Nuestra obsesión por Internet podría impedirnos encontrar vida extraterrestre

Los astrónomos han expresado su preocupación de que grandes grupos de satélites puedan alterar nuestra capacidad de observar las estrellas desde la Tierra y buscar vida más allá de ella.

En septiembre se lanzó a la órbita terrestre baja (LEO) el BlueWalker 3, un prototipo de una constelación de más de cien satélites para comunicaciones móviles.

Las observaciones realizadas pocas semanas después del lanzamiento mostraron que el satélite se encontraba entre los objetos más brillantes del cielo.

Varias empresas están planeando lanzar ‘constelaciones’ de satélites: grupos de potencialmente cientos de satélites que pueden ofrecer servicios móviles o de banda ancha en cualquier parte del mundo, siguiendo los pasos de Starlink de SpaceX y OneWeb de EutelSat.

Sin embargo, estos satélites deben estar en órbita terrestre baja y pueden ser relativamente grandes, por lo que su potencial para alterar las observaciones del cielo nocturno es motivo de preocupación.

Para comprender mejor sus efectos en la astronomía, un equipo internacional de científicos dirigido por astrónomos de la Unión Astronómica Internacional inició una campaña de observación.

Como parte de esta iniciativa, se contribuyeron observaciones tanto profesionales como de aficionados de todo el mundo, desde sitios en Chile, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Países Bajos y Marruecos.

Los datos recientemente publicados muestran que el brillo del BlueWalker 3 aumentó abruptamente cuando su conjunto de antenas se desplegó por completo.

Con 64 metros cuadrados, es el sistema de antena comercial más grande jamás desplegado en órbita terrestre baja.

En el estudio, publicado en la revista Nature, los investigadores calcularon la trayectoria del satélite a lo largo del tiempo, comparando la trayectoria prevista con las observaciones recopiladas. Esto les permitió evaluar la precisión de las predicciones y cómo ésta puede cambiar debido a factores como la resistencia atmosférica.

Sin embargo, atenuar el brillo del satélite es difícil más allá de enmascarar su posición y perder datos de esa parte del cielo.

Además de las observaciones visibles, BlueWalker 3 también podría interferir con la radioastronomía, ya que utiliza longitudes de onda cercanas a las que utilizan los radiotelescopios para observar el universo y escanear los cielos en busca de signos de vida extraterrestre.

Si bien algunos telescopios están ubicados dentro de zonas radio silenciosas designadas, las restricciones vigentes para preservar estas áreas actualmente solo se aplican a los transmisores terrestres, por lo que no están necesariamente protegidos de la transmisión por satélite.

La interferencia de estos satélites en las observaciones astronómicas podría obstaculizar gravemente el progreso en nuestra comprensión del cosmos.

Es posible que los efectos no se limiten a las observaciones terrestres. En un estudio realizado a principios de este año, se descubrió que casi el 3% de las imágenes del Hubble contenían rastros de satélite .

Como resultado, los expertos han pedido que se consideren sus efectos secundarios y recomendaron esfuerzos para minimizar su impacto en la astronomía.

 

metro

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