos de contaminación plástica.
El Estudio: Develando un Misterio Ecológico
La investigación, publicada en la prestigiosa revista Scientific Reports, partió de una premisa clara: mientras existe consenso en que el fondo marino actúa como un sumidero final para los plásticos, se sabe muy poco sobre los procesos naturales que pueden devolverlos a tierra. Con el objetivo de arrojar luz sobre este misterio, un equipo de científicos de la Universidad de Barcelona se centró en el análisis de estas bolas fibrosas varadas en las playas de Mallorca, España.
Tras un meticuloso examen de decenas de estas formaciones, los investigadores descubrieron que no se trataban simplemente de conglomerados de fibra vegetal. En su interior, albergaban una carga tóxica y sintética: una alta concentración de microplásticos, incluyendo fibras de textiles, fragmentos de objetos más grandes y partículas de films plásticos.
El Proceso: De Pradera Submarina a Filtro Natural
El mecanismo es tan elegante como eficaz. Las praderas de Posidonia oceanica, declaradas Patrimonio de la Humanidad, crean vastos bosques submarinos que actúan como una densa barrera. A medida que las corrientes marinas transportan microplásticos, estos quedan atrapados entre las largas hojas de la planta. Anualmente, en otoño, la pradera se renueva y libera sus hojas viejas.
Es entonces cuando la magia de la física entra en juego. El movimiento de las olas enrolla y compacta estos desechos vegetales, formando las conocidas bolas de Neptuno y, en el proceso, encapsulando los plásticos que habían quedado atrapados. Finalmente, las corrientes y el oleaje se encargan de depositar estas bolas cargadas de contaminantes en las playas.
Cifras de una Limpieza Silenciosa
El hallazgo más impactante del estudio es la capacidad de escala de este proceso. Los investigadores lograron cuantificar el fenómeno, estimando que, solo en el mar Mediterráneo, las praderas marinas podrían estar atrapando y removiendo hasta 900 millones de fragmentos de plástico anualmente. Esta cifra convierte a las praderas de posidonia en uno de los sumideros de microplásticos más activos y eficientes identificados hasta la fecha.
Este descubrimiento posiciona a las bolas de Neptuno no como una simple curiosidad de la naturaleza, sino como un actor vital en la salud de los ecosistemas costeros. Representan un aliado inesperado en la mitigación de un problema global que vierte más de 15 mil millones de kilos de plástico a los océanos cada año.
Sin embargo, los científicos son claros al señalar que este no es motivo para la complacencia. Anna Sánchez-Vidal, autora principal del estudio, lo describe como “una forma que tiene el mar de devolvernos la basura”. Es un recordatorio poderoso del ciclo perpetuo de la contaminación y de la urgencia de abordar el problema desde su origen: la producción y el consumo desmedido de plásticos. La naturaleza, con su ingenio, está haciendo su parte. La responsabilidad de cortar el problema de raíz sigue, irrevocablemente, en manos humanas.